Los lectores asiduos de vagamundos sabeis que en mi cumpleaños intento hacer algo especial para compensar la lejanía de la familia para darte unos tirones de orejas (aunque ya empiezan a ser muchos, casi mejor que sea así).
En el 2001 aterricé en las Galápagos el 4 de junio y pude soplar las velas en ese paraíso natural; en 2004 ponía pie en el archipiélago de los Roques en Venezuela para bucear en sus aguas turquesas y atolones coralinos,y en 2005 pude caminar por la historia hecha piedra de la Gran Muralla China.
Desgraciadamente, en el 2003 tuve que interrumpir el viaje por el accidente que tuve en Chile y la tarta la tuve que cortar con el brazo izquierdo, y en el 2002 tampoco las cosas salieron como esperaba, ya que iba a bucear con tiburones ballena en la costa oeste de Australia, pero cancelaron la salida por el mal tiempo.
Me quedé con las ganas de ver al pez más grande del mundo de cerca, de hecho es el segundo animal más grande del mundo después de la ballena azul, ya que alcanza hasta 20 metros de longitud y 30 toneladas de peso.
Con estos números, podríais pensar que es una locura bucear con ellos, pero la realidad es la contraria, ya que son tiburones no carnívoros, que se alimentan exclusivamente de plancton, krill y pequeños peces.
El único riesgo que puedes correr es quedarte sin respiración cuando lo ves venir directo hacia tí con la boca abierta, que puede llegar a medir 2 metros de ancho, cambiando el rumbo en el último momento con un golpe de su enorme aleta caudal para no tropezar con ese animal extraño con gafas y aletas que patalea desesperadamente para apartarse de su ruta.
Esto os lo puedo contar porque 4 años después del fracaso en Australia, por fin he podido nadar con tiburones ballena, y no con uno o dos, sino hasta 10 veces me topé con ellos en las inmersiones que hice en Donsol, al sur de Luzón, Filipinas.
Donsol es un ejemplo de lo que se puede hacer por la protección de las especies cuando se involucra a la población local y no se limitan las autoridades a prohibir la caza/pesca de una especie que ha servido de sustento durante cientos de años a la comunidad.
La pesca, con el arroz, es uno de los principales sustentos de los filpinos, y con 80 millones de habitantes y miles de familias viviendo literalmente en barcas, la sobrexplotación de sus costas y las prácticas ilegales como la pesca con dinamita son habituales.
Los tiburones ballenas han sido cazados intensivamente porque es una especie que no teme al ser humano; acercarse a ellos es fácil, y al contrario que las ballenas, los tiburones no gozan de buena prensa, aunque sean un «pedazo de pan» como los tiburones ballena.
No fue hasta Mayo de 2003 que los tiburones ballena no fueron incluídos en el CITES, la Convención Internacional para el Comercio de Especies amenazadas de Fauna y Flora Silvestre, y se estima que su población ha disminuido hasta un 70%.
Hasta 100 millones de tiburones son capturados cada año, y la alta demanda de sopa de aleta de tiburón, sobre todo en China y Japón, propaga la cruel práctica de la extirpación de las aletas en vivo, y el tiburón es lanzado de nuevo al agua sin apenas posibilidades de supervivencia.
El tiburón ballena es probablemente la especie menos conocida por sus hábitos migratorios, ya que viaja hasta 13.000 Km. Se sabe que tiene una tasa de reproducción muy baja, madura sexualmente muy tarde, a los 30 años, puede vivir hasta 100, y su fecundidad es baja.
Por suerte en los últimos años han surgido importantes iniciativas para el conocimiento a fondo de esta especie, como la del CONANP (Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas) en México, que ha creado el proyecto Dominó sobre los tiburones ballena.
El proyecto de Donsol está patrocinado por el WWF, y compensa a los pescadores locales por las pérdidas económicas por la protección total del tiburón ballena o butanding, que es como le llaman en esta zona de Filipinas.
Para nadar con ellos tienes que contratar un barco, en el que van la tripulación, los avistadores y un BIO (Butanding Interaction Officer), la persona que se tira contigo al agua, te dirige al encuentro del tiburóm y controla que se cumplan las normas, como la de no «cabalgar» los tiburones o no hacer fotos con flash.
