La aventura comienza. Alto riesgo en Barcelona

Desde que se ha presentado vagamundos, he escuchado todo tipo de comentarios y opiniones sobre mi proyecto: que si soy un aventurero, que si un temerario, que si estoy un poco loco, que menudo aburrimiento viajar sólo, etc. Todos ellos tienen razón y están equivocados al mismo tiempo. El nivel de riesgo, locura y soledad en nuestras vidas lo ponemos nosotros mismos, y no tiene nada que ver con que viajemos por libre o en grupo organizado, solos o en compañía, vayamos a un balneario o a subir una montaña.

Vista desde la Torre Mapfre. Barcelona. España

Vista desde la Torre Mapfre. Barcelona. España

Me encanta Barcelona, tiene todo lo que yo necesitaría para ser feliz, mar, montaña, y una efervescencia cultural y racial que ha cambiado mucho en los últimos años gracias a la «importación» de extranjeros, que le han dado una nota de color que contrasta con el papanatismo de ciertos políticos partidarios del «pensamiento único», frente a lo que yo pienso que es la riqueza de un pueblo, el «pensamiento, las razas, los idiomas, y la culturas múltiples».

Playa de la Barceloneta. Barcelona. España

Playa de la Barceloneta. Barcelona. España

El puerto olímpico de Barcelona suele ser una muestra de esta diversidad, pero el dìa 1 de diciembre estaba vacío, descubrí por qué después de realizar 2 actividades consideradas de alto «riesgo»: comí un steak tartare (carne cruda) de ternera gallega en un restaurante, y visité a mis amigos de Adobe, uno de los patrocinadores de vagamundos, en la planta 22 de la Torre Mapfre. La psicosis de la gente por el brote de legionella detectada en la zona, unida a la de las «vacas locas», provocaron que un viernes al mediodía estuviera totalmente vacío el puerto olímpico.

La Ballena del Puerto Olímpico. Barcelona. España

La Ballena del Puerto Olímpico. Barcelona. España

Vivir es una aventura, vivir mata, pero opino que es mejor vivir disfrutando los momentos al máximo, porque de otra manera «estamos muertos y no lo sabemos». Resulta irónico que la gente haya dejado de comer carne de ternera, y al mismo tiempo salgan este puente a las carreteras a matarse. No somos coherentes, más de 6.000 personas mueren en España todos los años en accidentes, y a nadie se le ha ocurrido prohibir los coches o poner un cartel en las carreteras que diga «Alto riesgo. Usted circula por esta carretera bajo su propia responsabilidad».

Globo al lado del Hotel Arts. Barcelona. España

Globo al lado del Hotel Arts. Barcelona. España

La única vez que estuve cerca de la muerte fue en un accidente de coche en Madrid; allí aprendí que si los coches pueden ir de 0 a 100 en x segundos, nuestra vida puede ir de 100 a 0 en 1 segundo o lo que se tarde en dar 4 vueltas de campana. Desde entonces, he estado en sitios y realizado actividades consideradas de riesgo, y no he pasado situaciones de peligro, por eso tengo muy claro que el día que me toque, prefiero que sea en una montaña viendo el amanecer o buceando rodeado de corales, que atropellado en una calle de una gran ciudad

Si llevas una vida «ligth», no sé si vivirás más, pero sin duda se te hará mucho más largo. Yo prefiero vivir con la máxima «Carpe Diem».

¡Hasta Pronto!

Carlos Olmo

vagamundos

Desde Barcelona, 01/12/2000