El origen de las señales marítimas se remonta a los primeros intentos de la navegación, los primeros intentos en explorar nuevas rutas para el comercio. Las señales de orientación se basaban en el reconocimiento diurno de accidentes naturales del paisaje como ensenadas o cabos.
Como ejemplo característico tenemos el pico Teide, punto solitario y de gran altura. Sin embargo, la monotonía de ciertas zonas de costa impedía su identificación. Por ello, aparecieron las primeras señales artificiales. Las más famosas fueron las columnas de Hércules de cuya existencia hay versiones contradictorias.
A medida que el comercio aumentaba, y se hacía necesario aventurarse a mayores distancias, las marcas existentes se hicieron insuficientes. Para ello, se utilizaron hogueras en puntos de fácil localización nocturna. Para ganar elevación y preservarlas de temporales se construyeron estructuras artificiales, las cuales mejoraron conforme lo hacía la navegación.
Más tarde se colocarán superficies reflectoras para amplificar la luz y que ésta fuese visible a mayor distancia. Las mejoras llevaron consigo la necesidad de que alguien cuidara del funcionamiento de las instalaciones para que el navegante estuviera protegido.
Tal era la relevancia de estas señales que a veces los marineros les rendían culto, edificando templos en su honor. Numerosas leyendas y costumbres antiquísimas rememoran la existencia de estos fuegos. Los griegos se basan en su mitología y en la lucha de Hércules con Nesox. Homero los cita en su Ilíada, etc.
Otras leyendas nos hablan de los faros de los árabes al igual que las leyendas de los celtas galaicos.
El nombre de faro podría venir de la palabra griega “luz” o “brillo”. Pero hay indicios de creer que los libios y kutitas ya habían construido torres de fuego a lo largo del bajo Egipto.
Una explicación plausible es la divulgación del nombre de la isla de “Pharos” en Alejandría, donde se erigió el faro más representativo de todos los tiempos. Otra teoría apunta a la palabra helénica “Pharah”, nombre egipcio del Sol. El faro más antiguo del que se conserva referencia escrita es el de Sigea (650 a.C.).
El faro de Alejandría
Situado al oeste de la desembocadura del Nilo y frente a la ciudad de Alejandría, en la isla de Faros. Según los antiguos autores, estaba muy alejado de la costa, sin embargo, comentaristas modernos la sitúan en la desembocadura del Nilo. Su origen se relaciona también con la conquista de Egipto por Alejandro Magno.
Fue construido bajo el reinado de Tolomeo II por el ingeniero y arquitecto Sóstrato de Cnido, el cual para perpetuar su autoría, grabó su nombre en piedra y sobre ella aplicó una capa de cemento con el nombre del rey.
El tiempo haría caerse la capa de cemento apareciendo su nombre. Sobre su arquitectura existen numerosas referencias a lo largo de la historia, las cuales sólo contribuyen a enturbiar el tema.
Tenía unos 180 m de altura , su base era cuadrada y en lo alto tenía una pequeña mezquita, a la que se accedía por una rampa en espiral. La luz se encontraba en la azotea de la mezquita.
El fuego se colocaba en la parte más alta y alumbraba, según referencias, unas 25 millas en noches claras de buena visibilidad, gracias a un sistema de iluminación ideado por Arquímedes, del cual se decía que servía para descubrir las naves enemigas y quemarlas concentrando los rayos en un punto.
Sucesivos derrumbes, reconstrucciones y varios terremotos, hicieron que el faro fuese arruinándose poco a poco y en el año 1349 ya se considera destruido por completo
El árabe Ibn-al-Sayj hizo la reconstrucción más cercana al original. Este divide al faro en tres cuerpos. La altura total era de 121,9 metros más los cimientos visibles y sumergidos. Los adornos exteriores más destacados son la estatua y los tritones.
El acceso a la cima se hacía por medio de una rampa en espiral, formada por losas de piedra de siete palmos de anchura, que se elevaba desde el hueco central. Por las dimensiones de la base del segundo cuerpo se deduce que las paredes no eran verticales, sino inclinadas.
