El Solsticio de Verano y las Fiestas de San Juan en La Coruña

Los lectores de vagamundos sabeis que las etapas de la «vuelta al mundo en 80 cybercafés» las suelo comenzar pasando el fin de año en un lugar especial, y las termino retornando al hogar a tiempo de disfrutar de las fiestas de San Juan en La Coruña; en 2001 disfruté de un atardecer espectacular y la última puesta de sol de la Península, a las 22h15, y después pasé una noche mágica con 100.000 coruñeses volcados en las playas y el paseo marítimo. En el 2002 aterricé el mismo día 24 de Junio después de 30 horas volando desde Australia, a tiempo de ver sólamente «los restos del naufragio» en la playa de Riazor en forma de sofás abandonados, restos de hogueras, y algunos noctámbulos rezagados que se mezclaban con los bañistas en la playa.

El sol apareció justo al ponerse a las 22h15, para despedirse

El sol apareció justo al ponerse a las 22h15, para despedirse

Este año, como interrumpí el viaje por el accidente que tuve en Chiloé, tuve tiempo de sobra para preparar la fiesta, y además he realizado un reportaje de vídeo que inaugurará una nueva etapa multimedia en vagamundos, además del tradicional reportaje fotográfico que podeis ver con un click.

Muchas cosas han cambiado en la Coruña y en mi vida en estos últimos años, y en ambos casos creo que para bien. La Coruña es hoy una ciudad más abierta al mar, con el paseo marítimo más largo de Europa, y un tranvía turístico, que casi va tan lento como el caracol de vagamundos, recorre gran parte de su litoral, y la ciudad tiene hoy una vida cultural que echaba de menos cuando la dejé en 1989. En lo que a mi respecta, 3 años de viaje y 200.000 km. recorridos a ritmo de caracol por 3 continentes creo que me han hecho mejor persona, más flexible, tolerante, solidario y sobre todo humilde.

La bruja protectora de las meigas infantiles

La bruja protectora de las meigas infantiles

Pero hay cosas que no cambian, y también para bien; la tradición de alargar el día al máximo para evitar que las sombras nos invadan es tan milenaria como el miedo del hombre a la oscuridad, y las hogueras de San Juan nos dan un respiro efímero en un día que no se hace noche para disfrutar de una noche que al final es vencida por un nuevo día, el de San Juan, con la Coruña tiznada e impregnada del olor a humo y sardinas, con arena en los zapatos, jalipote en los pies y alguna quemadura en el corazón que cicatrizará con el tiempo, el mejor doctor.

2 guapos pajes

2 guapos pajes

Rescato casi sin cambios el diario escrito hace 2 años, porque nada de lo que escriba hoy podría mejorar lo narrado entonces. San Juan es una festividad milenaria que se celebra en todo el mundo, festejando el solsticio de verano (o de invierno en el hemisferio sur), y que en España tiene un sentimiento especial de alegría por cuanto supone la llegada del verano, la jornada contínua, las terracitas, y en general, la buena vida durante 3 meses. También es un rito muy asociado a todo lo mágico y brujo, en el País Vasco se celebran aquelarres, y en los Paisos Catalàs se celebra la nit del foc, sin olvidar la famosa reunión de Stonehenge, en Gran Bretaña, donde miles de personas se reunen en torno a los círculos de megalitos de piedra.

Galicia, como buena tierra celta, es quizá donde las fiestas de San Juan adquieren un tono más mágico, ya que se mezclan leyendas y tradiciones con las ganas de fiesta después de los largos y húmedos inviernos gallegos. Estamos en el Finis Terrae, la región mas occidental de España, y por ello el último lugar donde se pone el sol en el país, y después del ocaso, a las 22h15, las hogueras comienzan a encenderse intentando ahuyentar los miedos de la noche y el hecho de que a partir de San Juan los días serán cada vez más cortos, camino de un inexorable invierno que nadie quiere que llegue.

