Viajes Por China
Mi primera experiencia en un tren en China fue corta pero intensa, no tanto por el viaje en sí, sólo 2 horas desde Shanghai a Hangzhou, con una puntualidad exquisita además, sino por el intento de comprar el billete de tren en la inmensa estación de Shanghai, que me llevó más tiempo, y salí con las manos vacías.
Sabía que si compraba el billete en una agencia o en el hostal me sería mucho más fácil pagando una comisión, pero para mí viajar es vivir un país como lo viven los locales (con ciertos límites, no tengo vocación de masoquista).
Busqué infructuosamente las taquillas dentro de la estación, descubrí que estaban en un edificio aparte, y que a la estación sólo se entraba con el billete ya comprado (aún no sé por donde pude entrar yo).
Después de preguntar varias veces en mi precario chino, entré en un vestíbulo enorme atestado de gente; parecía que todos los shanghaineses se habían puesto de acuerdo para comprar un billete el mismo día y a la misma hora.
Me puse en la cola pacientemente, pero aquello parecía un dragón chino de 7 colas, y después de media hora desistí.
Me llevó 5 minutos conseguir el billete en el hostal, pagando un euro de comisión; al menos lo había intentado.
Hay 4 clases en los trenes chinos, y los nombres lo dicen todo: asiento blando, asiento duro, cama blanda, y cama dura (estas 2 últimas para los de largo recorrido).
Los de asiento duro suelen ir atestados de gente, mientras que los de asiento blando están reservados para la incipiente clase media del país (y por supuesto para los turistas).
En un tren chino jamás pasarás hambre, sed o te aburrirás, ya que las azafatas de uniforme continuamente andan acarreando carritos de comida, bebidas, revistas, juguetes, mapas, etc.
No me ofrecieron DVDs ni Rolex, supongo que porque el ferrocarril es monopolio del estado.
Fue un alivio comprobar en Hangzhou que la vida es mucho más relajada que en Shanghai, aunque su área metropolitana alcanza los 5 millones de habitantes, pero el efecto relajante del enorme lago y las montañas que la rodean apaciguan el espíritu de la gente.
Encontré rostros amables, sonrisas tímidas y miradas de curiosidad por ser de los pocos extranjeros que andaban por allí en pleno invierno.
Los peatones no son una excepción como en Shanghai, y parece que las normas de tráfico sirven para algo en Hangzhou. Es una popular ciudad de veraneo para los chinos, con muchas atracciones, además del lago y las montañas, como unas enorme cuevas calcáreas a 30 kilómetros.
La temperatura seguía siendo tan fría como en Shanghai, pero la belleza del lago al amanecer, cubierto de jirones de niebla que le daban un toque impresionista, compensaba el entumecimiento de mis dedos.
Dí la vuelta completa al lago caminando, unos 15 kilómetros, a pesar de las múltiples ofertas de los ociosos barqueros para hacerlo navegando, ya fuera en pequeñas y románticas barcas tipo góndolas (el sistema de remar es similar, pero aquí va sentado), o en lanchas a motor.
En el paseo comprobé 2 cosas que me han llamado la atención desde que llegué a China:
La primera es que los chinos raramente demuestran afecto en público, y a pesar de que el ambiente era propicio y el marco incomparable, las parejas no se besaban, ni siquiera iban abrazados o cogidos de la mano (cuando posan para una foto lo hacen firmes al estilo militar, eso sí, vestidos casi todos a la manera occidental).
La segunda es la brutal invasión de la cultura gringa. A los incontables restaurantes de cómida rápida hay que añadir la música, y no precisamente la buena, aunque ya se sabe que para gustos pintan colores y para oídos tocan notas.
Todo el paseo alrededor del lago está lleno de jardines, puentes, árboles, estanques, templetes, pasarelas, bosques de bambú, etc, pero como si eso fuera insuficiente, han puesto música ambiental en todo el perímetro, y durante 4 horas soporté a Kenny G y otras músicas por el estilo.
Siempre he dicho que a pesar de ser amante de la música, prefiero viajar sin ella para poder escuchar las voces de la gente y las músicas autóctonas, pero como la música ambiental es ya una pandemia global, tendré que cambiar de opinión (al menos me pesará poco porque Olympus acaba de presentar el Olympus m:robe, que me permitirá llevar hasta 5.000 canciones y/o 20.000 fotos en 200 gramos).
El mapa del tiempo mostraba unos esperanzadores 15ºC en Hongk Kong, así que me compré un billete de avión por 60€ que en 2 horas me puso en Shenzhen, la puerta de entrada «barata» a Hongk Kong desde China.
Pude hacer mi strip-tease polar, y en el autobús desde el aeropuerto de Shenzhen a Hong Kong, con parada en aduanas para salir de «un país, un sistema», y entrar en «el mismo país, otro sistema», reflexioné sobre la situación creada desde que en 1997 Hong Kong y en 1999 Macao fueron devueltas a China por Reino Unido y Portugal respectivamente.
Para volar desde China a Taiwan, no reconocido oficialmente por China como país y por tanto sin conexiones de vuelos, hay que volar a Shenzhen, de allí pasar por tierra al aeropuerto de Hong Kong, y conectar con un vuelo de Hong Kong a Taiwan.
Esta incongruencia está perfectamente organizada, con autobuses directos desde el aeropuerto de Shenzhen al de Hong Kong o al centro de la ciudad, cuyo slogan es «where East meet West», o viceversa, «donde oriente y occidente se encuentran».
Mi impresión después de unos días aquí es que, bajo el brillante barniz de los Rolls Royce y las tiendas de lujo, los trolebuses de 2 pisos, el tráfico por la izquierda y los pubs británicos, subyace un alma 100% china, pero esa es otra historia que será contada otro día.
Si quieres saber más sobre Hangzhou, visita China Viva o las webs en inglés de China Travel Club, Turismo de China y la Travel China Guide.
Si quieres saber más sobre Shenzhen, visita China Viva o las webs en inglés de Shenzhen Window, Turismo de China para Shenzhen y la Travel China Guide.
Si quieres ver todas las fotos del viaje de Vagamundos 2005 de 6 meses por China, Vietnam, Camboya, Tailandia, Laos, Malasia, Brunei, y Filipinas, haz clic aquí y si quieres ver sólo las fotos de China haz clic aquí.
¡¡ Hasta Pronto !!
Carlos, desde Hong Kong, 24 de enero de 2005
Deja tu comentario