Adiós a Costa Rica con el Corazón

Mis últimos días en Costa Rica, después de una parada en San José, los paso en Playas del Coco, ya cerca de la frontera con Nicaragua, mi próximo destino. El autobús desde San José tarda 5 horas en llegar, que aprovecho para leer a fondo la edición dominical de El País (hay costumbres que se echan de menos), por la que he pagado un abusivo precio de 9€, con el agravante de que viene capado, sin El Viajante ni El Espectador, así que seguiré leyendo El País Digital cuando quiera enterarme de lo que pasa en España.

El buceo en Playas del Coco es uno de los mejores en el Pacífico, pero está visto que la fatalidad me persigue, porque después de la mala experiencia de Bocas del Toro en Panamá, aquí tienen marea roja, y la visibilidad es muy mala, sólo 7 metros, así que desisto, tendré nuevas oportunidades en Honduras, Belice y México. Por suerte estoy alojado en una cabaña con veranda frente al mar, y la vista sobre la hermosa bahía en forma de U, los cocoteros meciéndose suavemente con la brisa del mar, y las olas rompiendo justo enfrente con su armonioso sonido, me reconcilian enseguida con Playas del Coco, y me incitan a una reflexión sobre el mes que he pasado en Costa Rica.

Costa Rica tiene muchos motivos para la admiración, y uno sólo de ellos bastaría para ser la envidia del mundo, y es que en 1948 decidieron abolir el ejército, y utilizar principalmente el presupuesto militar para educación. Si pensamos que Costa Rica está en el centro de una de las regiones más inestables políticamente hablando del mundo (El Salvador, Nicaragua, Guatemala, Panamá son sus vecinos), la cosa tiene doble mérito. Uno de sus presidentes, Oscar Arias, obtuvo en 1987 el premio Nobel de la Paz por sus denodados esfuerzos por mantener la paz en la región, plasmados en su histórico «Plan de Paz«.

La educación en Costa Rica es pública, obligatoria y gratuita desde 1917, y la ecología es asignatura en todas las escuelas, lo que también pone a Costa Rica en la vanguardia de la protección medio ambiental. Se inculca a los niños un enorme respeto por la naturaleza, y he visto en pueblos pequeños, de menos de 500 habitantes, como se separa la basura para su posterior reciclaje en 4 diferentes contenedores. En el recorrido que hice en piragua por el P.M. Antonio Manuel, nuestro guía se bajó de la piragua al menos 10 veces para recoger latas y botellas de plástico que estaban en las márgenes del río.

La esclavitud fue abolida en 1823, y la última ejecución tuvo lugar en 1859. La pena de muerte fue oficialmente abolida en 1883, así que podemos decir que los Ticos nos llevan a los españoles al menos 100 años de adelanto en el respeto a los derechos humanos. Para completar este excepcional cuadro, el sistema de salud de Costa Rica es muy avanzado, y está basado principalmente en la prevención, con más de 2.000 centros de salud repartidos por todo el país. Su bajo coste lo convierte en destino de muchos extranjeros que al mismo tiempo que disfrutan de unas agradables vacaciones, se someten a tratamientos de cirugía estética, odontología, oftalmología, y geriatría, ya que cuenta con una colonia de jubilados, sobre todo de USA, bastante elevada. Costa Rica es el tercer país con más esperanza de vida del mundo.

Mi percepción previa era que Costa Rica tenía un turismo de alta calidad pero caro, y la realidad es que Costa Rica ofrece a cualquier tipo de viajero todos los niveles posibles de alojamiento, gastronomía , actividades, etc, y la cordialidad del tico es natural, no está basada en el «tanto pagas, tanto vales». El sentimiento que se va conmigo es que el valor de lo que me llevo es muy superior al precio que he pagado por ello.

!! Hasta Pronto !!

Desde San Juan del Sur, 14/03/2001

Costa Rica