El Dalai Lama y su Hogar en Dharamsala
Dharamsala, una pequeña localidad en la parte india del Himalaya, sería uno más de los miles de bucólicos pueblos diseminados por las estribaciones de la cadena montañosa más alta del mundo si no fuera por un suceso que sucedió en 1959,: la huida de Lhasa del Dalai Lama Tenzin Gyatso, de 24 años, en protesta por la invasión del Tibet por China.
El 17 de noviembre de 1950 fue declarado jefe de gobierno tibetano. En 1954, junto con una gran cantidad de dignatarios tibetanos religiosos y civiles, viajó a Pekín para mantener conversaciones de paz con Mao, y en 1956 lo hizo a la India, donde pudo conocer al Primer Ministro Nehru, a quién le solicitó apoyo.
La crisis continuó y se provocó la primera rebelión en dos provincias fronterizas con China.
El 10 de Marzo de 1959 Lhasa se sublevó de nuevo para reafirmar su independencia.
Las manifestaciones fueron brutalmente reprimidas hasta la total ocupación del país.
Decenas de miles de tibetanos murieron en los bombardeos o fueron encarcelados.
Considerando que la única forma de liberar a su país de la opresión era que su palabra y su actividad no fueran acalladas, el Dalai Lama cruzó los Himalayas a pie, en un peligroso viaje que le llevó al exilio en India.
Unos 80.000 tibetanos le acompañaron, mientras Mao Tse Tung ponía en el gobierno del Tíbet al Panchen Lama al que sin embargo no consiguió manejar a su gusto y encarceló en 1964.
En 1963 se promulgó en Dharamsala la constitución democrática del gobierno tibetano en el exilio, que se basa en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Dharamsala, conocida como la Pequeña Lhasa, posee también instituciones culturales y educativas que buscan preservar la cultura tibetana, y sirve de capital en el exilio a 130.000 refugiados tibetanos que viven principalmente en la India, diseminados por varios estados.
El resto de tibetanos que escaparon de la ocupación china viven en Nepal, Suiza, Reino Unido, Estados Unidos, Canadá y hasta 30 países, donde han conseguido que el budismo tibetano haya dejado de ser una religión exótica y remota, y muchos occidentales han sido atraídos por ella.
Tenzin Gyatso, llamado simplemente Kundun (la Presencia), o Gyalwa Rinpoché (Precioso Vencedor) por el pueblo tibetano, es «el portador del loto», el XIV Dalái Lama del Tíbet.
Nació el 6 de julio de 1935 en Takster (Amdo), en el este de Tíbet, con el nombre de Lhamo Dondhup. A la edad de cinco años, fue proclamado encarnación del XIII Dalai Lama fallecido, llevado al palacio de Potala en la capital del Tíbet y oficialmente proclamado líder espiritual.
Para el budismo, un Buda no es un ser humano, sino que se ha convertido en un ser de otra orden a traves del nirvana (la iluminación).
Tenzin Gyatso dijo en cierta ocasión:
«Siempre he creído que es mucho mejor el tener una variedad de religiones, una variedad de filosofías, que una única religión filosófica. Esto es necesario dadas las diferentes disposiciones mentales de cada ser humano.
Cada religión tiene sus particulares ideas o técnicas, y el aprender acerca de ellas sólo puede enriquecer nuestra propia fe.
Aunque haya religiones diferentes, debido a distintas culturas, lo importante es que todas coincidan en su objetivo principal: ser buena persona y ayudar a los demás.»
También describió en una entrevista el supuesto proceso de muerte de una persona: «En el momento de la muerte, la mente es el estado más sutil.
En el proceso de muerte una transformación ocurre en la conciencia. Con entrenamiento, esta transformación puede ser estudiada en vida.
Obtener este estado antes que llegue la muerte es muy beneficioso para los budistas.
Tendría que tomar el menor esfuerzo posible como esta escrito en los textos esotéricos. Hay muchos métodos para alcanzar la luz sobre esto.
En la meditación po-wa, se entrena a salir y entrar al cuerpo a voluntad. Es esta posibilidad de separación de la conciencia y del cuerpo de un ser humano que llamamos nosotros la transformación.
Hay también otras técnicas para transferir la conciencia a otro cuerpo estando vivo.
Hay dos condiciones para esta realización:
debilitar las causas de las ataduras al cuerpo físico, es decir los cinco klesha y el karma por medio de la concentración, y contemporáneamente crece el conocimiento de los procedimientos de la mente, la manera como ésta se desplaza desde la región del corazón a través de los sentidos en dirección de los objetos, los conductos por los cuales circula y el vehículo a través del cual debe pasar cuando entra en el cuerpo y lo abandona es el Yoga clásico.»
Reting Rinpoché, el regente tibetano, dijo haber tenido un sueño.
Según él, soñó con un monasterio, una carretera, una casa con tejado azul, un perro y un pórtico con un niño sentado bajo él.
En 1937, unos monjes fueron enviados al Amdo para encontrar al nuevo Dalai Lama y encontraron en el poblado de Takser una casa con todas aquellas condiciones.
