Viajar para Vivir

Se acerca el día 31 de diciembre de 2003, fecha en que comienzo en Lima, Perú, la cuarta etapa de «la vuelta al mundo en 80 cybercafés«, y como siempre los primeros síntomas han llegado, llevo la sonrisa «planchada» de oreja a oreja, los pies bailan solos, los ojos tienen un brillo especial y los sapos en el estómago empiezan a juguetear.

Gran parte de los emails que recibo en vagamundos tienen un denominador común, en ellos me preguntan por qué viajo tanto, quieren saber qué consigo viajando y me preguntan cómo se puede vivir de ello. A ninguna de las preguntas puedo responder claramente, porque son planteamientos que ni yo mismo me he hecho, viajo porque es lo que más me gusta, me enriquezco como persona, y vivir de ello es algo así como descubrir la piedra filosofal.

Intentando poner en orden algunos conceptos, con la ayuda inestimable de otros viajeros literarios, he reunido a modo de decálogo 10 frases y una coda que para mí reúnen la esencia del Viaje con mayúsculas. Cada una de ellas es una pieza de un puzzle que una vez armado seguramente nos sorprenderá.

Creí que era una aventura, pero en realidad era la vida. Joseph Conrad

Esta frase enlaza con el título del diario; generalmente disociamos completamente nuestra vida cotidiana, sedentaria, de las vacaciones, viajeras, pero son 2 mundos que no se tocan, son compartimentos estancos, desgraciadamente para mucha gente son 11 meses de sufrimiento por uno de felicidad. Para mí el viaje es una forma más de vivir, lo vivo no como un paraíso artificial sino como una cotidianedad en la que no cabe la rutina.

Joseph Conrad era marino mercante, su trabajo le llevó a destinos como el río Congo, y las experiencias allí vividas le sirvieron para escribir «El corazón de las tinieblas», libro que inspiró a Coppola para «Apocalypse Now»; tanto el libro como la película son un viaje al fondo de la mente y el alma humana allá en los límites, pero Joseph Conrad tenía muy claro que sus aventuras no dejaban de ser Vida, eso sí, en mayúsculas.

La felicidad tiene muchos rostros. Viajar es uno de ellos. José Saramago.

José Saramago sabe mucho de viajes y exilios, ya que su compromiso con la libertad le obligó a dejar su país, Portugal, cuando los aires de libertad aún no habían llegado allí. Creador de un universo muy personal, es un referente ético en tiempos en los que la ética ha sido devorada por la estética. El premio Nobel de Literatura que recibió fue un premio justo para un hombre que no tiene precio.

No hay que mitificar los viajes, la felicidad se puede alcanzar de muchas maneras; yo la consigo en plenitud viajando, y por eso paso gran parte de mi vida haciéndolo, pero también puedo sentir una felicidad absoluta en casa, viajando alrededor de mi habitación, parafraseando el título de un gran libro, «Expedición nocturna alrededor de mi cuarto», de Xavier de Maistre.

A quienes me preguntan la razón de mis viajes les contesto que sé bien de qué huyo pero ignoro lo que busco. Michel Montaigne

Michel Montaigne, ensayista francés de origen español, descendiente de una familia de sefardies que escaparon de la persecución a que se sometió a los judios, con 3 familiares quemados en la hoguera por cochinos (así es como se llamaba a los conversos que en secreto seguían practicando el judaismo), luchó toda su vida contra la injusticia y el integrismo religioso.

La huida es una razón perfectamente válida para viajar, y a mí me ha servido a veces para tomar distancia y perspectiva, y ayudarme al regreso a enfrentarme con mis «fantasmas». Ahora ya no huyo de nada, aunque sigo sin saber lo que busco, pero estoy seguro de que lo reconoceré cuando lo encuentre.

Los mejores pensamientos son los pensamientos caminados. Friedrich Nietzsche

Que el mejor filósofo del S. XIX haya escrito esta frase me parece razón suficiente para salir a airear los pies y sobre todo la mente caminando. A mí desde luego me ha funcionado siempre, sin ir más lejos la idea de vagamundos.net nació y maduró en 2 sendos viajes a la Patagonia y Thailandia en largas caminatas por sus maravillosos paisajes.

