Pushkar, el Mercadillo de la Fe
Llegué a Pushkar desde Bundi y el contraste no pudo ser más grande. Aunque los 2 lugares son pequeños, Pushkar ha sido descubierto hace tiempo por el turismo occidental y está lleno de restaurantes, hoteles, tiendas, y servicios variados.
Pero no es un turismo cualquiera, ya que Pushkar es una ciudad sagrada para el hinduismo, y muchos occidentales llegan atraídos por eso, en busca de una espiritualidad que, cuanto más viajo por la India, menos encuentro.
Lo que he encontrado por ahora es europeos a la búsqueda desesperada de un gurú, una fe, una religión, pero casi siempre mirando hacia fuera, y nunca a su interior.
Van de ashram en ashram probando con Sai Baba, el gurú que se peina como Michael Jackson a los 15 años, Amma, la santa de los abrazos, y Osho, el místico que replicó las 3 pirámides de Giza en India, y otros cientos de variantes más o menos populares.
En Pushkar la gente te cuenta cómo les fue en su meditación o retiro espiritual como si te estuvieran contando una película, y por la ciudad hay pegados cientos de carteles ofreciendo cursos de yoga, meditación, medicina ayurvédica, e incluso la curación del sida.
Hasta vi un carro con megafonía que anunciaba en perfecto castellano la llegada de 2 gurús desde Perú.
Por otro lado, la competencia entre restaurantes y hoteles es tan fuerte que se roban literalmente los nombres, y creo que vi hasta 3 restaurantes Sai Baba, y no son de la misma cadena, porque fui a uno y me dijeron que el de ellos era el original. Los otros dicen lo mismo.
Cualquier producto exclusivo para occidentales, como el papel higiénico, tiene un precio astronómico, ya que me pedian 1 euro por un rollo, y después de mucho regatear conseguí bajarlo a la mitad. Los sitios más económicos son los que ponen «israeli food».
la razón principal por la que Pushkar es sagrado es porque según los hinduistas, fue creado cuando una flor de loto cayó de las manos de Brahma, el creador del universo.
Se cree que el lago es tan viejo como la creación, y un baño en sus aguas supone buenos augurios.
Yo no me bañé porque hay que ser muy creyente para meterse en un agua bastante sucia y con olores no precisamente a loto, y en todo caso de traerme algo serán malos augurios.
Fui a uno de los ghats, las escalinatas donde la gente hace sus abluciones, un hombre me dio una flor y me indicó que la tirara al lago; lo primero que hice fue preguntarle si era gratis, porque en sitios como Pushkar no ven a la persona, sino al símbolo del dólar. Me dijo que sí.
Cuando me acerqué al lago a tirarla me dijo que hacía falta una invocación para que me trajera buena suerte, le pregunté si la invocación también era gratis, y ahí ya me dijo «donación».
Fascinado por su estrategia de marketing, le dejé seguir y empezó una
larga letanía, añadiendo más flores a la que yo tenía en la mano, mientras yo calculaba lo que me iba a pedir al final, y antes de terminar continuó la letanía como si tal cosa diciendo: «unos dan 10 dólares o euros, otros 20, otros 50», como recitándome la lista de precios, y finalmente me ató un cordel en la muñeca.
Le di el equivalente a un euro, y me miró como si acabara de insultar a todos los dioses del hinduismo, que son unos cuantos millones, y empezó a protestar.
Le dije que una donación era una donación, que había cambiado de opinión y le quité el billete de la mano, mostrándole la muñeca para que me quitara el cordel.
Entonces ya no le pareció tan poco (en India se come, se duerme, o se viaja en bus 3 horas con 1 euro), pero le dije que la próxima vez que fuera a engañar a un turista se lo pensara 2 veces, y me fui. Mi hindi todavía no alcanza a los insultos y maldiciones, pero por el tono seguro que soltó algunas.
El lago tiene en total 52 ghats, de hecho está completamente rodeado por ellos, y las calles que lo cincurvalan son las más comerciales.
Una de las ventajas de tanta competencia es que en temporada baja los precios del alojamiento y demás servicios bajan mucho, por 1 euro tenía hasta 5 horas de Internet, y el precio de mi habitación bajó a 2 euros con un mínimo regateo.
La ciudad está rodeada por colinas en tres de sus lados, y en el cuarto está el desierto; esto último es la otra razón por la que Puskhar es famosa, la feria anual de camellos, que en el 2007 será del 21 al 24 de noviembre, en el mes de Kartik.
La mayoría de las festividades en la India siguen el calendario hinduista o lunar, por lo que cambian cada año.
Aparte de la feria en sí, en la que se comercia con camellos, caballos, cabras, ovejas y vacas, hay cientos de puestos donde se puede comprar de todo: «fundas» para tunear el camello, todo tipo de artesanía y para las mujeres puestos de venta de saris, joyas, tatuajes y pintura de hena.
Por supuesto que además hay concursos de belleza de camellos, ricamente ornamentados, carreras de camellos, y uno bastante tonto que consiste en ver cuantos pasajeros aguanta un camello hasta que se cansa e hinca rodillas en tierra, tirando al suelo a los pasajeros que se agarraban a los lugares más inverosímiles del camello.
El último día de feria coincide con el plenilunio, y de noche el lago se llena de ofrendas flotantes que llevan flores y velas de aceite, para pedir un feliz viaje de regreso y retornar al año siguiente a la feria.
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¡¡ Hasta Pronto !!
Carlos
Desde Junagadh, Gujarat, 11 de febrero de 2007
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