El pez espada, símbolo de Kota Kinabalu

El pez espada, símbolo de Kota Kinabalu

Sabah, la Reina de Borneo

Aunque esta reina no es la original de África, Sabah es quizás la última frontera de Borneo, y por lo tanto de Asia, ya que Papúa Nueva Guinea, todavía más remota e inaccesible, pertenece a Oceanía geográficamente hablando.

La capital de Sabah, Kota Kinabalu, o KK, como es conocida, no tiene nada de especial como ciudad, pero es de esos lugares en los que te sientes en casa, van pasando los días sin darte cuenta, y de repente descubres que llevas 6 noches en el mismo hostal, algo inusitado en un vagamundos.

Dragón chino celebrando el año del perro

Dragón chino celebrando el año del perro

A ello contribuye sin duda el que KK es sin duda el lugar de Borneo con mejores alojamientos para mochileros, todos ubicados en el corazón de la ciudad, el barrio chino, por el que pululan estos días decenas de dragones, no los de Komodo, que esto no es Indonesia, sino los dragones chinos que danzan para celebrar el año nuevo chino haciendo malabarismos.

Me alojé en el North Borneo Cabin, que por menos de 5 euros me daba una cama, Internet y desayuno gratis, café, galletas y té todo el día, sala de lectura y televisión y un ambiente cosmopolita, mezcla de malayos y mochileros europeos.

La señora de la limpieza se pasaba toda la mañana moviendo sillas y muebles y limpiando todos los rincones, pero por la tarde se sentaba delante de la tele, enganchada a un culebrón mexicano subtitulado en malayo (me pregunto cómo se dirá vete a la chingada guey en malayo).

Lo de los culebrones es otro ejemplo de globalización que me tiene asombrado, en el 2001 todo el mundo estaba pendiente de Betty la fea y llegabas a cualquier tienda o negocio en toda Latinoamérica y nadie te atendía durante el culebrón.

Vista aérea del Monte Kinabalu

Vista aérea del Monte Kinabalu

Aquí descansé unos días antes de acometer la subida al Monte Kinabalu, del que todo el mundo que regresaba me decía: «duro, muy duro, pero vale la pena».

Y valió, aunque escribo este diario con los únicos músculos que no me duelen, los de las manos, porque los demás, después de subir y bajar 2.300 metros en 26 horas, piden descanso.

Mapa de ruta del Monte Kinabalu

Mapa de ruta del Monte Kinabalu

El Parque Nacional Monte Kinabalu está a 83 km al oeste de KK y tiene un área de 754 km2, que incluye el Monte Kinabalu de 4.095 m de altitud.

Fue nombrado Patrimonio Natural de la UNESCO en 2000 por tener una variedad muy amplia de habitats, desde tierras bajas, bosque lluvioso, bosque de montaña y bosque tropical, hasta cuevas y fuentes termales, y su diversidad de flora y fauna es extraordinaria, ya que cubre un espectro que abarca el Himalaya, China, Australia y Malasia.

La altitud, la topografía, la geología y la variedad climática ha creado especies endémicas, y su flora alcanza la mitad de las especies totales descubiertas, además de ser habitat de la mayoría de especies de mamíferos, pájaros, anfibios e invertebrados de Borneo.

El nombre Kinabalu viene de la expresión Aki Nabalu, que en malayo significa «el lugar sagrado donde moran los muertos», y no me extraña que sea sagrado porque su aspecto aconjoga, una enorme masa granítica que asoma por encima de los bosques tropicales.

La vista desde mi hostal al amanecer

La vista desde mi hostal al amanecer

En varios aspectos la subida me recordó a la del Kilimanjaro, que hice en 1996; como el kili, el Kina se encuentra casi en el ecuador, comienzas la subida en jungla tropical y a medida que vas subiendo la vegetación cambia completamente hasta desaparecer por completo, en el caso del Kili sustuida por ceniza volcánica y glaciares, y en el Kina por rocas graníticas.

Kinabalu es 2.000 metros más bajo que el Kili, y aunque no hay glaciares en su cima, suele hacer mucho frío, por el viento, y porque se llega antes de amanecer, que es cuando está más despejado, aunque yo no tuve esa suerte.

Vegetación tropical

Vegetación tropical

Un autobús desde KK me dejó a las puertas del parque, pagué la entrada y el permiso de escalada, y me apunté a la lista de los «solitarios» para no tener que pagar un guía, que es obligatorio, para mí sólo.

