De Vuelta al Triángulo del Café y sus Experiencias Únicas

Mi regreso al Triángulo del Café de Colombia, después de mi primera experiencia en 2009, fue muy especial ya que en 2011 fue nombrado Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO porque «El Paisaje Cultural del Café es un ejemplo excepcional de paisaje cultural sustentable y productivo único que representa una tradición que es un símbolo poderoso tanto a nivel nacional como para otras zonas cafetaleras del mundo.

Incluye seis paisajes cafetaleros y dieciocho centros urbanos de las cadenas occidental y central de la Cordillera de los Andes, al oeste de Colombia., según explica la propia UNESCO.

Llegué a Armenia invitado por Lina María Mondragón Cortés (me encanta la sonoridad de los nombres colombianos), de Lina Tours y casi sin tiempo para dejar el equipaje nos fuimos al río de la Vieja a hacer balsaje.

El nombre río de la Vieja viene de una leyenda. Hace muchos años vivía una hermosa reina india Guacamarintia a la que los indios agasajaban con objetos de oro: brazaletes, collares, y otros objetos valiosos. Un día españoles (¡esa fama en América Latina!) le robaron y arrojaron su cuerpo al río.

Los indígenas construyeron balsas para buscar a Guacamarintia y después de varios días buscando encontraron su cuerpo lleno de arrugas por el efecto del agua, y por eso bautizaron a este río el río de nuestra vieja, más conocido como el río de la Vieja.

Aunque el aspecto de las balsas aparenta fragilidad, son muy seguras, ya que se construyen de guadua, mucho más resistente que el bambú, y las balsas llevan hasta 17 guaduas, para formar una estructura de 9 metros de largo y 2,50 de ancho, con un capacidad máxima de 12 pasajeros, que van sentados en bancos de madera y protegidos del sol por un pequeño techo.

La seguridad está además garantizada por el boga, un timonel que conoce perfectamente el río y sus corrientes, piedras, remolinos, y las zonas someras y profundas, y con una vara de guadua de varios metros de largo dirige la balsa con enorme presteza.

El recorrido en balsa empieza en Puerto Alejandría en Quimbaya, pero primero viajas desde Armenia en los famosos todo terrenos de la región cafetera, los Jeep Willys, y desde allí navegas río abajo 12 kilómetros durante unas 5 horas, para terminar en las Piedras de Moler, entre Alcalá y Cartago.

En nuestra balsa eramos siete personas, y fue una gozada descender tranquilamente por el río observando la naturaleza salvaje, ya que se veían muy pocas fincas en la ruta, y tanto la flora de la región, de árboles muy variados como laureles, guamos, ceibas, cauchos, como la fauna: garzas blancas, azules y negras, gavilanes, loros es muy interesante.

A mitad de camino hicimos una parada para el almuerzo tradicional de la zona, fiambre envuelto en hojas de congo y plátano que hacen la función doble de tupperware y plato, con arroz, yuca, papa sudada y muslo de pollo, una auténtica delicia.

Después de la comida caminamos un rato por senderos entre colinas para visitar la cascada del Mico, a la que pudimos apenas acercarnos porque la cortina de agua nos mojaba por efecto del viento.

En el camino, las praderas de hierba eran de un verde muy intenso y también encontramos flores y plantas de una belleza espectacular.

Cuando llegamos a Piedras de Moler fue asombroso ver como en un santiamén desmontaron la balsa de guadua, porque las cargan en camiones para retornarlas al punto de partida.

De regreso a Armenia nos llevaron a la finca donde nos alojábamos, un sitio muy agradable en medio del campo, restaurada con motivos coloniales y pocas habitaciones.

Al día siguiente por la mañana nos fuimos de tour a Salento y al valle del Cocora. Ya había estado allí en 2009 y 2012 pero me encanta volver las veces que sea porque es uno de los lugares más mágicos de Colombia, podemos decir que es el corazón del eje cafetero, aunque este se engloba varios Departamentos.