Nietzsche tuvo una vida al límite, catedrático de filología con 25 años, enfermo crónico y cuasi jubilado a los 35 años, acusado de antisemita, enfrentado a las autoridades académicas, internado en un psiquiátrico, peleado con su amigo Richard Wagner, al que también se acusó de antisemita, y sin duda hombre muy adelantado a su tiempo. Debió caminar mucho para hacer un obra tan completa y profunda, que no fue realmente valorada hasta un siglo después de su muerte.

Para viajar feliz hay que viajar ligero. Antoine de Saint Exupery

Antoine de Saint Exupery sabía mucho de ligereza, porque dedicó prácticamente toda su vida a volar; a los 26 años ya era piloto, pero su carrera fue muy corta, ya que con 44 años desapareció en un vuelo entre Córcega y la costa francesa, no se sabe si derribado por los alemanes, si tuvo un accidente, uno más de los muchos que sufrió en aquellos frágiles aparatos, o quizás voló sin descanso hasta el asteroide B612 para visitar al Principito, libro que había publicado unos meses atrás y que contiene muchos niveles de lectura, creo sinceramente que nunca se ha podido condensar tanta sabiduria y contarla de una manera tan sencilla como en El Principito.

La ligereza de la que habla Saint Exupery no se refiere principalmente al equipaje, aunque también es importante que éste no sea un lastre, como una cadena y una bola atada al tobillo del presidiario, sino a la mochila cargada de miedos, prejuicios, opiniones preconcebidas, noticias en medios de comunicación, etcétera, que debemos dejar en casa antes de un viaje para poder ver con un mirada inocente y nueva todo lo que se despliega ante nuestros ojos.

Nunca se va tan lejos como cuando no se sabe dónde se va. Oliver Cronwell

Oliver Cronwell fue líder del partido de los puritanos y uno de los personajes más importantes de la revolución inglesa, responsable del aplastamiento en 1649 de los rebeldes irlandeses que buscaban la independencia. Sin conocer su vida a fondo, esta frase, que es una de mis favoritas, no parece la más adecuada para un político, militar y estratega británico, pero ya se sabe de su excentricidad.

En mis viajes no suelo planificar más allá de donde alcance mi vista o lleguen mis pies ese día, y la sensación de libertad que eso me produce es impagable. En la etapa de 2003, después de pasar el fin de año y unos días inolvidables en Río de Janeiro, me presenté en la Rodoviaria, como llaman allí a la estación de autobuses, sin saber si mi recorrido por Brasil iría hacia el norte o al sur, tomé la decisión allí mismo, y no me pregunteis por qué, sencillamente tomé un bus a un destino. Libertad pura y dura, algo impagable.

No pido otra cosa: el cielo sobre mi cabeza y el camino bajo mis pies. Robert Louis Stevenson.

Stevenson falleció con 44 años, como Exupery, en la isla de Vailima, Pacífico Sur, a donde se había trasladado intentando mitigar la tuberculosis que minaba su salud. Tuvo una educación completamente clásica, estudiando ingeniería y leyes, pero su pasión por la literatura le pudo por suerte para los amantes de La Isla del Tesoro, La flecha negra, y otra obra, el extraño caso del doctor Jeckyll y mister Hyde (1886), que aunque parezca que no tenga nada que ver con la Isla del Tesoro, las 2 tratan sobre la eterna lucha entre el bien y el mal.

La frase elegido ejemplariza los últimos años de su vida, ya que en 1889 se trasladó a vivir a las islas Samoa. Los nativos le llamaban Tusitala, «el que cuenta historias». Allí murió en 1894, y fue enterrado en la cima de una montaña, con el cielo sobre su cabeza y él mismo se hizo camino.

Un viaje de mil kilómetros siempre empieza con el primer paso. Lao-Tse.

