Palacios Augustusburg y Falkenlust en Brühl UNESCO Alemania
Los palacios Augustusburg y Falkenlust en Brühl son una obra maestra del rococó alemán, y recomiendo su visita en primavera o verano, ya que los jardines y bosques que los rodean forman un conjunto muy armónico.
Están muy cerca de Colonia, de hecho te lleva menos de 15 minutos llegar desde la estación central de Colonia, y la estación está justo a la entrada del palacio principal, el Augustusburg.
Mi visita fue en marzo y la primavera no había llegado todavía, por lo que los jardines no estaban muy bonitos, y además unas obras de restauración ocultaban parcialmente las fachadas del palacio, pero mi visita al interior de Augustusburg con uno de sus responsables, lo compensó con creces.
Fue residencia favorita del príncipe y arzobispo Clemens August von Wittelsbach en el s.XVII, que mandó construir un nuevo palacio. Los jardines barrocos son diseño del paisajista Dominique Girard, creados en 1728 a partir del modelo francés.
Antes de abrirse al público como museo, sólo con visitas guiadas, fue utilizado, entre 1949 y 1996, como palacio de representación del Presidente de la República Federal de Alemania y del Gobierno Federal, por su cercanía a Bonn, que hasta la recuperación por parte de Berlín de la capitalidad de Alemania, ejercía de capital federal.
Como palacio de representación sin duda hacía bien su labor, ya que seguro que los visitantes quedaban epatados con la espectacular escalera de Balthasar Neumann, de estuco, con columnas de mármol y abundantes esculturas, un poco recargado en conjunto, pero de gran efecto sobre los visitantes.
Subirla te hace pensar en el impacto buscado en las visitas para mostrar el poder del príncipe, que recibía en la planta superior, mientras a medida que ascendían por la escalera del palacio Augustusburg les abrumaba el pasamanos de hierro forjado, las pinturas del príncipe, las esculturas clásicas, las cariátides, el fresco del techo, la combinación de colores, la gigantesca lámpara, etcétera.
El resto de salas parecen casi vacías comparadas con la opulencia de la escalera, pero las explicaciones detalladas de mi guía revelaban detalles asombrosos. La visita guiada, obligatoria, es sólo en alemán, pero disponen de audioguias en varios idiomas, incluido el español.
Abrumado por la sobrecarga de rococó, salir a los jardines fue un alivio, y me fui dando un paseo hasta el otro palacio, más bien palacete, comparado con el tamaño de Augustusburg, el palacete Falkenlust, que como su propio nombre indica, Falken es halcón en alemán, servía como pabellón de caza.
La caminata dura una media hora, y tienes que hacer un requiebro para pasar por encima de la vía del tren que divide la antigua finca. Construido entre 1729 y 1737, servía para que el príncipe elector salíera de cetrería y caza en el más amplio sentido de la palabra, ya que recibía discretas visitas de dama de la corte.
Aunque es pequeño, la decoración es soberbia, con cerámicas holandesas y varios salones de estilo oriental con telas en las paredes y figuras chinas y japonesas. La escalera, más discreta, también es una obra maestra, y para recorrer el pabellón te tienes que poner unas pantuflas de tela sobre tu calzado, ya que los suelos son los originales.
Una vez terminada la visita, me quedé deambulando por el parque y los jardines un buen rato pensando en la magnificencia de todo el entorno y en lo poco que ha cambiado el ser humano en los últimos siglos.
Los poderosos siempre tienen que mostrar y demostrar al mundo, con sus obras, su poderío expresado en el palacio más grande y lujoso entonces, y ahora en el rascacielos más alto.
Los palacios, incluyendo los jardines y el parque, fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 1984, ya que «son un ejemplo de obra de arte integral del rococó extraordinariamente bien conservadas, y durante más de un siglo sirvieron de modelo para la mayoría de las cortes principescas de Europa.
El éxito de la cooperación entre arquitectos alemanes, italianos y franceses, con pintores, escultores y estucadores creó esta obra maestra del rococó, utilizando mármol y estuco, combinados con esculturas y pinturas se unen aquí en una creación de sublime belleza, coronada por el fabuloso fresco del techo de Carlo Carlone».
Haz clic para ver los álbumes en Flickr de los Palacios Augustusburg y Falkenlust en Brühl, y los videos de los 38 lugares Patrimonio de la Humanidad de Alemania, o haz clic abajo.
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¡Hasta Pronto!
Carlos, desde Madrid, 31 de julio de 2014
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