San Cristóbal de las Casas. Belleza indígena y colonial.

San Cristóbal de las Casas tuvo sucesivamente los nombres de Villa Real (1527), Villa Viciosa (1531), San Cristóbal de los Llanos (1531), Ciudad Real (1536), San Cristóbal las Casas (1829) y Ciudad las Casas (1934). Fue capital del estado de Chiapas desde su fundación en 1527 hasta 1892, año en que la sede de la capitalidad se trasladó a Tuxtla Gutiérrez. Con una población de 73.400 habitantes, se encuentra situada en la meseta central de Chiapas, a una altitud de 2.100 m sobre el nivel del mar, al este de Tuxtla Gutiérrez, al norte se encuentra el cono volcánico del Zontehuntz y al oeste el de Hueytepec.

Es una de las principales ciudades del estado por su tradición histórica y su arquitectura virreinal, bastante bien conservada, entre cuyos monumentos cabe reseñar el Convento de Santo Domingo, que se comenzó a edificar en 1549 por orden de Fray Pedro de la Cruz y fue reedificado a fines del siglo XVII. Destacan los retablos dorados de estilo salomónico que cubren los arcos de los muros, que se continúan por medio de planchas que cubren las pilastras, de modo que no hay solución de continuidad en la decoración de toda la nave. El púlpito es de un rico y laborioso tallado, tanto en la cátedra y el tornavoz como en el largo pasadizo. La fachada está llena de adornos vegetales y de orden salomónico.

Otro de los edificios importantes es el Convento la Encarnación, que fue de monjas concepcionistas. El edificio tiene una sola nave, con dos portadas a eje y otra cortada por una capilla en escuadra que cierra la plaza. En su interior se conservan algunas espléndidas esculturas así como una colección de cuadros de la Pasión, datados en 1762, obra de Andrés Mazariegos. La torre, construida en 1677, es única en América, pues es a la vez campanario, coro y puerta de acceso a la ciudad. Se conserva también una de las mansiones señoriales más interesantes de la ciudad, del siglo XVI, construida por Luis de Mazariegos, conquistador de Chiapas. La casa es de estilo plateresco, con puerta y ventanas adornadas de vegetales, motivos zoomórficos, sirenas y escudos.

En Chiapas fue donde germinó el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), resultado de un movimiento mayoritariamente campesino e indígena, con apoyo de ideólogos de la clase media mexicana, que se ha ido organizando durante décadas a través de los Comités Clandestinos Revolucionarios Indígenas (CCRI) que sirvieron de enlace entre los zapatistas del campo y los de las villas y ciudades. El nombre del revolucionario Emiliano Zapata, que se repite una y otra vez en las siglas de las organizaciones campesinas mexicanas, simboliza la lucha del campesino empobrecido por defender una reforma agraria frecuentemente prometida.

En Chiapas existe uno de los mayores niveles de pobreza del país. Esta situación queda de manifiesto en las siguientes cifras: casi las tres cuartas partes de su población recibe ingresos por debajo del nivel de pobreza, el índice de mortalidad infantil es el alto del país (54,7 por mil en 1996) y el nivel de escolarización el más reducido. La escasez de tierras cultivables es sin duda el problema más importante en Chiapas.

Desde los tiempos de la colonización, los indígenas fueron gradualmente empujados a las tierras menos productivas, primero en las tierras altas y, a partir de 1950, para hacer frente a la superpoblación, a las tierras del bosque tropical de la Sierra Lacandona. Por efecto de esta necesidad de tierras y del desplazamiento de colonos de otras zonas, en Chiapas tratan de sobrevivir las familias de los grupos indígenas tzotziles, tzeltalas, mams, choles, tojolobales y zoques, así como muchos otros grupos de campesinos empobrecidos, indígenas y mestizos, de los estados de Oaxaca, Guerrero y Michoacán, y de la vecina Guatemala.

Sin embargo, Chiapas está lejos de ser considerado un estado pobre, ya que es un claro ejemplo de una región con un sistema de agricultura bimodal. Por otra parte, cuenta con enormes recursos naturales, sobre todo petróleo y energía eléctrica, que se obtiene de las presas construidas en su territorio. Con respecto a sus recursos agrícolas y ganaderos, en Chiapas se diferencian dos sistemas de producción: este estado es el mayor exportador de café de entre los territorios mexicanos, el tercer mayor productor de maíz del país, en sus tierras se producen enormes cantidades de bananas, tabaco, soja, cacao, y en sus campos pasta una de las mayores cabañas ganaderas de México.

Las mejores tierras de Ocosinango, el valle del Grijalba y la región de Soconusco están bajo control de los propietarios más ricos, los grandes hacendados y los ganaderos. Por su parte, la mayor parte de los campesinos indígenas subsisten en los ejidos, explotaciones ocupadas por entre veinte y doscientos ejidatarios que, según el artículo 27 de la Constitución mexicana, podían ser explotadas individual o colectivamente, así como dejarse en herencia o dividirse dentro de una familia, pero nunca ser vendidas, hipotecadas ni alquiladas.

La mayor parte de los ejidos, que surgieron para permitir el acceso del campesino desfavorecido a la tierra, son, al contrario que los grandes latifundios dedicados a los productos de exportación, comercialmente inviables. Debido a ello, los campesinos indígenas se han visto forzados a practicar una agricultura de subsistencia basada en los productos tradicionales, fundamentalmente maíz y frijol.

El aspecto indígena es quizá el más relevante de la insurrección zapatista, ya que el movimiento trata de destapar las causas de fondo de un atraso acumulado durante siglos, para exigir un desarrollo social en el que participen las comunidades indígenas. Para ello, el zapatismo exige la aceptación de México como un república pluricultural y donde se reconozca el derecho de las comunidades indígenas a acceder a los gobiernos municipales, a acudir con garantías a la justicia, y a hacer valer y reafirmar sus usos, tradiciones y costumbres.

En concreto, los zapatistas defienden que los estados mexicanos garanticen que los municipios mayoritariamente indígenas sean gobernados por indígenas y que los pueblos indígenas tengan jurisdicción para resolver ciertos conflictos de carácter civil, penal, laboral y mercantil, de tal manera que se concilien sus usos y costumbres con el sistema jurídico nacional. Para solucionar el problema de la tierra, los zapatistas apoyan políticas de modernización acompañadas por asistencia técnica, infraestructura, acceso a créditos y precios justos y subsidiados.

Para hacer públicas estas demandas, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional tomó seis ciudades en el estado de Chiapas el primer día del año de 1994, cuando entraba en vigor el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos y Canadá. Poco más tarde, el 6 de enero, el EZLN atentó contra plantas de electricidad en Puebla y Michoacán a la vez que difundía comunicados en la ciudad de México, Guadalajara, y en los estados de Morelos, Tabasco, Guerrero, Veracruz, San Luis Potosí y Chihuahua.

El gobierno envió tropas para reprimir la insurrección. Tras doce días de enfrentamientos y más de 120 muertos según fuentes oficiales (400 muertos, según el EZLN y la iglesia de Chiapas), se iniciaron las conversaciones entre el EZLN y el gobierno.

Después de varios años de tira y afloja entre el gobierno méxicano y el EZLN, el nuevo gobierno de Fox intenta una política de gestos, como entregar 7 bases militares en Chiapas, que se ven ensombrecidos por la actuación de grupos paramilitares.

Para un buen caldo mexicano os recomiendo el restaurante El Caldero (Av. 5 de Mayo, entre Guadalupe Victoria y Diego de Mazariegos)

¡¡ Hasta Pronto !!

Desde San Cristóbal de las Casas. Chiapas, 23/04/2001

 

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