Los precios son fijos, y el número máximo de nadadores es 6. Yo compartí el barco con una pareja de holandés madurito y filipina adolescente, algo muy habitual en este país, pero ella no buceaba, así que eramos 2 sólos con el BIO en el agua.
Gracias a eso, de las 12 veces que nos lanzamos al agua, 10 estuvimos a menos de 2 metros del tiburón, y varias veces pudimos nadar a su lado, porque parece que no tienen ninguna prisa, mueven lentamente su enorme cola caudal y van «aspirando» el plancton que encuentran en su camino.
Eso sí, cuando deciden sumergirse, los pierdes de vista en segundos.
La pena es que la visibilidad no era muy buena y por tanto las fotos no muestran la majestuosidad de este animal; los que vimos tenían un máximo de 8 metros, y no me quiero imaginar como será uno de 18.
Agotados de subir y bajar del barco y de bucear sin botella, que es mucho más cansado que con ella, regresamos a Donsol fascinados por este animal que con su piel moteada podría ser llamado El Tigre de los Mares, aunque Sandokán seguro se enfadaría por robarle el apodo.
Me alojé en un resort cercano al centro de interpretación, llamado Amor Beach, pero enseguida descubrí que no era un refugio para parejas, sino el apellido de la dueña.
Una de las herencias que dejamos los españoles es que cristianizábamos obligatoriamente los nombres de los filipinos, y lo hacíamos ordenadamente por letras y pueblos, así que aún hoy si te apellidas Zabala es bastante probable que seas de Legazpi, por poner un ejemplo.
La puesta de sol en la playa, con los niños jugando en la arena y corriendo hacia mí en cuanto me vieron para preguntarme mi nombre y de dónde era, fue el broche de oro de un día que fue como una fiesta de cumpleaños sorpresa.
A las 7 a.m. del día siguiente estaba en la playa con las gafas puestas para nadar un buen rato en un mar liso como un plato y con el agua a unos 25 grados, pero por suerte pude ver como nadaban hacia mí unos seres marrones, y cuando me fijé bien, eran docenas de medusas.
Como ya he tenido experiencias desagradables con medusas en Australia y Brasil, salí corriendo del agua.
Le pregunté a la señora Amor y me dijo que en esta época tanto las medusas como los tiburones vienen a alimentarse a la bahía y que mejor no me bañara.
Para visitar Donsol y nadar con los tiburones ballena, que están por estas aguas entre Diciembre y Mayo, hay que llegar desde Manila en 12 horas de bus o 45 minutos de avión hasta Legazpi, y desde allí tomar un jeepney, bus o taxi a Donsol, unos 90 minutos más. La parte final del trayecto, 3 kilómetros hasta la playa, la haces en «mototricicleta», que es como llamo a las motos con sidecar y diseños variopintos.
Creo que batimos un record Guinness, porque ibamos 7 en el vehículo.
Al llegar al pueblo, como por toda Filipinas, la imagen de la presidenta Gloria Macapagal Arroyo te da la bienvenida, en este caso a la «capital mundial de los tiburones ballena».
Otro atractivo turístico de Legazpi es el volcan Mayón, considerado el cono volcánico más perfecto del mundo; en condiciones normales se puede subir hasta cerca de la cima en un trekking de 2 días, pero es un volcán activo que con cierta frecuencia muestra su malhumor, y cuando estuve en Legazpi estaba en Alerta 2, lo que significa que no te dejan acercar a menos de 6 kilómetros, así que lo dejé para otra vez que esté más tranquilo.
Haz clic para ver las fotos de los tiburones ballena en Donsol.
Haz clic para saber más, en inglés, sobre los tiburones ballena de Donsol (Filipinas), de México, y las webs del Shark Research Institute (SRI) en New Jersey (USA), del whale shark project y el proyecto de seguimiento vía satélite que se hizo en Australia de 6 ejemplares en el arrecife Ningaloo en el 2005.
Si quieres ver todas las fotos del viaje de Vagamundos 2006 de 6 meses por Tailandia, Malasia y Borneo, Brunei, Indonesia, Filipinas y Singapur, haz clic aquí .
¡Hasta Pronto!
Carlos, desde Singapur, 3 de Abril de 2006
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