Sandokán y las islas de Malasia
Mi primer destino en Malasia fue la isla Penang, en la costa oeste, muy cerca de la frontera con Tailandia, y quizás influenciado por mis lecturas infantiles de las aventuras de Sandokán, pensé que tendríamos que enfrentarnos en nuestra singladura a piratas malayos.
Nada más lejos de la realidad. Penang está unida al continente por un puente de varios kilómetros de longitud que cruzamos velozmente en nuestro minibús, que nos dejó en la capital, Georgetown.
Alojado en un hostal de Chinatown, en Georgetown es fácil imaginar como era la vida hace 200 años, con marineros de todo el mundo recorriendo sus tortuosas calles, llenas de fumaderos de opio, observados por chinos enjutos de largas barbas de chivo.
Todavía hoy conserva una calle que se llama «love lane». Sin comentarios.
La ciudad es un pastiche de vestigios coloniales portugueses, holandeses, ingleses, y los barrios Little India, Chinatown y el barrio musulmán.
Penang, con otras islas de la costa Oeste, como el archipiélago de Langkawi, es un destino muy turístico, así que me escapé a la costa este, donde todavía se encuentran lugares casi vírgenes, como las islas Perhentian, en el norte.
8 horas de autobús nocturno desde Penang, que me confirmaron que en realidad los autobuses en Malasia son transportes frigoríficos, me dejaron en kota Bharu a las 5 a.m., y de allí tomé un taxi con una chica inglesa que venía en el autobús a Kuala Besut, donde vimos el amanecer mientras esperábamos la lancha rápida que salía a las 7 a.m.
En el muelle había una caseta de información sobre el Parque Nacional Marino que protege las islas; lo curioso es que el muelle y la playa de Kuala Besus estaban llenos de basura.
Más que rápida, la lancha era aérea, porque estábamos más tiempo en el aire que en el agua, y cuando impactábamos con el mar la fibra de vidrio crujía como si fuera a reventar y nuestros riñones se acordaban de la familia del barquero.
Fueron 45 minutos de tortura, y al regreso fui en el ferry, que tardó 2 horas, es más barato y tiene solarium.
Hay 2 islas principales, la grande y la pequeña, con ambientes muy diferenciados. La isla pequeña es más de mochileros, y la «movida» se concentra en Long Beach, una playa preciosa, con arrecifes de coral a la vuelta de la esquina.
No tiene muelles, y de las lanchas rápidas o del ferry tiene que pasar a las lanchas de los locales que te dejan en la misma playa.
la playa tiene unos 10 hotelitos con bungalows que al mismo tiempo son restaurantes al borde de la playa que de noche preparan unas barbacoas de pescado deliciosas, y varios son también centros de buceo.
No penséis con esto que está masificada, ninguna tiene más de 10 cabañas, son de una planta, y no hay ni un sólo vehículo excepto las lanchas.
Por no haber no hay ni electricidad, sólo generadores de 7 pm a 7 am, y los únicos teléfonos son móviles, con los que tienes que andar buscando cobertura por la playa.
Estuve buceando con el que sin duda es el centro de buceo más profesional y al mismo tiempo divertido de la isla, el único de propiedad malaya.
Se llama Spice divers y es cierto que le ponen un toque picante al buceo.
El ambiente es multicultural, con divemasters e instructores de 6 nacionalidades, y los resúmenes del buceo, que en otros centros te los largan como una cantinela siempre repetida, aquí son muy animados, dibujan sobre la pizarra, hacen preguntas, bromean, cuentan historias sobre las inmersiones que han hecho, etcétera.
El lenguaje de signos para indicar lo que se ve debajo del agua también va sobrado de inventiva e imaginación.
Tuve la suerte además de ser el único buzo esa mañana, así que el divemaster era para mi sólo, y aunque el lugar de buceo estaba a 5 minutos de la playa en barca, fue fenomenal, vimos varias tortugas y los corales eran espectaculares.
El segundo buceo me gustó menos; eramos 8 y fuimos a ver un barco vietnamita hundido en los años 70, que alberga muchos peces, pero es una zona de fuertes corrientes, la visibilidad no es muy buena, y ese día no fue una excepción.
Al atardecer la playa se llena de gente jugando al voley playa hasta que ya no se ve la pelota, y es el momento de sentarse en una de las mesas y decidir qué barbacoa tomar, ya que la variedad es enorme: atún, raya, tiburón, barracuda, snapper, calamar, gambas, etcétera.
El único camino que tiene la isla, que la atraviesa de lado a lado en 15 minutos, nos lleva por la jungla y podemos ver monos y lagartos gigantes.
Para ir a las otras playas de la isla hay que ir en barca. En la de la laguna hay incluso una casa en un árbol que pueden alquilar los que tengan vocación de Tarzán.
La isla grande tiene alojamientos de más nivel y precio, pensada para parejas o gente que busca tranquilidad.
Otra isla muy recomendable, también en la costa este, pero al sur, cerca de la frontera con Singapur, es Tioman, a 3 horas en ferry o la mitad en lancha rápida desde Mersing, que van parando en todas y cada una de las playas de la isla, y la mejor es la última, Salang, que a su vez es la más animada de noche.
Una vez más el buceo fue extraordinario, pude ver (y fotografiar) peces roca, peces león, inmensos corales ánfora, en un lugar llamado Tiger Reef o el arrecife del tigre, no porque haya tiburones de esa especie por suerte.
La pena fue que a uno de los buceadores se le estropeó el chaleco, que no paraba de inflarse y enviarlo para la superficie, y como gastó mucho aire, sólo pudimos hacer 35 minutos.
La segunda inmersión no fue tan espectacular en lo que respecta a fauna y corales, pero fue una de las más apasionantes de mi vida, ya que era en un lugar donde hay un montón de rocas, con pasadizos entre ellas, cuevas donde se esconden los peces, y varios laberintos en los que pasas muy justo con el equipo.
Mis compañeros terminaron el aire a los 45 minutos, pero el divemaster, un malayo de Kuala Lumpur, me dijo que me quedara con él, porque a mi me quedaba bastante aire, y nos lo pasamos bomba recorriendo las rocas, nadando como delfines y probando virguerías como bucear cabeza abajo, que es más difícil en el agua que en tierra.
Fue una deliciosa compensación por la brevedad de la primera inmersión. Os recomiendo el centro de buceo B & J en Tioman, en Salang o playa ABC.
La diferencia de Tioman con Perhentian es que tiene electricidad y teléfonos públicos, además de muelles donde desembarcar sin mojarte, y hay motos y motocarros que te «echan» del único camino asfaltado de la isla, de un metro de ancho.
La gastronomía es la misma en las dos islas, barbacoa en los restaurantes al borde del mar, con la banda sonora de las olas rompiendo al pie del restaurante, y la escenografía de una luna lluna tan grande que parecía irreal, mostrando sus montañas y canales, que en la antigüedad estimularon la imaginación sobre ciudades lunáticas estilo Venecia. con sus gondoleros alienígenas remando entre canales.
Si quieres ver todas las fotos del viaje de Vagamundos 2005 de 6 meses por China, Vietnam, Camboya, Tailandia, Laos, Malasia, Brunei, y Filipinas, haz clic aquí.
¡¡ Hasta Pronto !!
Carlos, desde Singapur, 29 de Mayo de 2005
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