El creador del Taoismo fue uno de los grandes filósofos chinos, y su nombre significa Viejo sabio. El Taoísmo habla de tres fuerzas en el universo: una positiva, otra negativa y una tercera, conciliadora. Las dos primeras se oponen y complementan simultáneamente entre sí. Son el yin (negativa) y el yang (positiva). La tercera fuerza es el Tao, o fuerza superior que las contiene y equilibra, la fuente cósmica que originó la Creación.

Esta frase siempre me ha impresionado por su sencillez y la gran verdad que contiene; grandes gestas de la humanidad han comenzado con un primer paso, que podría ser el que dio Neil Amstrong al pisar la luna por primera vez, o el que dio Sidarta, luego conocido como Buda, cuando dejó los lujos que lo rodeaban y decidió salir a conocer el mundo real.

Sin intentar compararme, por supuesto, los 1.400 km. y 1.800.000 pasos que di en el Camino de Santiago empezaron con un primer paso el 8 de setiembre de 2003 en la Torre de Hércules de A Coruña, y terminaron 69 días más tarde en el Cabo Fisterra, y los 1.799.998 restantes los viví igual de intensamente que el último.

Para ver el mundo en un grano de arena, y el paraíso en una flor silvestre, toma el infinito en la palma de la mano, y la eternidad en una hora. William Blake

William Blake fue un poeta inglés del S. SVIII llamado «El loco», creador de una mitología propia, intrincada y de gran fuerza que complementó con unos grabados que anticipan a otro gran loco, Dalí. Su obra es profética y de difícil entendimiento, son muy famosos sus proverbios del infierno, esta es una perla: «Las horas de la locura las mide el reloj, pero ningún reloj puede medir las horas de la sabiduría», será que se me paró el reloj o no me llega la sabiduría, pero no lo capto.

El nombre del grupo The Doors se tomó de uno de sus versos, «Si las puertas de la percepción se purificasen, cada cosa aparecería al hombre como es, infinita».

En todo caso la frase que ilustra este decálogo me parece absolutamente genial, habla de la capacidad del ser humano para sintetizar y entender el mundo que nos rodea.

Viajamos buscando la belleza, pero no la encontraremos si no la llevamos con nosotros. Ralph Waldo Emerson

Ralph Waldo Emerson estudió Teología en la universidad de Harvard, siguiendo la tradición familiar, con 7 pastores de la iglesia unitaria en su familia, pero el corsé de la religión lo oprimía demasiado y la abandonó antes de cumplir los 30. Empezó a viajar por Europa (era norteamericano) y empezó a publicar poesía y ensayos muy originales, que le llevaron a abanderar el movimiento llamado del individualismo democrático y el Trancendentalismo. Quizá su libro más famoso es el ensayo «El sentido de la vida».

La frase aquí incluida es una de mis favoritas, porque habla del eterno equilibrio que tiene que haber entre lo que das y lo que recibes, no podrás conseguir amor verdadero si no eres capaz de darlo, y no encontrarás la belleza en el mundo si no se la entregas tú.

La vida es una larga peregrinación que siempre da vueltas, que siempre retorna al bosque austral, a la selva perdida. Pablo Neruda.

Con el maestro Neruda cerramos el círculo; el gran poeta, viajero, diplomático, y sobre todo Ser Humano dotado de una lírica y una sensibilidad apabullantes, nos cuenta en esta frase que la Vida es un largo viaje de regreso al útero materno, una peregrinación, que como la del Camino de Santiago, es un viaje hacia la esencia, la simplicidad, la belleza, la fuerza interior, el encuentro, la felicidad, la bondad, el yang y también un recorrido por el lado oscuro, el ying. Si el Viaje es productivo, encontraremos el Tao.

Cuando terminé el Camino de Santiago, uno de los pensamientos caminados que anoté en mi cuaderno decía: «En el Camino no he encontrado respuestas, pero he simplificado las preguntas». No me parece poca cosecha.

¿Qué piensas tú sobre Viajar y cómo te gusta hacerlo?. Me encantaría que dieras tu opinión añadiendo abajo un comentario a este diario.

¡¡ Hasta Pronto !!

Desde La Coruña, España

21 de diciembre de 2003