Numerosas monedas romanas poseen una representación del faro, no siempre fiable dada la falta de fidelidad en el dibujo. Las más antiguas datan de la época de Domiciano.
Vasos, mosaicos y otros objetos de la época recogen distintas formas del faro. Los principales adornos asignados son: la estatua y los tritones. Estos últimos, además de la función estética, se usaban, con vapor a presión, a modo de sirena en casos de baja visibilidad.
El coloso de Rodas
Calificada como otra de las siete maravillas del mundo, no se sabe exactamente si fue utilizado como faro. La leyenda se justifica porque junto a él tenían que pasar los barcos que entraban al puerto y además era visible en todo el horizonte.
El autor de la escultura fue Cares de Lindos, el cual se suicidó por agotar el presupuesto cuando quedaba la mitad de la obra por terminar. Lachus lo terminaría.
La leyenda habla de una figura de bronce desnuda. Su brazo derecho alzaba una copa, donde se colocaba la hoguera, a la que se accedía por medio de unas escaleras en su interior.
Hay varias hipótesis sobre su situación: una de ellas en el centro de la ciudad de Rodas y otra en la escollera donde se construyó la iglesia de San Nicolás, que parece la más acertada por ser una situación estratégica.
Uno de los mayores problemas para su construcción fue lograr la estabilidad con un centro de gravedad lo más bajo posible. Su construcción se data en el 280 a.C. aproximadamente. En el 225 a.C. un terremoto lo derribó y no volvió a levantarse.
Faros Romanos
Idealización Torre de Hércules en el S. II, consruído por los romanos |
Hay más referencias a este tipo de faros, con la existencia confirmada de más de veinte. Las fuentes de información son variadas: monedas, grabados, mosaicos, citas y los restos de los que aun existen. En ellos aparecen torres de faros de diferentes formas, alimentados con fuegos de leña e incluso lámparas de aceite.
Las estructuras de las torres no responden a un modelo específico, sino que varían según un criterio de estabilidad en función la zona de emplazamiento, altura y dimensiones.
El sistema de iluminación más corriente era el fuego de leña o lámparas de aceite de oliva, normalmente usadas en los países meridionales. Los principales emplazamientos son: España, Italia, Francia, Inglaterra, Grecia y las costas de Asia y el Norte de África.
Entre ellos puede citarse, en Italia, el faro de Ostia en el puerto de Roma, mandado construir por el emperador Claudio, el faro de Mesina en Sicilia, o el faro de Capri que fue destruido por un terremoto a finales del reinado de Tiberio.
En Francia, Calígula mandó construir la Torre de Orden cerca de Bolonia, reconstruido por Carlomagno, y convertido en ruinas en 1644.
Fue utilizado para controlar el paso de las expediciones militares hacia Britania; Forum Julli, o actual Frejus, fue también un importante puerto militar romano, en el que convergían las rutas que penetraban en la Galia con dirección al Ródano o los Alpes. Otros faros importantes son los de Marsella, en la Bocas del Ródano y en Narbona.
En Inglaterra, el faro de Dover marcaba el paso entre la Galia y Britania. uno de los dos faros romanos en costas inglesas que junto con el Faro de Orden señalaban el paso entre Inglaterra y Francia. Otro de ellos es Lágrima del Diablo, en Western Heights, el cual fue construido en el último periodo de dominación romana.
Fruto de sus conquistas en Asia y Africa son los faros de Cartago, Leptis Magna y Laodicea.
Sin embargo, de todos los faros romanos, el mas famoso es el de la Torre de Hércules en La Coruña que todavía sigue en funcionamiento.
Se le atribuye una antigüedad de dos mil años y ha sido protagonista de numerosas leyendas. Galeses e irlandeses conservan referencias a la luz del faro de Brigancia. Los escoceses hablan del robo de la piedra del faro por Cathol, rey de Escocia.
Alfonso X habla de la fundación de la ciudad y de la torre por Hércules en conmemoración de su victoria sobre el gigante Gerión cuya cabeza enterró en sus cimientos.
