Tikal. El misterio de los mayas

El recorrido de 500 km desde Guate hasta Flores en autobús de lujo de 2 pisos me ha parecido como un viaje en primera clase de avión, incluso mejor, porque los asientos del bus están en el segundo piso, y en el primero hay salón de lectura y video, y bar; además hay una azafata que cada 5 minutos te va trayendo algo, una almohada, un refresco, un café, una manta; le digo que por favor me lo traiga todo junto, que pienso dormir lo antes posible; el no va más es cuando nos traen la cena, ¡¡ una hamburguesa !!.

Aún no hemos salido de Guate cuando ya estoy dormido, y hubiera seguido de un tirón hasta Flores si no fuera porque a las 2h30 am nos paran en un control de carretera, nos despiertan, y el poli sube a pedir pasaporte a 2 o 3 solamente; dan ganas de abuchearlo, pero pienso que peor sería despertar con la cara de un policía delante de ti, como me pasó en un tren en la Checoslovaquia de antes de la caída del telón, que me dio un susto de muerte.

No puedo volver a conciliar el sueño, y finalmente llegamos a Flores, una isla en el lago Petén conectada con tierra firme por un relleno de tierra, ahora asfaltado. Ha cambiado mucho desde la última vez que estuve hace 7 años, y la razón principal es que ahora el camino de 65 km a Tikal es una hora por carretera asfaltada, y antes era una pista infernal llena de barro.

En todo caso es recomendable que si venís a Tikal os alojéis en el mismo Tikal, porque es económico, y abren las ruinas a las 5 am, para que la gente pueda ver la salida del sol desde los templos; os garantizo que escuchar a los monos aulladores y la jungla despertándose hasta que sale el sol sobre los templos es una sensación increíble. Otra ventaja es que la masa de turistas llega a partir de las 7 am, aunque como Tikal es muy grande, siempre hay un lugar tranquilo para sentarse y reflexionar sobre el lugar donde estamos, y pensar en la vida de los mayas hace 1500 años.

Tikal ha sufrido varios procesos de transformación importantes desde que fue redescubierto por buscadores de caucho, que encaramados a los árboles en busca de ese preciado y costoso artículo en el s. XIX, vieron sobresalir por encima de la jungla los templos más altos, que en el caso del templo IV alcanza los 65 metros. En los años 60 la universidad de Pensilvania financió varios años de trabajos, dándole forma al Tikal que se ha visto hasta ahora, en que la ayuda internacional, especialmente la española les ha permitido acometer la restauración de varios templos importantes, como el I y el V.

Al principio se pensó que Tikal tenía un significado principalmente religioso, pero luego se descubrió que el alineamiento de los templos era astronómico. Los mayas eran grandes matemáticos, y su calendario fue el de mayor precisión hasta la implantación del calendario gregoriano, que es por el que nos regimos ahora. Estaba formado por años o Tunes de 360 días, agrupados en ciclos de 20 años llamados Katunes, que a su vez eran parte de un ciclo de 20×20 igual a 400 años llamado Baktun.

Otra ciencia en la que destacaron los mayas fue la ingeniería, porque Tikal llegó a tener 90.000 habitantes, y os podéis imaginar lo complicado que es abastecer a esa cantidad de personas en medio de la jungla, pero los mayas construyeron un embalse aprovechando una depresión del terreno, y un complejo sistema de canalizaciones de agua.

Subir a todos los templos accesibles de Tikal sólo está al alcance de gente en buena forma, de hecho la Cruz Roja Guatemalteca tiene varias tiendas de campaña de atención, ya que entre el calor, los escalones altísimos de las pirámides y su altura, agotan a cualquiera. Por suerte el camino entre los templos suele estar cubierto por la vegetación, y es frecuente ver animales como coatis, comadrejas, monos, tucanes, y al atardecer, cuando la horda de turistas se ha ido, ciervos por su plaza principal buscando restos alimenticios de la visita humana.

El diseño de Tikal es en torno a una plaza principal orientada de Este a Oeste, con 2 templos casi iguales en esos 2 extremos. Cerca se encuentra el templo numero 3 o del Jaguar, inaccesible por su peligrosidad, y a unos 400 metros el templo IV llamado de la serpiente bicéfala. Otras estructuras muy interesantes son el Mundo Perdido, con el Palacio de las Ventanas y los 7 templos. El templo V está ahora mismo en pleno proceso de restauración.

Tikal es uno de los pocos lugares del mundo que tiene tanto la categoría de Patrimonio de la Humanidad como de Monumento de la Humanidad, por su valor arquitectónico, cultural y ecológico. Lo que me ha extrañado es que el ejército está patrullando continuamente por las ruinas, y es fácil verlos aparecer entre la jungla con sus uniformes de camuflaje y sus enormes armas en la mano listas para ser usadas.

Otra cosa que me ha extrañado, es que todos los japoneses que he visto, además de llevar camisa y pantalones largos, llevaban guantes y grandes sombreros o pañuelos que cubrían sus rostros, como si estuvieran preparando un atraco; a lo mejor el agujero de ozono se ha abierto encima de Tikal y yo sin enterarme, realmente los japoneses siguen siendo una nación enigmática para mí.

De regreso a Flores, me refresco con la brisa del atardecer en una terraza al lado del lago, pero como os comentaba, han aparecido los turistas en masa, y con ellos las malditas motos acuáticas y las alarmas de coches que se disparan. Por la noche veo una procesión en la que sacan a Jesucristo en andas; aunque el pueblo es pequeño, está muy bien organizada, el Cristo lleva iluminación eléctrica, y cuando miro cómo lo hacen, veo que detrás de la imagen llevan un generador diésel con ruedas, con un cable largo que va dando la corriente.

Mañana me voy a Belice, donde pienso bucear de nuevo, a ver si finalmente consigo encontrar mi sirena, o en su defecto un delfín o un tiburón.

¡¡ Hasta Pronto !!

Desde Flores, 10/04/2001

 

Tikal. Guatemala