La aventura por el Chicamocha, que había comenzado el día anterior con una caminata, más bien un descenso vertiginoso entre Villanueva y Jordán, nos llevaría en los dos días siguientes por el curso del río Chicamocha, que en marzo llevaba poca agua, turbia y de color tierra porque había llovido los días anteriores. Me levanté al amanecer, y antes de desayunar bajé al río para ver de cerca parte del recorrido que haríamos en las balsas, concretamente el chiflón o túnel de roca donde el río se estrecha y por lo tanto el caudal se acelera para poder absorber el gran volumen de agua que porta. El desayuno en Shangrilá fue delicioso y muy completo, con arepas, zumo natural y un buen café colombiano, como era necesario para el largo día que se nos presentaba por delante, donde quemaríamos unas cuantas calorías a ritmo de palada de remo. De Shangrilá nos fuimos caminando a Jordán, un pueblo que da la sensación de haber sufrido una hecatombe, ya que gran parte de sus casas están en ruinas, y sólo viven unas 50 personas, que carecen de la mayor parte de servicios, ya que no hay agua corriente, alcantarillado, y sólo existe un teléfono público. Hay…