En agradecimiento mandó colocar en lo alto de la torre un espejo de cobre en el que se veía todo el horizonte, con lo que ningún barco podía pasar sin ser visto.
El faro se ha reconstruido varias veces y ha sufrido numerosas modificaciones. Hoy, además de la señal marítima, alberga también un museo en el que pueden visitarse tanto la torre como sus cimientos romanos.
FAROS MEDIEVALES
La caída del imperio romano provoca el comienzo de una etapa de oscurantismo general al que no se sustraen las señales marítimas. El comercio se reduce a áreas locales y los estados se prestan más a la guerra y la defensa. La construcción de nuevos faros se interrumpe y los que ya existían desaparecen.
La mayoría de las luces estaban situadas en la entrada de los puertos de las ciudades marítimas más importantes sirviendo para señalizar, defender y vigilar. Eran frecuentes las luces encendidas en las torres de las iglesias.
A partir del siglo XII, las cosas cambian. La creciente expansión de la navegación en el Norte de Europa y el Mediterraneo, aumenta la necesidad de seguridad nocturna. Los faros de Falsterbo, Travemünde, Neweck, Wismar y Warnemünde son ejemplos de los faros que convertirían las costas de Escandinavia y Alemania y la ruta del Báltico al Mar del Norte en las mejor iluminadas de la época, con 15 faros en el año 1600.
El comercio por el mediterráneo favoreció también la construcción de numerosos faros, aunque siguieron situándose hogueras sobre torres de vigía ya existente como es el caso del faro de Porto Pi en Mallorca.
Derivadas de la época comercial, las ciudades-estado italianas cuya actividad marina procedía de las cruzadas, supuso la construcción de los faros de Génova, Meloria, Livorno y Venecia.
El de Génova, conocido como “La Linterna” formaba parte de las defensas de la ciudad, pasando luego a convertirse en una señal marítima. Con sus 75 metros de altura estaba considerado el faro más alto del mundo.
También se utilizó como atalaya de vigía. Se comunicaba mediante señales de humo con el de Livorno y disponía de un sistema de banderas para advertir de la presencia de barcos enemigos.
El faro de Meloria es uno de los primeros edificados en mar abierto. Se usaba para marcar las embarcaciones que salían y regresaban al puerto de Pisano.
Por su estratégica situación fue blanco de numerosos ataques aunque se reconstruyó posteriormente. Se levantó uno nuevo en 1956 y hoy es uno de los principales faros italianos.
Otros faros italianos de importancia son: Torre de San Rainieri (Messina), Faro de Castello Maniace (Siracusa) construido por el general bizantino Georgio Maniace.
En cuanto a los faros ingleses destaca la torre Hook, en la entrada del puerto de Waterford, construida como faro fortificado y el de Santa Catalina en la isla de Wight, paraje en el que se hundió un barco cargado de vino propiedad de un monasterio.
Gran parte del cargamento se recuperó y fue vendido a los habitantes de la isla por la tripulación que ocultó el hecho a los dueños que creyeron perdido el cargamento.
El engaño se descubrió y la justicia condenó al culpable a construir un faro en ese lugar con una iglesia en la que un sacerdote diariamente diría misa por el alma de los náufragos a la vez que cuidaría de mantener el fuego.
Faro de Cordouan
El faro más representativo de esta época es el de Cordouan, el cual se encuentra en la desembocadura del Garona, en el golfo de Gascuña, en la región de Burdeos.
En esta zona los fondos son bajos, arenosos y plagados de rocas.
En la zona se producen tormentas que arrastran los barcos a tierra.
Sólo hay dos pasos de entrada: el de los Asnos y el de Grave, separados entre si por la roca de Cordouan.
Se cree que la roca es el resto de una antigua isla. Es una zona de numerosos naufragios, por lo que la idea de balizarla data de muy antiguo.
Según la tradición, Luis el Pío fue el promotor de la primera construcción.
FAROS CONTEMPORÁNEOS
La verdadera iluminación costera comienza con la edad moderna, gracias al aumento de las relaciones comerciales y al tráfico naval. Ya no son suficientes las luces de recalada en los puertos más importantes. Ahora es necesario balizar la costa, escollos y bajos más importantes.