Eran las 8h30 am y la montaña lucía resplandeciente y majestuosa, aunque algunas nubes amenazaban con ocultar el bello paisaje.

Pasé el día haciendo caminatas de calentamiento por los senderos del parque, y me encontré en uno de ellos a Lukas, un suizo corredor de maratón que sería mi compañero al día sigueinte, junto con Michelle, una norteamericana de Colorado, y un indio sij de Kuala Lumpur.

Flores en el camino

Flores en el camino

Me acosté muy temprano para estar descansado al día siguiente, pero no me sirvió de mucho porque en la habitación de al lado había una familia malaya completa con 3 niños que se turnaban para llorar, y tan fuerte lo hacían que ni los tapones para los oídos me servían.

A las 7h30 am estaba en las oficinas del parque; el día era radiante, y de nuevo el Kinabalu invitaba a subirlo. El guía que nos tocó, Luk, era un pequeño pero recio malayo que vestía ropas poco montañeras. En un pequeño bus nos llevaron al punto de comienzo de la subida, a 1.800 metros

Senderos arbóreos

Senderos arbóreos

Nos pusimos en camino y enseguida el grupo se dispersó; yo era el más lento, entre otras cosas porque iba tomando fotos y también porque notaba que no me encontraba en forma.

El sendero era muy empinado, y aunque sólo había 6 km. hasta el hostal donde pasaría la noche, a 3.300 metros, la pendiente media era del 25%, y las subidas contínuas y sin respiro.

Descanso en el camino

Descanso en el camino

Ayudado por barritas energéticas de Team Activ e isotónico de Nutricare, logré llegar después de 4 horas al albergue, comí y disfruté el resto de la tarde charlando con mis compañeros, un grupo realmente variopinto.

Después de ponerse el sol comenzó a llover y no paró en varias horas; estas no eran buenas noticias, porque la última parte de la subida, los 800 metros de desnivel que nos separaban de la cima, son de roca granítica pelada y con pendientes del 35%.

No pude dormir apenas, y a las 2 a.m. la música del restaurante nos despertó. Desayuné frugalmente y a las 3 a.m. estaba en camino de nuevo, con noche cerrada pero con el dosel de estrellas tan cerca y brillante que parecía iluminar el sendero.

Arbusto en las alturas

Arbusto en las alturas

Decenas de lucecitas móviles iban indicando el camino, cada senderista a su ritmo, peleando con los escalones y la piedra mojada.

Para evitar accidentes han colocado cuerdas que marcan el sendero y sirven para ayudarse cuando la pendiente o las condiciones son complicadas.

Lo más asombroso era ver a familias completas malayas, hasta niños de 10 años, calzados con deportivas, camino de la cumbre; por supuesto, muchos no llegaron.

Una fina lluvia mojaba las rocas y las cuerdas, y mis guantes, que hace tiempo dejaron de ser impermeables, se calaron completamente, y mis manos empapadas empezaron a quejarse por el frío.

Rocas graníticas

Rocas graníticas

A las 6 a.m., media hora antes del amanecer, alcancé la cima del Monte Kinabalu, a 4.095,2 msnm, pero el viento y el frío eran tan intensos que me tuve que refugiar en unas rocas para protegerme.

Mis manos estaban heladas y no podía ni manejar la cámara. Me quité los guantes y utilicé el viejo método de las manos en los bolsillos lo más cerca del calorcito humano, y después de 10 minutos ya podía utilizarlas.

Amanecía pero el manto de nubes debajo de nosotros impedía ver casi todo Borneo, como aseguran los que han tenido la suerte de hacer cima en un día claro, y la niebla empezó a cerrarse en torno a la cima, así que comenzamos el descenso, porque la niebla puede llegar a ser tan espesa que la gente se pierde y ya ha habido varias muertes.

El recuento de los que suben y los que bajan

El recuento de los que suben y los que bajan

Ahora las medidas de seguridad son mejores, y antes de acometer la cima, y a la bajada, tienes que pasar un check-point donde comprueban que todos los que han subido vuelven a bajar.

Una vez bajados los 800 metros de regreso al hostal, todavía quedaban 1.500 más hasta la entrada, así que me tomé un segundo desayuno, y después de un rato de descanso, seguí bajando bajo una intensa lluvia.

