¿Dónde coño está Belice?

Cuando estuve hace 7 años en Belice, me hizo mucha gracia una camiseta que vendían con la frase escrita que titula este diario (en inglés, where the hell is Belize?), y efectivamente cuando regresé a España y decía que había estado allí, invariablemente la pregunta de casi todo el mundo era esa. Los que sí lo conocen bastante bien son los buceadores, ya que Belice posee la segunda barrera coralina más larga del mundo, después de la australiana, y algunos de los lugares de buceo más famosos, como el Blue Hole.

Belice tiene fronteras con Guatemala y México, y es el único país de Centroamérica que no tiene el español como idioma oficial, si no el inglés, aunque casi todo el mundo lo habla, en parte por el turismo que viene de sus países vecinos, y en parte porque aunque en sus últimos siglos fue colonia británica, también perteneció a España largo tiempo. Menos mal que no circulan por la izquierda, porque sería una complicación añadida a la ya caótica circulación en Centroamérica. En la divisa de Belice, el dólar beliceño, luce la imagen de una reina de Inglaterra muy jovencita, probablemente el retrato es del día de su coronación.

Me he pegado un nuevo madrugón para intentar llegar temprano a los cayos de Belice desde Flores, ya que es Semana Santa y Belice es un destino turístico muy popular en la región. Tomé un minibús que salía de Flores a las 5 am, y que suponía me llevaría rápida y eficientemente, ya que pagas el cuádruple que en transporte público, pero una vez más se reafirma mi teoría de que sólo es un engañabobos de turistas; compré el billete en la oficina de la agencia, llamada Mundo Maya, porque había carteles en el pueblo diciendo que te podían engañar si comprabas el billete en la calle, y en realidad lo que quieren es tener el monopolio del engaño, ya que publican el precio, y a la hora de pagar es más porque dicen que están incluidas las tasas de frontera, lo que no es cierto.

El servicio además es pésimo, salimos tarde, a un chico australiano que se quedaba en Belmopan, la capital del país, le dejaron tirado en un cruce a 2 km, y a una colombiana que cambiaron de bus le dejaron su equipaje olvidado en el primer bus. Así que ya sabéis, si viajáis a Guatemala, no utilicéis la agencia MUNDO MAYA, que debería llamarse MUNDO MORRALLA.

Llego a Belice City a mediodía con mucho calor, y tomo una lancha rápida al cayo Ambergris, de donde salen los barcos para las mejores inmersiones, junto con el cayo Caulker, llamado así porque era utilizado para calafatear (caulk en inglés) los barcos. Las lanchas me recuerdan a las planeadoras que se utilizan en Galicia para contrabando de tabaco y otras drogas, ya que poseen 2 y hasta 3 motores de 200 CV, que te hacen literalmente volar sobre el agua, aunque esta va sobrecargada de turistas y su velocidad es menor.

Después de una hora en la que los de popa se han pegado una buena mojada (lo recordaba, así que me coloqué en el centro de la lancha) porque hace bastante viento, llegamos al Cayo Ambergris (Ámbar Gris en español, esa preciada sustancia extraída de la ballena), y compruebo desolado otra de mis teorías, y es que si un lugar te ha gustado mucho, normalmente es mejor no regresar, porque invariablemente te decepcionas, lo que antes era un relajado sitio con una sola calle de arena y sin vehículos (sólo silenciosos carritos de golf eléctricos), se ha convertido en una sucesión de hoteles, restaurantes, discotecas, bancos y tiendas de buceo para atender a la masa de turistas, y hasta oigo un claxon de coche y veo motos de agua, algo impensable la última vez que estuve. Por supuesto, los precios son turísticos.

Como pienso ir a un viaje de buceo de varios días no me preocupo demasiado, ya que sólo estaré una noche aquí, pero creo que mi buena estrella, inseparable compañera, se ha tomado también vacaciones de Semana Santa, porque hace mucho viento, y me comentan que es probable que se suspenda el viaje, que incluso no están haciendo salidas al arrecife local porque el mar está muy turbio.

Paso el resto del día paseando por la isla, que en su lado más estrecho sólo tiene unos 300 metros de ancho, y en un lado está la playa de arena blanca, y en el otro los manglares, bastante habituales en Belice, pero que están sufriendo el impacto ecológico de la masa de turistas. Ceno a base de pescado, en una de las variantes que a mi más me gusta, que es con curry y leche de coco, y el postre es un delicioso flan de piña.

Me retiro pronto porque a las 6 am me confirmarán si se cancela la salida de buceo o no, y porque después de tomarme una cerveza en un bar donde están tocando reggae en vivo lleno de rubias de cerebro espongiforme (que me perdonen las rubias que no lo tienen), y de Action Man testosterónicos, confirmo que definitivamente este no es mi ambiente.

El día amanece ventoso, y el sol sale con fuerza a las 5h30 am, me doy un paseo por la playa hasta el centro de buceo para confirmar lo que ya sospechaba por el viento que inclina las palmeras, y ante la perspectiva de quedarme la Semana Santa atascado en Belice rodeado de turistas, ya que además el Viernes Santo no hay transporte público ni otra actividad «de riesgo» por ser Viernes 13, decido irme de San Pedro y dejar pospuesto mi sueño de bucear en el Great Blue Hole, un agujero de hasta 145 m de profundidad y 400 de diámetro que antes era una gruta terrestre cuyo techo se desplomó a causa seguramente de un terremoto, creando una dolina que posteriormente se inundó, por lo que ahora sólo se puede visitar buceando si se quiere uno admirar de sus estalactitas, estalagmitas y columnas de piedra calizas submarinas.

¡¡ Hasta Pronto !!

Desde San Pedro. Ambergris Caye, 13/04/2001