Indonesia sufre una grave crisis económica y del sector turístico, y en vez de incentivarlo parece que no hace más que poner barreras, por la extraña política de visados, ya que a la mayoría de los occidentales nos dan 30 días de visado a la llegada al país, no ampliable.
Si quieres estar más tiempo en Indonesia tienes que salir y volver a entrar en el país.
Cuando estaba en Flores, me vi obligado a regresar al oeste para volar a Singapur y estar unos días en esta ciudad que se ha convertido ya en mi hub en Asia.
Mucha gente considera Singapur una ciudad aburrida y cara en la que sólo se puede hacer compras, pero nada más lejos de la realidad.
Si por aburrida se refieren a que es muy caro emborracharse, entonces sí que tienen razón.
Una cerveza en un bar no cuesta menos de 6 euros, pero se puede comer en los miles de chiringuitos chinos o restaurantes indios por 3 euros.
He conocido a algunos singaporenses y no dejan de sorprenderme con sus costumbres.
Están tan acostumbrados a que «papá Estado» les solucione sus problemas que les parece normal que el gobierno financie una agencia de citas que organiza encuentros para ligar.
En la nueva Biblioteca Nacional, una impresionante edificio de 13 plantas en pleno centro de Singapur, regalan una guía gratuita a todo color de 60 páginas con todas las publicaciones de la biblioteca sobre el arte de la cita.
Art of dating es el poético nombre que le han puesto a la guía.
Una vez solucionado el tema del ligue, también es el gobierno el que se encarga de ayudarte a encontrar casa, ya que el estado controla la oferta y demanda inmobiliaria en un país en el que cada metro cuadrado es muy valioso.
Tanto hombres como mujeres tienen que cumplir 2 años de servicio militar, y cuando les contaba que en España el ejército es profesional y que no había servicio militar, les parecía muy raro.
Otra cosa curiosa es que está prohibida la venta de chicle en Singapur, aunque si eres turista no te meten en la cárcel por mascar chicle.
Lo más extraño es que los fuegos artificiales y petardos también están prohibidos, y eso es muy extraño en una cultura predominante en Singapur como es la china.
Ya se sabe que inventaron la pólvora y les encanta usarla para todas las celebraciones.
Me extraña que no hagan una guía de multas que te pueden caer por cosas que en otros países, si no permitidas, están al menos toleradas.
Ningún peatón cruza un semáforo en rojo, te miran con cara de reprobación si lo haces, y por supuesto tirar una colilla o un papel al suelo es casi un crimen.
No está permitido fumar en casi ningún sitio público, lo cual agradecemos los que vivimos en países, especialmente España, en los que el no fumador es el bicho raro.
La oferta de ocio y cultural es extraordinaria, y para ser un lugar con menos de 200 años de historia, ya que fue fundada como puesto comercial en 1819 por Sir Stamford Raffles, sus museos son ejemplares.
No me gustan los museos que se limitan a almacenar cosas y que creen que la cultura es algo serio y aburrido, de los que tenemos bastantes ejemplos en España, y me fascinan los que saben usar la tecnología punta para enseñarnos nuestra historia.
El Museo de las Civilizaciones Asiáticas es un ejemplo de esto último, ya que utiliza la informática, la imagen, la iluminación y el sonido para trasladarnos a la época en la que los objetos expuestos fueron creados y las correlaciones comerciales, políticas, religiosas, culturales y sociales.
Fui el año pasado y regresé ahora, aprovechando que era el Día Internacional de los Museos y muchos eran gratis, porque eso sí, baratos no son, o con grandes descuentos y un montón de actividades.
En cada sala te recibía un enorme televisor plano de alta definición colocado verticalmente, con una figura humana en pantalla.
Al pasar a su lado, un sensor de movimiento la activaba y te encontrabas de repente una pantalla que te comenzaba a hablar y te invitaba a tocarla.
En realidad era un aplicación informática que te permitía seleccionar las cosas que más te interesaban y te informaba sobre ellas.
Casi me tuvieron que echar del museo de tan enfrascado como estaba aprendiendo sobre las culturas China, del Sureste Asiático, India y Asia del Este, incluyendo una sección sobre el Islám muy interesante.
Está al lado del río, en el lugar donde se supone que Sir Stamford Raffles desembarcó en 1819.
Hay una estatua de blanco impoluto que rememora el momento, además de otras estatuas muy realistas que muestran como era la vida de los comerciantes en el bullicioso Singapur del S. XIX.
También me reencontré con el Pájaro Gigante de Botero, el escultor colombiano, que había estado en la exposición de Madrid en el Paseo de Colón y la Castellana hace al menos 10 años.
Unas cuantas estatuas que compró AENA se quedaron en España diseminadas por aeropuertos, y al menos otra de ellas, el Guerrero, está en la entrada de la Domus o Casa del Hombre en la Coruña.
Otro museo muy interesante es el Museo de Arte de Singapur Singapore Art Museum o SAM para los amigos, como le llaman, que se centra en el arte asiático de los S. XX y XXI, con muchas exposiciones y actividades paralelas.
Otro tipo de museo diferente, pero no menos interesante, es el Museo de Ciencia de Singapur, en el que el lema es «prohibido no tocar».
