México Lindo y Querido.
El slogan turístico de México podría ser «Nunca tendrás carretes ni tiempo suficiente para verlo todo«. Es un país enorme, casi 2 millones de kilómetros cuadrados, con más de 11.000 km de costa en el Pacífico y en el Caribe, y todo tipo de orografía y bellezas naturales, y por supuesto, grandes diferencias Norte-Sur. En el Índice de Desarrollo Humano de la ONU está 52º en el mundo.
En mi corto pero intenso recorrido, he estado tanto en el México más auténtico, el de los mayas que no hablan español, como en el más «gringo», donde tampoco hablan español. La principal diferencia que he notado desde la primera vez que estuve hace siete años son los precios, ya que la economía mexicana ha tenido un boom demasiado rápido (que puede convertirse en un bluff), y el TLC (Tratado de Libre Comercio) con los USA ha puesto su economía en gran parte dependiente del dólar, y del turismo gringo.
Escribo esto desde Cozumel, uno de los reductos gringos, hay hasta un Hard Rock Café; al menos espero que buceando, la principal razón de mi visita, no encuentre una disco. Una buena señal es que hoy nos han acompañado los delfines en el corto recorrido de 45 minutos en barco desde Playa del Carmen. Si lo que buscáis es playa, discos y «ambiente», México tiene lugares como Acapulco, Cancún, Veracruz, Puerto Vallarta, Playa del Carmen y Cozumel; pero por suerte existe todavía un México prácticamente virgen, al que es difícil llegar por su orografía montañosa, como Sierra Madre y Oaxaca, y otros lugares como Chiapas, al que os recomiendo que vayáis pronto, ya que se está convirtiendo en un destino turístico, al menos los vendedores callejeros son los más persistentes que me he encontrado, yo les llamo «vendedores mosquito», porque no aceptan un «no, gracias» por respuesta.
Hay ciudades coloniales preciosas, como Mérida, Valladolid, y Campeche, pero sobre todo lo que más me ha gustado es la gente. Ver a las indias mayas en los mercados de Valladolid con sus vestidos blancos, bordados de flores rojas, y con las «enaguas» asomando por debajo de la falda es un espectáculo. No es extraño que la palabra «campechano» en español defina a alguien cordial y amable, porque su origen está en los naturales de Campeche.
He visto la tremenda influencia que tiene la iglesia católica, con catedrales e iglesias diseminadas por todas partes, pero también he visto rituales religiosos mayas, que en un alarde de sincretismo, toman elementos de su cultura milenaria y los mezclan con la parafernalia católica para crear un espectáculo hipnótico.
Cuando oigáis hablar de la violencia en México, de las «mordidas», etc, pensar que eso se suscribe a la capital, México D.F., que con 25 millones de habitantes se ha convertido en una ciudad inhabitable, y a otros sitios como Ciudad Juárez, controlados por los cárteles de la droga. México tiene una red de carreteras, autopistas de pago y autobuses a nivel (incluso en precio) del primer mundo.
Mención aparte tiene la cultura Maya, con sitios tan famosos como Palenque y Chichen Itzá. Aunque yo prefiero los lugares menos masificados y «restaurados», como Tikal y Tulum, he visitado algunos lugares mayas que me han dejado impresionado por su entorno, como Yaxchilán y Chinkultic, y otros lugares ya mencionados como las Reservas de la Biosfera de Sian Ka‘an y Boca Paila y de los Montes Azules, está última en Chiapas, y que consta de más de 50 lagos, de los cuales visité 7, con nombres tan sugerentes como Laguna Ensueño, Encantada, Esmeralda, Agua Tinta, Montebello.
He viajado en una línea de buses que se llamaba «Sex«, y mi decepción cuando monté es que era el apócope de «Super Express«. He soportado sobredosis de rancheras en algunos buses, y en otros de música para gringos, aparte de mis perseguidores más tenaces, Julio Iglesias y Jose Luis Perales; he comido frijoles, guacamole y tortillas hasta hartarme, además de buenos pescados y mariscos en la costa, y he visto la influencia gringa en que a los restaurantes les llaman «luncherías», por lo de lunch, pero también he visto una taquería que se llamaba «Tacostumbras«, nombre que todavía me hace reir cuando lo recuerdo. México tiene de todo y en todos los extremos.
A punto de acabar mi etapa mesoamericana, que me ha llevado bastante más tiempo de lo previsto inicialmente (por algo he elegido el caracol como logotipo), y antes de dar el salto a Sudamérica, he decidido crear una nueva sección que ya podeis consultar, los premios Vagamundos, que reconocerán los mejores (y peores, que los ha habido) momentos vividos en estos ya 117 días de viaje.
¡¡ Hasta Pronto !!
Desde Cozumel, 26/04/2001
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