 

El humo y el fuego distorsionan y dan aspecto espectral a la gente

El humo y el fuego distorsionan y dan aspecto espectral a la gente

Dice la canción popular que es mejor entrar en La Coruña de noche que en el mismísimo cielo de día, y aunque parezca una exageración (nadie lo ha podido refutar, al menos nadie ha vuelto del cielo para negarlo), esta frase tiene sentido especialmente en la noche de San Juan, ya que prácticamente todos los coruñeses se echan a la calle, ya sea para celebrar en sus barrios las fiestas, o para realizar una ceremonia colectiva de purificación de fuego en las playas del Orzán y Riazor, donde miles de personas se congregan para preparar hogueras y comer las típicas sardiñas con pan y cachelos (patatas cocidas con monda), regadas con abundante vino ribeiro o, en las generaciones más jóvenes, con botellones de 2 litros de coca-cola con «aderezo». Para reposar, la gente lleva incluso sofás a la playa, que luego alimentarán los fuegos o quedarán como extraño mobiliario urbano hasta que los servicios de limpieza retiren las 50 toneladas de basura generadas.

Alguna de los cientos de hogueras que pueblan Riazor y el Orzán

Alguna de los cientos de hogueras que pueblan Riazor y el Orzán

Las meigas (brujas), están presentes en toda la iconografía gallega, y para espantarlas hay multitud de ritos; en las fiestas de San Juan de La Coruña recorre el paseo marítimo una carroza que lleva una bruja, en este caso buena, porque arropa a los niños y niñas meigas infantiles; la gente tiene que saltar 3 veces la hoguera para ahuyentar a las meigas. Otra leyenda dice que hay que sumergirse en el mar y saltar 9 olas, pero el frío Océano Atlántico decanta más a la gente por la primera opción, más calentita.

Otro rito es el de mujeres que vuelven del mercado portando un ramo de flores silvestres compuesto de artemisa, bieiteiro, espadaña, fiuncho, helechos, hierba de Santa María, malvarrosa, malvavisco, orégano, trovisco, verbena, rosas silvestres, entre otras, que servirá, una vez macerado en agua, para hacer abluciones al despertar el día 24, y conseguir ahuyentar cualquier mal, tanto del cuerpo como del alma. El ramo se deja secar, colgado al aire, para que durante todo el año espante del hogar a brujas, trasgos, demos y coruxos. Este año además se utiliza para espantar al jalipote que aún mancha nuestras playas y sobre todo nuestros corazones.

La falla ardiendo a medianoche rodeada de miles de personas

La falla ardiendo a medianoche rodeada de miles de personas

La medianoche es recibida con un gran castillo de fuegos artificiales, y seguidamente se quema la falla que este año llevaba un homenaje a los miles de voluntarios que vinieron a limpiar las playas a Galicia; los cientos de hogueras diseminadas por la enorme playa, dan un toque espectral a los cuerpos que se arraciman a su alrededor, ya sea bailando, saltando, comiendo sardinas con cachelos, o simplemente «romanceando». También hay otros ritos de fecundidad en la noche de San Juan, y no me extrañaría nada que fueran bastante efectivos después de lo visto.

La puesta de sol de San Juan en 2001 fue espectacular, con la torre del Millenium de fondo

La puesta de sol de San Juan en 2001 fue espectacular, con la torre del Millenium de fondo

Abandono la playa con el corazón lleno de alegría, volver a sentir el calor humano de mi tierra, oler el Océano Atlántico y ver su color azul cobalto tan diferente del turquesa del Caribe o Índico, pero igualmente hermoso, me recuerda que por mucho que viaje por el mundo, por maravillosos que sean algunos sitios que he visitado, y aunque siempre estoy con la mochila hecha y con los pies dispuestos a partir raudos, siempre habrá un lugar llamado Galicia que ejerce sobre mi una fuerza gravitacional que me acaba trayendo de vuelta, algo llamado en definitiva raíces; los que las tenemos no solemos darles importancia hasta que uno se encuentra por el mundo gente desarraigada que te mira con una envidia enorme por tener un «hogar donde regresar» cuando el polvo del camino te ciegue, las piernas no te respondan más, y el espíritu viajero te abandone momentáneamente.

¡¡ Hasta Pronto !!

Desde La Coruña, España