Me pasé todo el día allí, pensando que si en mi niñez hubiera tenido un museo así cerca de casa a lo mejor mi vida hubiera sido diferente, porque probé todos los experimentos y exposiciones interactivas, y hasta me enjaularon para aplicarme un millón de voltios.
Es un experimento muy antiguo, en el que originalmente se colocó un pájaro en la jaula, y a pesar de aplicarle electricidad, no le pasó nada al pájaro, porque el metal es muy buen conductor de la electricidad y la corriente entró y salió de la jaula.
Lo mismo me sucedió a mí. Había un montón de niños de un colegio, que gritaron cuando se produjo la descarga por el ruido que hizo y los arcos de electricidad que se veían, pero yo ni me enteré.
Me mosqueó que me hicieran firmar un formulario de los típicos «descargamos toda la responsabilidad en caso de accidente».
En realidad era para darme después un diploma que certificaba que había sido «achicharrado» por un millón de voltios.
Hablando de jaulas, otro lugar donde disfruté muchísimo fue en el aviario de Singapur.
En el 2005 había estado en el de Kuala Lumpur y me había gustado mucho, pero sin duda el de Singapur es mucho más completo y más científico, con varios programas de reproducción de especies en peligro que han tenido mucho éxito.
Me gustó mucho la exposición de aves del paraíso, porque caminas entre ellos por una pasarela de 40 metros de largo a la altura de las copas de los árboles, sin rejas ni cristales que te separen de ellos.
En otro aviario, de 3.000 m2, caminas entre los pájaros típicos de Australiam y realmente te transporta a la atmósfera del outback australiano.
Hay un montón de shows, uno de ellos con aves carroñeras, buitres, águilas, búhos y halcones en el que muestran sus dotes para la cetrería.
Hasta un inmenso cóndor de unos 3 metros de envergadura volaba pesadamente a ras de suelo y aterrizaba de manera torpe.
En otra exhibición, los loros de demuestran sus habilidades para imitar voces, hablar, contar, toser, reirse y hacer todas las tonterías que se les ocurran a sus amos humanos.
La exposición de hornbills o calúas del sureste asiático es la más grande del mundo, con 2.000m², complementada con una de tucanes de Sudamérica, con sus enormes picos huecos (no podrían volar en caso contrario).
La sección de loros tiene más de 500 ejemplares de 110 especies, y creciendo, porque el loro puede vivir hasta 50 años en cautividad y se reproduce fácilmente.
Más de 60 especies se han reproducido ya.
En el lago de los pelícanos se encuentran las 7 especies de este enorme pájaro, y hay una piscina con cristal para poder ver como bucean en busca de peces para comer.
Otro pájaro que bucea, pero no vuela en este casp, es el pingüino, del que tienen 5 especies, Humboldt, Rockhopper, Macaroni, Fairy y el pingüino Rey,
Son 1.600 metros cuadrados especialmente acondicionados, que reproducen con bastante fidelidad el paisaje de la Antártida y están a una temperatura ambiente de 15 grados.
Se les puede ver buceando, y un sistema especial de luz recrea las 4 estaciones para que los pingüinos puedan mantener sus bioritmos.
Se han reproducido también en el aviario y se podían ver algunas crías aprendiendo a nadar.
A la hora de alimentarlos es muy gracioso ver como persiguen con su patoso caminar al hombre del cubo, porque saben que lleva pescado en él, y algún atrevido hasta mete el pico en el cubo.
Las palomas coronadas reciben su nombre por la curiosa cresta que adorna su cabeza, y en su aviario también puedes andar entre ellas.
Tienen un caminar muy gracioso, como si fueran pisando huevos, con mucho cuidado, o como si fueran niños intentando darte un susto.
El aviario del Sureste asiático tiene 1.000 de las 8.500 especies de aves de la región, una de las colecciones más grandes del mundo.
El aviario de la cascada es impresionante, con 20.000 m2, y la cascada artificial más alta del mundo, con 30 metros, por donde vuelan libremente más de 1.500 pájaros de África y Sudamérica.
Su entorno es similar al de casa, con 10.000 plantas exóticas, bambús, palmeras y árboles tropicales que te hacen sentir que estás en la jungla.
Los pájaros también deben sentir que están en el Amazonas porque se les ve felices cantando y revoloteando alrededor.
Justo a la entrada, o a la salida, ya que preferí dejarlo para el final, es el aviario llamado El Mundo de la Oscuridad, donde se concentran las aves de hábitos nocturnos.
El aire acondicionado del recinto me vino muy bien después de 6 horas caminando por los diferentes aviarios (para los perezosos, hay un tren monorail que te permite ver a vista de pájaro, nunca mejor dicho, los diferentes aviarios).
Tienes que esperar un rato a que se habitúen tus ojos para sumergirte en el mundo de la noche.
Garzas nocturnas caminando entre los manglares, búhos pescadores subidos a un árbol con sus enormes ojos abiertos a la búsqueda de presas, y el búho de las nieves en su ambiente de montaña, todo ello en una oscuridad casi plena para que los animales se sientan relajados.
Fue el broche de oro perfecto para un completo día entre pajarracos de mucho cuidado.
Haz clic para ver los álbumes de Singapur de noche, panorámicas y aviario, con 134 fotos de diferentes especies de aves.
Haz clic para visitar la web del aviario (inglés).
¡¡ Hasta Pronto !!
Carlos
Desde Singapur, 22 de Mayo de 2006
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