Inglaterra era el país que contaba en ese momento con más faros ya que cobraba arbitrios a los buques que recalaban en sus puertos y empleaba el dinero recaudado en mantener los faros existentes y construir otros ensayando nuevas tecnologías, de lo que se beneficiaban también otros países como las colonias americanas.
Seguían en nivel de iluminación las costas francesas y el resto de las colonias americanas.
Pero este desarrollo es desigual en el resto de Europa donde el avance es más lento. En el resto del mundo el alumbrado marítimo casi no existía.
Casi todos los faros de esta época son del tipo “Faros de Roca” de muy dificultosa construcción y que representan la imagen típica de torre aislada y solitaria.
En esta época se construyen faros en mar abierto e islotes impracticables y se utilizan nuevos sistemas de iluminación y aparatos ópticos para reforzar la luz.
Ya en el siglo XIX se utilizan también las señales sonoras con lo que se puede considerar este siglo como el de las señales marítimas.
En la segunda mitad del siglo XIX, edad de oro de las señales marítimas, el impulso a la construcción de faros fue definitivo por la posibilidad de usar nuevos materiales y nuevas fuentes de energía.
El faro de Eddystone es sin duda el mas famoso de los construidos durante esta época, entre otras cosas por haber servido de modelo de construcción para el resto de los edificados en mar abierto.
En España se inicia también el despegue de construcción de faros partiendo casi desde cero, hasta completar la red de los que hoy día existen. Se establece una organización estatal única para administrarlos y se crea el cuerpo de torreros de faros.
En 1842 se constituyó la Comisión de Faros y en 1847 se aprobó el primer Plan de Alumbrado Marítimo de las costas españolas del que proceden la mayor parte de los faros que hoy existen en nuestro país.
Junto a los tradicionales faros de cantería surgieron los faros metálicos mucho más ligeros como los del delta del Ebro: Buda, El Fangar y la Baña. También es notable por sus dimensiones el de Cabo de Palos que albergó la Escuela de Torreros o los de Chipiona y Trafalgar.
Faro de Eddystone
Es el faro más famoso de los hasta ahora construidos por su accidentada historia y por ser modelo de construcción para el resto de los edificados en mar abierto.
El faro se asienta en una zona azotada por tormentas sobre un peligroso arrecife, el cual constituye un obstáculo para el tráfico marítimo. Su primer constructor fue Henry Winstanley de Littlebury en 1696.
Su construcción pasó por numerosas dificultades técnicas para los medios de la época. A eso se suma el estallido de la guerra contra Francia. El constructor y los obreros fueron hechos prisioneros, aunque posteriormente liberados.
Una de las muchas tempestades de la zona destruyó el faro en 1703, pero en 1706 fue reconstruido otra vez. Parte de él estaba construido en madera con lo que la carcoma lo hizo peligrar tanto como las múltiples tempestades.
En 1755, un incendio lo destruyó. A partir de este momento, la ausencia de este faro era impensable por la cantidad de tráfico existente y se concluyó su reconstrucción por John Smeaton en 1759.
En 1870 se derribó el faro por fallos en la estructura de la roca para construir otro más estable y alto, pero en otro arrecife situado 120 pies al SE del anterior. Su constructor fue James Douglas.
Faro de Fastnet Rock
La roca de Fastnet es un peligroso arrecife rodeado de aguas profundas a cuatro millas de Cabo Clear, en el punto más Suroeste de Irlanda.
Inicialmente se construyó en 1854 una torre cilíndrica en la parte más alta de la roca, pero había graves problemas de estabilidad debido al golpe de las olas o de rocas arrastradas.
A pesar de realizar trabajos de refuerzo, no se soluciona el problema.
Finalmente en 1891 se confecciona un nuevo proyecto situando la base de la torre en la cara más azotada para que sirviera de protección a la roca.
Fuentes: Puertos del Estado y CD Multimedia Faros de España del Ministerio de Fomento.