La población no es superior a los 4.000 habitantes, y en toda la comarca no supera los 10.000. Es cuna del árbol Nacional de Colombia, la hermosa y estilizada Palma de Cera.

A 10 kilómetros de Salento, a una altitud entre los 1800 y 2400 metros, está el Valle del Cocora, que significa Estrella de Agua. Hereda su nombre de la princesa Cocora, hija del cacique Acaime. Es la puerta de entrada al Parque Natural de los Nevados, lleno de caminatas ecológicas y hermosos paisajes.

La flora del Valle del Cocora se compone de pinos romerón, siete cueros, encenillo, árnica, puya, y frailejón y la fauna nativa más común del Valle es la danta de Montaña, el puma, el oso de anteojos, el cóndor, el perezoso, el tucán celeste, el tigre, y el colibrí.

El Eje Cafetero es la región topográfica de Colombia, que abarca parte de los departamentos del Valle del Cauca y Antioquia, y los Departamentos de Caldas, Risaralda, y Quindío completos con capitales en Manizales, Pereira y Armenia respectivamente.

Las condiciones climatológicas y ambientales, con temperaturas moderadas, que oscilan entre los 8ºC y los 24ºC, y su ubicación geográfica en zona de bosques tropicales andinos, ayudan a la producción de un café de gran calidad.

Colombia es el cuarto productor de café del mundo, después de Brasil, Vietnam e Indonesia, pero si piensas que te vas a encontrar grandes haciendas cafeteras estás muy equivocado, ya que las condiciones orográficas, políticas y sociales han desarrollado técnicas artesanales de cultivo, recolección y procesamiento del grano.

Más de medio millón de familias tienen menos de tres hectáreas de cafetales, y el 95% son caficultores con menos de una hectárea y media dedicada al cultivo del café.

La Federación Nacional de Cafeteros de Colombia representa a más de 500.000 cafeteros y se autodefine como «una entidad democrática, participativa, pluralista, federada y no partidista, que tiene como misión promover primero y prioritariamente la prosperidad, el bienestar y el interés general de los productores de café».

Son los creadores del famoso icono publicitario Juan Valdez, un campesino paisa vistiendo poncho, carriel, y sombrero aguadeño acompañado por una mula, que es uno de los símbolos de Colombia más reconocidos a nivel internacional.

El café en Colombia supone 18% del PIB agrícola y el 7% del PIB nacional. 560.000 familias producen el grano, y en total 7 millones de personas viven directamente del café, lo que da una señal de la importancia de este producto.

Durante mi viaje gran parte de las carreteras de los departamentos cafeteros estuvieron bloqueadas durante semanas por los caficultores, que reclamaban más ayudas del gobierno por el dramático descenso de los precios internacionales.

Volviendo a mi visita a Salento y al valle del Cocora, el tiempo no acompañó y desgraciadamente no pudimos recorrer el valle porque la lluvia y las nubes bajas impedían la visibilidad.

Lo que no falló fue la trucha con superpatacón que me tomé en la Plaza de Bolívar, y un café gourmet Jesús San Martín en un nuevo bar con una decoración preciosa, muy cerca de la plaza Bolívar.

Al día siguiente me alojé en Finca la Tata, a pocos metros del Parque del Café, otro lugar muy hermoso, con jardines llenos de flores, y con dos plantaciones de café que puedes visitar e incluso ponerte las botas y sentirte durante unas horas un auténtico caficultor.

Sales de la Finca Hotel la Tata en jeep willys, y a pocos minutos se encuentra finca productiva la Nubia, en la que recorres los sembrados de café, plátano y cítricos, donde te cuentan la importancia de los cultivos conjuntos de café con otras especies, y participas en los procesos de siembra, cultivo, recolección, selección y preparación del café, una experiencia inolvidable. Las otras dos fincas productivas que se pueden visitar son Ocaso y Albania.