Alguien voló sobre el Nido (y no del cuco) en Palawan
En mi viaje de 2006 a Filipinas me quedé sin poder ir a uno de los lugares que más me apetecía, Palawan, por culpa del mal tiempo, y por supuesto en 2012 no iba a dejar pasar la oportunidad de hacerlo y además sin prisas. Lo dejé además para el final de mis tres meses de viaje por Filipinas, y no pude haber hecho mejor elección.
Se puede ir desde Manila o Corón en barco, pero es largo e incómodo, y por suerte en Filipinas hay ahora varias líneas aéreas lowcost de calidad, como Zest Air, Cebu Pacific y Airphil Express, que compiten duramente en precios, y pude volar desde Manila por 30€
El vuelo es una gozada, porque vas sobrevolando cientos de pequeñas islas a las que podrías perfectamente aplicar el tópico de isla paradisiaca, ya que están rodeadas de playas de arena blanca, cubiertas de vegetación tropical, y con un arrecife de coral a escasos metros de la playa.
Aterrizamos en Puerto Princesa, la capital de Palawan, un pueblo grande o ciudad pequeña, según los parámetros con que se mire, porque aunque cuenta con unos 250.000 habitantes, excepto en las dos calles principales donde se acumulan los restaurantes, hoteles y agencias de viajes, el resto son casas bajas y calles sin iluminación nocturna, como pude comprobar la noche que no encontraba mi hostel y nadie sabía dirigirme al lugar correcto.
Puerto Princesa vive hoy principalmente del turismo, que aterriza en su aeropuerto internacional, en el centro de la ciudad, y como máximo se queda una noche para partir lo antes posible a sus destinos soñados, principalmente El Nido y El Río Subterráneo Sabang, nombrado recientemente una de las nuevas Siete Maravillas Naturales del Mundo.
Me quedé varios días en Puerto Princesa porque a mi me encantan este tipo de ciudades destartaladas pero con una gran vida y actividad, es una gozada ir a sus mercados y ver el incesante movimiento de gente vendiendo frutas, vegetales, comprando ropa y todo lo que se te pueda ocurrir.
Por la tarde, un recorrido por su paseo marítimo, de colores kitch, te permite charlar con la gente y disfrutar de unas puestas de sol espectaculares, a sólo cinco minutos caminando de mi hotel, Puerto Pension, un edificio de madera de 3 plantas, precioso, decorados con cuadros y estatuas étnicas de Filipinas, que además se preocupa por el medio ambiente, ya que usa paneles solares, bombillas de bajo consumo y recicla todos los residuos.
De Puerto Princesa me fui a Sabang, a sólo 50 kilómetros y unas dos horas en autobús público o algo más de una hora en van, y cometí un error de aficionado, presentarme allí sin reserva alguna a pesar de que era Semana Santa, lo que en un país católico como Filipinas significa vacaciones.
Para más inri, el río Subterráneo había sido nombrada en enero de 2012 Maravilla Natural de Mundo y aunque es Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO desde 1999, la intensa campaña de marketing de las nuevas maravillas la había puesto de moda, el acceso al Río estaba controlado para un máximo de 300 personas por día y la lista de espera era de días.
Con estas negras perspectivas me fui a caminar por la playa y pregunté en todos los resorts (donde escribo resort, excepto dos o tres de lujo, leer 4 cabañas de madera más un restaurante), y las caras de los filipinos me indicaban que lo iba a tener crudo.
Por suerte uno tiene recursos, me dirigí al Daluyon Beach and Mountain Resort, el más bonito y mejor cuidado de Sabang, con un cartel en su puerta que decía que pertenecen al proyecto Carbon Zero (que busca que los hoteles de los asociados sean neutros en sus emisiones), y pregunté por el dueño, el mismo del Puerto Pensión en Puerto Princesa.
Apareció un Filipino atildado, con camisa blanca bordada, y le conté mi problema. Me dijo que estaban al 100% de reservas, le respondí que me servía cualquier lugar, como una hamaca, pero me comentó que no hacían eso en su hotel.
Seguimos charlando y me contó que había trabajado en un hotel en Palma de Mallorca varios años antes de regresar a Filipinas, y me invitó a comer antes de regresar con el rabo entre las piernas a Puerto Princesa, ya que el Nido me quedaba muy lejos para llegar en el día.
La charla fue muy agradable y al terminar me dijo: creo que tengo una solución, si no te importa dormir en la clínica del hotel. Le dije que si no molestaba con un camastro tenía suficiente, dio dos órdenes en tagalo y un rato después habían convertido una de las dos habitaciones de la clínica en una de hotel.
No sólo me hizo un gran favor, sino que me ayudó con mi objetivo principal, visitar el río subterráneo, ya que me dio un certificado de alojamiento en el hotel, porque en la oficina del Parque Nacional guardan siempre algunos puestos y la preferencia la tiene la gente alojada en Sabang, y al día siguiente pude visitar el río subterráneo después de varias visitas a la oficina para ver como iba la lista de espera.
Para visitar el río primero haces un viaje en bangka de unos 20 minutos hasta una playa donde está la entrada al parque, caminas unos metros y allí están las pequeñas piraguas con su guía que te llevará en una hora de recorrido por una pequeña parte del río, después de vestirte casi como minero para la ocasión, con casco y con linterna.
