Mis últimos días en Nueva Zelanda los he pasado en el norte de la isla Norte, en una zona preciosa llamada Bay of Islands (Bahía de las Islas), porque su recortada costa alberga cientos de islas de todos los tamaños, y es uno de los lugares preferidos por los kiwis para navegar a vela, ya que tiene muchas bahías protegidas.

Fue la primera zona visitada por los europeos, y por aquí pasaron James Cook y varios navegantes franceses; el lugar donde me encuentro, Paihia, debe su nombre a una mezcla entre maorí e inglés, ya que «Pai» significa bien en maorí y «hia» es la pronunciación en inglés de «here», aquí; a los europeos les gustó mucho está zona, y le decían a los maorís «Pai here», y así le quedó el nombre. Puede ser un símbolo del equilibrio que he observado entre las 2 culturas, que se respetan mutuamente.

La casa donde se firmó el tratado de Waitangi

La casa donde se firmó el tratado de Waitangi

A un tiro de piedra de Paihia está Waitangi, el lugar donde en 1840 se firmó el tratado entre las tribus maorís, que aceptaban a la reina de Inglaterra como su soberana y los ingleses, que les concedían la plena condición de ciudadanos británicos.

El objetivo de este tratado era frenar las ansias anexionistas de los franceses, que habían comprado vastas extensiones de tierra en Bay of Islands, detener las contínuas luchas entre las diferentes tribus maorís, y parar los abusos que los europeos cometían sobre los maorís, ya que la inmensa riqueza ballenera de esta zona suponía que ya en 1830 más de 150 barcos tenían su base en Bay of Islands; tan peligrosa era la situación, que Rusell (Kororareka) era conocida como «el infierno del Pacífico».

La primera bandera de Nueva Zelanda

La primera bandera de Nueva Zelanda

Rusell fue la primera capital de Nueva Zelanda antes de ceder el testigo a Auckland, que posteriormente se lo pasó a Wellington. James Busby, el agregado comercial británico en el Pacífico, convenció en 1932 a 25 jefes maorís para elegir una bandera común, y al año siguiente, 35 jefes firmaron la declaración de independencia; pero los problemas continuaban, y finalmente se redactó un tratado en maorí e ingles, que después de muchos tiras y aflojas, fue firmado por 46 jefes el 6 de febrero de 1840.

El documento fue llevado por oficiales y misioneros por todo el país, y más de 500 jefes maorís lo firmaron, lo que acabó con cualquier esperanza de los franceses de convertir Nueva Zelanda en colonia francesa, así que enfocaron sus esfuerzos en lo que ahora se llama la Polinesia francesa.

Detalle de la canoa guerrera

Detalle de la canoa guerrera

El lugar donde se firmó el tratado, la casa de James Busby en Witianga, se ha convertido en un museo para preservar la memoria histórica de Nueva Zelanda, y es un lugar muy hermoso, con una extensa pradera de hierba que llega hasta el mar; además de la casa, hay un mástil enorme en el que ondean las 2 banderas de Nueva Zelanda, la actual y la primera elegida en 1832.

También hay una impresionante canoa guerrera maorí de 35 metros de eslora que puede transportar 80 guerreros; es lanzada al agua cada año en la ceremonia conmemorativa de la firma del tratado, y su madera es de Kauri, el milenario árbol símbolo de Nueva Zelanda, que le llaman «el dios de los bosques»; el nombre de la canoa es Ngatokimatawhaorua, casi tan largo como la propia canoa, y su diseño es similar al que usaban para largos viajes; su madera está primorosamente labrada con rostros maorís.

Aun siendo de madera, su expresión asusta

Aun siendo de madera, su expresión asusta

Se supone que los maorís llegaron a Nueva Zelanda provenientes de la Polinesia hace miles de años, y la leyenda dice que la isla Sur, de forma alargada, es la canoa que el dios utilizó para pescar a la isla Norte.

Es una de las muchas y hermosas leyendas maorís, un pueblo orgulloso y guerrero que ha preservado su cultura y sus tradiciones y que nos las enseñan encantados para dejarnos boquiabiertos con sus habilidades para la danza, el canto, la artesanía, el arte del tatuaje, y sobre todo las impresionantes danzas guerreras que tuve el privilegio de ver en Rotorúa, con los gestos de aviso, saludo y amenaza, reflejados en los ojos desorbitados, el rostro crispado, y la lengua de fuera.

Un amenazador gesto maorí

Un amenazador gesto maorí

Si a esto le añades los sonidos guturales que realizan, que realmente salen de lo más profundo de la garganta, las fuertes palmoteos que se dan en el cuerpo, que te duelen a distancia, y las variadas armas que blanden en sus ceremonias, comprendereis que no exagero para nada.

He estado sólo un mes en Nueva Zelanda, pero me llevo un baúl emocional cargado de conversaciones con gentes extraordinarias, culturas milenarias, paisajes maravillosos, montañas espectaculares, ríos embravecidos, mares revueltos y ciudades muy habitables excepto Auckland.

He recorrido carreteras tanto de montaña como costeras que te quitan la respiración, bosques donde puedes sentir una paz espiritual y una energía increíble, tiernos animales como los delfines y las ovejas, y no tan tiernos como las orcas, actividades de «riesgo» como bucear el Rainbow Warrior con olas de 3 metros.

Nueva Zelanda tiene una gastronomía que sin ser sofisticada aprovecha la enorme calidad natural de sus productos para que tomar una simple manzana o un kiwi sea un placer para los sentidos, y no digamos un buen pescado que has visto traer en la barca hace un rato, playas de arena blanca a las que sólo se puede llegar en kayak, glaciares tan inmensos que sólo a vista de pájaro los puedes apreciar, y sobre todo los sobrecogedores paisajes de Fiordland, donde pude «escuchar el silencio».

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La proclamación de Nueva Zelanda como colonia inglesa, en maorí

Todo el mundo hace comparaciones entre Australia y Nueva Zelanda; yo no quería caer en el tópico, pero no me queda otro remedio: frente a la amabilidad a veces tan abrumadora de los aussies, que a veces parece un poco forzada, los kiwis me han parecido gente totalmente sencilla y natural, te abren sus corazones enseguida, y es el único lugar del mundo donde caminando por una carretera, me han parado varias veces, a veces señoras sólas, para preguntarme «si quería que me llevaran o si era feliz caminando».

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La proclamación de Nueva Zelanda como colonia inglesa

Si a esto le añadís que es uno de los países más preocupados por la ecología, que se declaró país no nuclear, que es uno de los lugares donde más en serio se han tomado lo de la alimentación orgánica, tanto que hasta puedes estudiar la carrera en la universidad, que es un país profundamente solidarios, comprenderéis que un vagamundos como yo se ha quedado totalmente prendado de Kiwilandia.

Eso sí, volveré en el verano austral (de diciembre a marzo), porque he pasado un frío polar, a recorrer sus senderos, subir sus montañas, recorrer sus ríos y fiordos, navegar sus costas, bucear sus tesoros (Poor Knigths Islands fue considerada por Cousteau uno de los 10 mejores lugares del mundo para bucear), en busca de mi querido amigo Frodo y la comunidad del anillo por la Tierra Media.

En este enlace podéis ver todas las fotos del viaje de 6 meses en 2002 por Australia y Nueva Zelanda

¡¡ Hasta Pronto !!

Desde Paihia, Nueva Zelanda, mayo 2002

 

Australia&Nueva Zelanda