Siempre me ha gustado comer. Donde nací, Galicia, la comida es un estilo de vida, y no hay ninguna celebración importante que no se complete con una buena comida o cena, de esas en las que sabes cuando te sientas pero no cuando te levantas.
Dicho esto, una de la razones por las que me fui de Galicia hace más de 20 años fue gastronómica, ya que en una ciudad como Coruña, en la que nadie es forastero y que siempre ha presumido de espíritu abierto y cosmopolita, no había ni un sólo restaurante japonés o indio, e incluso recuerdo que un estupendo restaurante francés que abrieron tuvo que reconvertirse a gallego unos meses después. Incluso los restaurantes chinos ofrecían platos con patatas, algo que no he vuelto a ver en ningún lugar del mundo.
Por suerte eso ha cambiado mucho, y ahora ya se puede disfrutar de una cocina internacional, de fusión, y por supuesto, de una buena laconada, mariscada o empanada gallega, como siempre. En mis primeros años en Madrid disfruté mucho saltando de país en país en forma de restaurantes indios, tailandeses, japoneses, franceses, mexicanos, peruanos, brasileños, coreanos, chinos, armenios, nepalís, portugueses, suecos, marroquíes, y por supuesto españoles.
Mi trabajo me llevaba por medio mundo, y descubrí que en algunos sitios como Gran Bretaña, la mejor comida suele ser la india o paquistaní, y que la gastronomía real de un país muchas veces no se ve reflejada en los restaurantes de esa nacionalidad por el mundo adelante. La mayoría de los restaurantes chinos en España sirven lo mismo, porque sus dueños son de Qingtian, en la región de Zhejiang.
Si consideramos que China tiene casi 10 millones de K2, casi 20 veces el tamaño de España, decir que conoces la comida china por ir frecuentemente a un restaurante chino en España sería como decir que conoces la gastronomía española porque comiste paella una vez.
Desde que comencé el proyecto de Vagamundos en 2000, una de las cosas que más he disfrutado en estos años ha sido la posibilidad de pasar meses en diferentes países y poder probar in situ un poco de todo. Un mango nunca sabrá en España igual que un mango en Venezuela, Brasil o Tailandia.
Siempre que puedo como en los mercados, porque para mi la comida es cultura, y el mejor lugar para apreciar la cultura de calle de un país es en el microcosmos de los mercados, sobre todo en el tercer mundo, donde cuando pides algo muchas veces ves que el del chiringuito o restaurante cruza la calle para comprar en el mercado lo que has pedido y cocinarlo al momento para ti.
Hace tiempo que descubrí que mis twits más retwiteados y mis fotos más comentadas en Facebook siempre son las de un plato exótico que publico, y la gente me preguntaba por el nombre, los ingredientes y su sabor. Por eso a finales de 2012 me animé a abrir un blog de cocina y gastronomía que busca sobre todo acercar las cocinas del Mundo a los lectores hispanos.
Se llama Recetasdemundo.com y es un blog colaborativo, en el que se recopilarán recetas de todo el mundo, eventos gastronómicos, reseñas de restaurantes, y concursos de recetas como el que ahora mismo tenemos en marcha, en el que puedes participar con esa comida que te gusta tanto, ese plato de tu país que te gustaría enseñar al mundo, o esa receta inventada que te llevará en unos años al Olimpo de la gastronomía mundial.
Mientras tanto, yo os seguiré contando mis viajes en vagamundos y una parte muy importante de ellos, la gastronómica, en Recetasdemundo.com, y dando recomendaciones para poder viajar y comer a buenos precios.
¡Hasta Pronto!
Carlos, desde Madrid, España, 8 de febrero de 2013.
Cada vez que pruebo un plato nuevo en alguna ciudad en la que no haya estado siempre me agarra una especie de angustia existencial pensando en todos los platos de esa misma cultura que no probaré jamás. Ok, tal vez lo de angustia existencial es exagerado :D, pero sí es verdad que me quedo pensando en qué otras cosas tendrán para ofrecer y me estaré perdiendo. Supongo que es algo que, inevitablemente, nos pasa a todos.
Un saludo!