El Parque Nacional del río subterráneo mezcla un fantástico paisaje kárstico calizo con un río subterráneo. Tiene un tamaño de 5.753 ha (11.000 campos de fútbol) y alberga once ecosistemas diferentes, desde selva húmeda de montaña a mar con arrecifes de coral, y es hogar de gran variedad de animales endémicos amenazados, como el faisán, el múrcielago zorro, la nutria, las civetas y los tejones de Java. La parte navegable es de 8,2 km, pero los tours no penetran más allá del kilómetro.
Según la epoca del año las aguas del río subterráneo, que desemboca directamente en el mar, pueden ser transparentes de todo o ir enfangadas, como cuando lo visité yo; en todo caso lo más interesante está en sus paredes y techos, formaciones rocosas calizas, estalactitas y estalagmitas de las formas más diversas.
El guía era un cachondo total, y aunque supongo que hacía los mismos chistes todos los días, al menos los contaba con entusiasmo y no como algunos guías que parece que más que guías son empleados de funeraria.
En mi barca venía una familia filipina muy simpática, una pareja con su hijo, que me invitaron a su casa en Mindanao, desafortunadamente me quedaban sólo unos días en Filipinas y quería pasarlos en Palawan. Otra vez será.
El interior de la cueva está lleno de murciélagos, por lo que el casco era tan necesario para evitar un golpe en una zona baja como para que no te cayera una cagada de murciélago. Los techos calizos goteaban continuamente y el sonido de las gotas golpeando el agua era incesante
Cuando salimos de la cueva y bajamos de la barca, pudimos ver varios monos en los árboles pendientes de los turistas, así que agarré bien la cámara, porque ya he visto a monos hacer de ladrones profesionales de cámaras en India y otros países.
También había cerca de la entrada al parque unos lagartos Monitores enormes, de unos dos metros de largo y aves de todo tipo a las que oíamos pero no podíamos ver por lo espesa de la vegetación.
De Sabang me fui al que quizás sea el lugar más fotografíado de Filipinas, el Nido, en un largo viaje de casi 6 horas por las tortuosas carreteras de Palawan, que al menos te deparan siempre vistas extraordinarias. La carretera está además en reparación o reconstrucción, y eso empeora la cosa porque le añade polvo, paradas interminables porque hay trafico en un sólo sentido, etcétera.
Se puede llegar en avioneta a el Nido pero es bastante caro porque son pocas plazas, sin servicios regulares, y en la mayoría de los casos va gente pudiente que se aloja en alguno de los resorts de mega lujo que hay en islas privadas, a partir de 500€ la noche, como Lagen island resort, Miniloc island resort o Pangulasian island resort.
Pero no te asustes, en El Nido también hay alojamiento para mochileros, en habitaciones compartidas o en pequeños cubículos de casas privadas, pero situadas al borde del mar. También hay hoteles intermedios como en el que me alojé yo, el Ipil travelodge, que tenía unas vistas increíbles de el restaurante de la terraza, sobre todo al atardecer.
El nombre de El Nido viene de una de sus principales actividades antes de que el turismo fuera tan popular, la recolección de nidos de aves, muy apreciados en la cocina asiática.
El pueblo de El Nido no tiene nada de especial salvo la ubicación, enclavado en una preciosa bahía salpicada de islotes y promontorios de roca caliza, y con montañas también calizas en su espalda cubiertas de espesas vegetación que trepa literalmente por sus muros.
No hay electricidad durante buena parte del día, pero a nadie parece preocuparle porque normalmente la excursiones comienzan a las 9 am y no regresas hasta las 5-6 pm.
El Área protegida de El Nido-Taytay es candidata a Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO desde 2006, y espero que lo nombre pronto porque ya empieza a mostrar síntomas de sobrexplotación. Se nota sobre todo en las excursiones más populares, tan populares que ni se han molestado en ponerles un nombre decente, y las denominan Tour A, B, C y D.
Las más populares son el A y el C, pero todo son variaciones sobre lo mismo, recorrer la bahía y hacer buceo de superficie en alguno de los islotes de Bacuit de los 40 que hay por la zona, visitar alguna laguna escondida a la que sólo se puede llegar buceando o entrando por algún agujero en la roca, comer pescado a la barbacoa bajo una palmera y regresar al atardecer a El Nido.
Las vistas y el entorno son excepcionales pero como todas las agencias ofrecen los mismos tours y parece que salen a la misma hora, te puedes encontrar, como nos pasó a nosotros, que tengas que nadar entre 15 barcos que han llegado antes que tú para llegar a la laguna «escondida» (tan escondida no debe estar cuando todo el mundo la conoce.
Mi recomendación es que si tienes presupuesto o consigues gente para fletar una bangka particular, entre 8 y 12 personas dependiendo del tamaño, negocies el itinerario y los horarios para ir a contramano de las agencias, y la experiencia será sin duda mucho más memorable
«Dale al play» en la presentación de abajo para ver las fotos de Puerto Princesa, el Río subterráneo y el Nido.
Para más información sobre Palawan y Filipinas, consulta las páginas web de:
Visit Puerto Princesa, Puerto Princesa Subterranean River National Park, Visit Palawan, Wikipedia Filipinas, Wikipedia Palawan , y web oficial de Turismo de Filipinas, The Philippines, Philippine Tourism y Experience Philippines.
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Fotos de Palawan, Puerto Princesa, Río Subterráneo y El Nido.
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¡¡ Hasta Pronto !!
Carlos, desde La Coruña, España, 17 de setiembre de 2012
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