En la cima

En la cima

Los que hacen montaña saben que las bajadas son mucho más peligrosas que las subidas, y allí eso era todavía más evidente, porque entre el barro, las raíces de árboles y los escalones húmedos, un resbalón podía ser fatal.

Por suerte mis botas Kilimanjaro Panama Jack se portaron fenomenal, agarrándose al terreno como si fueran garras, y la única parte del cuerpo que seguía teniendo seca y calentita eran los pies.

Vista desde la cima

Vista desde la cima

Dos horas de bajada sin descanso completaron el maratón de montaña que acababa de hacer, aunque cualquier posible orgullo por lo realizado quedaba eclipsado totalmente por el cartel que hay a la entrada del parque donde enseñaban los resultados del Climbathon que se hace todos los años en Kinabalu.

En el año 2005 el mexicano Ricardo Mejía subió y bajó los 2.500 metros de desnivel en 2h41’05», un total de 21 km., así que me senté agotado por el esfuerzo que tiene que suponer hacer corriendo la subida.

Guías en la cima

Guías en la cima

El autobús de regreso a la entrada del parque tardó casi media hora en llegar, y cada vez me sentía más agotado y vacío, con el frío y la humedad penetrando hasta el tuétano.

Sólo pude esbozar unas cortas palabras de despedida de mis compañeros, y salí del parque en busca de la poción mágica que sabía me reviviría enseguida.

Crucé la carretera que une KK con Sandakan, y en el restaurante donde había cenado el primer día, pedí una sopa Tom Yam, una de las delicias gastronómicas que se toma en Malasia, aunque es original de Tailandia.

Hostal desde las alturas

Hostal desde las alturas

Es de marisco, generalmente gambas, y muy picante; a medida que iba dando pequeños sorbos y notaba que mis labios se ponían como los de Kim Bassinger en 9 semanas y media, un intenso calor avanzaba por mi cuerpo, que era lo mismo que debía sentir Mickey Rourke en la película viendo a la Bassinger.

No pude terminar la sopa porque la emoción, mejor dicho el picante, asomaba en mis ojos, y entre lágrimas pude ver como el bus que tenía que llevarme a KK pasaba por delante del restaurante.

Los resultados del Climbathon 2005

Los resultados del Climbathon 2005

Me tocaba esperar al menos media hora más, pero con el cuerpo entonado me fui a la parada del bus; allí me encontré con dos mochileros alemanes que me dijeron que el bus no paró porque iba lleno, y después de esperar juntos otros 15 minutos, el siguiente bus tampoco paró.

Empecé a sospechar que los buses no paraban porque sabían que la gente que está en esa parada viene de subir el Kinabalu, sin ducharse y oliendo a tigre putrefacto, así que se imponía una solución.

El cartel de entrada/salida del parque

El cartel de entrada/salida del parque

Por suerte apareció otra pareja, esta de portuguesa y belga, y entre los cinco contratamos un taxi que en dos horas nos dejó en KK.

El placer de encontrarme de nuevo «en casa», en el North Borneo Cabin, fue indescriptible, y, por este estricto orden, me despojé de toda la ropa empapada, me di una ducha de agua muy caliente, me preparé una sopa de tallarines y un enorme té, y me tumbé en el sofa a ver el perfecto documental de Discovery Channel para una siesta, sobre los hábitos nocturnos de los animales de las junglas tropicales.

El día lo redondeé con unas cervezas Tiger que tomé con Rita y Peter, la pareja de portuguesa y belga, respectivamente, que viven en Sagres, Algarve, donde en un futuro próximos los vientos del norte me llevaran a la pesca de nuevos faros del mundo.

Para saber más sobre Malasia, visita la web oficial de turismo, en español, y las webs en inglés de Turismo de Sabah, Parques Nacionales de Sabahla Guía de Viaje de Sabah,  Thingsasian,  y Geographia.

Si quieres ver todas las fotos del viaje de Vagamundos 2006 de 6 meses por Tailandia, Malasia y Borneo, Indonesia y Singapur, haz clic aquí .

¡Hasta Pronto!

Carlos, desde Kota Kinabalu, Sabah, Borneo, Malasia, 5 de febrero de 2006

 

Vagamundos 2006. Monte Kinabalu. Borneo. Malasia