Aquella casa había sido visitada por la conciencia sutil del decimotercer Dalai Lama y ya había sido reconocido un tulku (maestro renacido) en la familia.
Los monjes de la comitiva se vistieron como mercaderes y Kewtsang Rinpoché el dignatario que encabezaba la expedición, como doméstico. Pero según cuentan, el niño lo reconoció y dijo que era «un monje de Sera», y dijo su nombre.
Como es costumbre, realizaron a continuación la serie de pruebas y exámenes, incluyendo la conocida del reconocimiento de pertenencias.
Según el libro Magia y Misterio en el Tíbet: «Una serie de objetos como rosarios, implementos rituales, libros, tazas de té, etc, se colocan juntos, y el niño debe elegir los que pertenecían al difunto tulku, lo que demuestra que reconoce las cosas que fueron suyas en su vida anterior».
A los cuatro años de edad fue ordenado monje budista y entronizado como XIV Dalai Lama del Tíbet.
Sus giras por el mundo en busca de una solución negociada con China y su optimismo y alegría de vivir le han hecho ganar la batalla de las relaciones públicas frente al gobierno chino, pero la batalla más importante, la del regreso al Tibet, del que se marchó hace casi 50 años, es una contienda de incierto final .
El 10 de diciembre de 1989 le fue concedido el Premio Nobel de la Paz por su resistencia constante al uso de la violencia en la lucha de su gente para recuperar la libertad, dando a conocer al mundo entero el Conflicto del Tíbet y la situación en su país.
Es miembro del Comité de honor de la Coordinación internacional para el Decenio de la no violencia y de la paz, y ha recibido decenas de doctorados honoris causa y otras condecoraciones:
La más reciente, la medalla de oro del Congreso de Estados Unidos, lo que ha desatado la furia del Gobierno chino.
Dharamsala no es un pueblo bonito, de hecho es bastante feo.
El lugar donde se ubica el gobierno tibetano en el exilio, 4 kilómetros hacia el norte y hacia arriba, McLeod Ganj, se encuentra a unos 1.770 mts de altura en un valle de bosques de pinos altos que asoman por entre los picos nevados del Himalaya como telón de fondo.
El ambiente es super tranquilo y relajado como no podía ser menos en un centro de espiritualidad budista, pero por otro lado, al ser la sede del gobierno tibetano en el exilio, hay una incesante actividad de tipo turístico y administrativo.
El momento álgido se produce cuando el Dalai Lama regresa de una de sus largas giras por el mundo; entonces sólo existen dos colores en McLeod Ganj, el amarillo azafrán y el granate de las túnicas de los monjes.
Se puede decir también que McLeod Ganj es una mini ONU porque hay gente de todo el mundo, de hecho encuentras múltiples agencias de viajes, tiendas y cibercafés; comes en restaurantes italianos, franceses, suizos, etcétera, de todo menos chinos, ya que es una palabra que produce repelús allí.
En muchas tiendas hay un cartel que dice «no vendemos productos made in china».
La gastronomía tibetana es otro de los alicientes de McLeod Ganj, ya que puedes saborear unos deliciosos momos, empanadillas más o menos picantes y más o menos vegetarianas que son baratísimas y muy nutritivas.
Los hostales de McLeod Ganj, que suelen tener restaurante, compiten por ofrecer los mejores momos, y después de varias ronda de degustación me quedo con los del hotel Snow Lion y del hotel OM, que tiene el aliciente de una impresionante terraza con vistas sobre el valle y los picos nevados del Himalaya.
En los alrededores de Dharamsala hay varios templos budistas, aislados entre árboles para preservar la paz, pero que acogen con cariño a los visitantes extranjeros.
Tuve la suerte de coincidir con una audiencia pública del Dalai Lama en Tsugla Khang, donde se encuentra el complejo del gobierno, el museo del Tibet, los principales templos y la sala de audiencias, pero era tal la marea humana que decidí quedarme en el exterior.
Como en todo el mundo, donde hay religión y espiritualidad hay siempre mendigos, y Dharamsala no podía ser una excepción.
Diseminados por la calle que baja hacía el complejo Tsugla Khang, decenas de mendigos indios, nunca tibetanos, se esfuerzan por ablandar el corazón del visitante.
Dharamsala está a unas 12 horas en autobús de Delhi, y al atardecer se agolpan en la carretera que sube a McLeod Ganj los autobuses, que no pueden entrar al pueblo porque las calles son demasiado estrechas, lo que obliga a los viajeros a descender, pertrechados con sus equipajes, a la búsqueda del «bus perdido».
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Si quieres saber más sobre el Dalai Lama y el budismo tibetano lee los artículos de wikipedia sobre Dharamsala, Tenzin Gyatso y budismo tibetano, visita la web oficial del Dalai Lama y en wikitravel en inglés tienes información sobre Himachal Pradesh y Dharamsala
Visita la web oficial de turismo de la India para saber más sobre el país.
¡¡ Hasta Pronto !!
Carlos
Desde La Coruña, 29 de diciembre de 2007
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