La Coruña. Faro de navegantes y vagamundos

Dejando a un lado las leyendas de Brigo, Hércules y Breogán relativas a la fundación de la ciudad, algunos estudiosos hablan de que en sus alrededores se ubicó el puerto de los ártabros, tribu céltica mencionada por los geógrafos grecorromanos Estrabón, Pomponio Mela y Plinio con el nombre de Portus Magnus Artabrorum. Serán los historiadores latinos quienes aporten los primeros datos relativos a la ciudad. Así, en el siglo II, Ptolomeo nos da la primera noticia histórica al mencionar en sus documentos a la Flavium Brigantium.

Plaza de María Pita. A Coruña. España

Plaza de María Pita. A Coruña. España

Hacia el año 1140 aparece por primera vez el nombre de Cruña, citado en el Códice Calixtino precedente de su actual topónimo. Su puerto fue siempre el principal motor de desarrollo económico y escenario de algunos de los más importantes acontecimientos históricos de la ciudad. Carlos I partió de él hacia Flandes después de haber celebrado, en 1520 las controvertidas Cortes de A Coruña. Años más tarde, en 1588, partía del puerto la fracasada Armada Invencible, y al año siguiente ante sus murallas, era derrotado el corsario inglés Francis Drake gracias a la resistencia de los coruñeses encabezados por su famosa heroína María Pita.

La Colegiata. A Coruña. España

La Colegiata. A Coruña. España

En el siglo XIX la ciudad se convirtió en uno de los bastiones del liberalismo español, por lo que la monarquía constitucional le otorgó la capitalidad de la provincia en detrimento de Santiago de Compostela.

El monumento que más la identifica es la Torre de Hércules, el faro en activo más antiguo del mundo. Se trata de un impresionante faro romano de 59 m de altura, construido por el lusitano Cayo Servio Lupio a comienzos del siglo II d.C., y que aún sigue en funcionamiento. En el año 1682 se realizaron sus primeras reformas, cuando el duque de Uceda mandó construir una escalera interior y dos torreones con faroles. Y en 1791, Carlos III mandó al arquitecto Giannini restaurar y revestir el torreón. El arreglo, concluido al año siguiente, le dio el aspecto que ha perdurado hasta nuestros días. El interior de la torre se puede visitar hasta la zona más alta, subiendo por una escalera de 242 escalones.

Detalle del Ayuntamiento. A Coruña. España

Detalle del Ayuntamiento. A Coruña. España

Estos pequeños apuntes de la historia y los símbolos de la ciudad que me vio nacer, sirven para definir el carácter de los coruñeses: cordiales y alegres por latinos, recios y testarudos por celtas, orgullosos de su historia liberal, y siempre mirando al mar como su Torre de Hércules.

Todos los coruñeses, como todos los gallegos, tienen algún pariente en América o en Europa, consecuencia de las 2 grandes migraciones de este siglo: en la primera mitad hacia América, y en la segunda mitad hacia esa Europa que despuntaba después de la segunda guerra mundial, frente a una España paupérrima que se recuperaba lentamente de la infausta guerra civil que dividió el país entre ganadores y vencidos, y sobre todo entre los que se quedaron y los que se tuvieron que ir, ya fuera por razones políticas o económicas.

Capilla militar. A Coruña. España

Capilla militar. A Coruña. España

El espíritu migratorio anida en cada coruñés, y yo no iba a ser menos; la primera vez que deseé marcharme fue a los 13 años, cuando la que era mi primera novia a la sazón, retornaba a Venezuela con su familia y me dejaba con el corazón roto. Hice planes para embarcarme de polizón en el barco que les llevaría, pero o el amor no era suficientemente grande o mis miedos eran todavía más grandes, y lo cierto es que no subí a aquel barco.

Para bien y para mal, La Coruña es el Finis Terrae, o como se dice más prosaicamente «el culo del mundo», y es que a pesar de la mejora de las comunicaciones, siempre queda lejos de todas partes. Quizá por eso los coruñeses siempre están mirando al mar, porque aunque América esté muy lejos, sólo nos separa «el charco».

La Coruña es una ciudad conocida por todos los marinos del mundo, y desde hace pocos años, también por todos los aficionados al fútbol; antes cuando viajaba por algunas zonas remotas tenía que sacar un mapa de España para enseñar donde estaba La Coruña, y ahora todo el mundo te dice «Ah, Superdepor». Algo bueno tiene el fútbol, te pone en el mapa.

Plaza de Las Bárbaras. A Coruña. España

Plaza de Las Bárbaras. A Coruña. España

En La Coruña es imposible perderse porque enseguida llegas al mar, ya sea por la parte de las playas de Riazor o el Orzán, o por la del puerto. Por la misma razón a veces es difícil salir, ya que prácticamente sólo existen 3 calles para abandonar la ciudad, quizá por ello muchos visitantes alargan su estancia, para hacer honor al slogan turístico de «Ciudad en la que nadie es forastero». También es cierto que he visto a parejas discutiendo en la calle en pleno agosto reprochándose «ya te dije que no vinieramos a Galicia de vacaciones, que aquí siempre llueve», algo cada día menos cierto con el cambio climático.

En esta ciudad burguesa, en el sentido amable del término, que nunca ha sido vanguardia de nada, pero que acepta y hace suyas las aportaciones de los foráneos, me crié con sentimientos contradictorios sobre ella, deseando marchar a recorrer mundo, pero deseando volver después de una temporada fuera para oler el mar, y sentir el viento, que en La Coruña «da la vuelta».

Cuando migré a Madrid, como dice aquella canción de Caco Senante, me preguntaba «¿Qué es lo que haces tú aquí, una gaviota en Madrid?», pero esa es otra historia y la contaremos otro día.

 

¡Hasta Pronto!

carlos olmo

vagamundos

Desde La Coruña, 08/12/2000