Delicias Chinas

Entrada a los jardines Yuyuan

Entrada a los jardines Yuyuan

Mis últimos días en Shanghai los he pasado aprendiendo el significado real de la expresión «lujo asiático», eso sí, desde el punto de vista de mochilero. No me ha ido mal de todo.

Visité los jardines Yuyuan de Shanghai, unos jardines clasicos de la dinastía Ming, costruídos en el año 1559 occidental, o 38 del calendario Ming.

Zhang Nanyang, el arquitecto, fue contratado por la familia Pan de la corte Ming para construir los jardines.

Entrada a los jardines Yuyuan

Entrada a los jardines Yuyuan

La familia Ming se arruinó y los jardines quedaron abandonados.

En 1760 fueron restaurados por comerciantes de la zona, y arrasados por los ingleses al poco tiempo. Fueron rehabilitados de nuevo en 1957.

Ocupan una manzana enorme de 20.000 metros cuadrados con un muro externo, rodeada por cientos de tiendas de todo tipo llenas de ávidos vendedores que asaltan a los turistas ofreciendo todos los productos inimaginables.

León dinastía Ming

León dinastía Ming

Los jardines son un laberinto en el que tienes que perder irremediablemente, porque a la entrada hay un mapa, pero no te dan ningún folleto, y enseguida te desorientas, es tal la cantidad de lagos llenos de peces, corredores, muros de roca artificial, templetes, barandillas panorámicas, estatuas, templos, muros con forma de dragón en su parte superior, leones Ming flanqueando las puertas, pasarelas zigzagueantes, etcétera.

Supongo que en primavera/verano estarán mucho más bonitos, ya que con 2-3 grados que teníamos no se podían disfrutar mucho.

Los que sí parecían disfrutar mucho eran los peces de colores que alimentaban los turistas, ya que se arremolinaban a cientos en el estanque comiendo las migas de pan que les echaban.

Mi segunda lección sobre el lujo asiático fue en el templo del Buda de Jade, pequeño pero muy abigarrado, con multitud de estatuas de Buda en diferentes posturas.

Peces del estanque

Peces del estanque

Está en funcionamiento, y la gente hace sus ofrendas, quema sus barras de incienso y los monjes budistas realizan sus ceremonias mientras los turistas pululan alrededor haciendo fotos.

Lo único que no se puede fotografiar son los 2 budas de jade blanco que están en el segundo piso, valorados en 17 millones de dólares (lo ponía en un cartel, a mi me extrañó este materialismo con un objeto religioso).

El templo del Buda de Jade

El templo del Buda de Jade

Fueron traídas desde Birmania por el monje Hui Gen. La estructura del templo es la habitual de un templo budista, con cuatro guardianes celestiales a la entrada, y al fondo la sala que alberga el Buda de Jade. El otro Buda de jade, reclinado, está en la parte oeste del templo.

Incluído en el precio de la entrada, ya de por sí barato, 10 yuanes o 1 euro, tenías derecho a una ceremonia del té y a degustar cualquiera de los 10 tés que te ofrecían, que si hacemos caso al folleto que me dieron, curan todos los males. Yo elegí el de Gingsen para recuperar las energías después de un agotador día caminando por Shanghai.

Lo que sí recomiendo para recuperar las energías y darse un homenaje al cuerpo, es ir a unos baños chinos, los hay de todo tipo y precio, pero siempre baratos, porque forman parte de la cultura china, de cuando no tenían baños en casa, y es uno de los divertimentos principales de los chinos.

La ceremonia del Te

La ceremonia del Te

Fuimos a uno que ocupaba un edificio entero de 5 plantas (Sea Cloud Bathing House, está en 67 Panyu Road, Hongqiao, Shanghai, Tel 021-64070011); por 6 euros te puedes pasar el día y la noche enteros de la sauna al baño relax, pasando por piscinas de varias temperaturas, alguna de ellas helada; el baño turco tiene ramitas para masajearte la espalda, la sauna tiene televisión, y los chinos estaban viendo fútbol inglés.

Los chinos, al contrario que los japoneses, que son muy tímidos y nunca se muestran desnudos (amigos japoneses me han dicho que tienen complejo de pene pequeño), andan en pelota picada por todas partes, y sólamente cuando se duchan y van a las otras plantas de ocio y relax, se ponen un pijama, que siguiendo la tradición mundial, es azul para ellos, y rosa para ellas.

Un lujo extra que me di fue un baño de sal; con un guante te van restregando todo el cuerpo, y es totalmente exfoliante, cuando terminaron creo que había quedado medio kilo de piel mia sobre la camilla, y mi epidermis estaba tan suave como la piel de un bebé.

Los 3 Budas y el techo

Los 3 Budas y el techo

En la planta tercera daban otros tipo de masajes más caros, pero de esos no probé.

Sí que recorrí el resto de plantas, y no daba crédito a mis ojos de la cantidad de actividades que tenían.

Una es el cupping, que consiste en aplicarte en la piel vasos calientes haciendo el vacío para aumentar la irrigación; no sé si funciona, de hecho en España se usaba antiguamente, pero el aspecto de la espalda asusta, con círculos oscuros.

El Buda reclinado

El Buda reclinado

Podías pescar en un pequeño estanque (y el chino nos dijo todo serio que podíamos comer en el restaurante lo que pescaramos); había sala de billar, de dardos, de cartas, varios juegos chinos que no conocía, internet, tenis de mesa, y una piscina de bolas para niños (¡¡ejem!!, y no tan niños, nosotros nos tiramos un rato en ellas para relajarnos).

Arriba había restaurante con pista de baile y karaoke, y en la última planta un cine, sala de masajes de pies y cuello, peluquería, salón de té, y salas con sillones reclinados donde la gente dormía apaciblemente con un edredón encima.

Muchas de estas actividades tienen un precio adicional, pero la realidad es que por 6 euros puedes pasarte 24 horas en los baños.

Farolillos chinos

Farolillos chinos

El remate de mi paseo por el lujo fue ir el domingo con Luis al brunch (apócope de breakfast y lunch) del hotel Westin, con un atrio espectacular de 4 plantas con cubierta de vidrio (asustaba ver a un chino con fregona caminar por la superficie acristalada).

Tienen un buffet de más de 100 platos por 25 euros, y con consumo ilimitado de vinos argentinos, australianos y chinos, y champagne francés Viuda de Clicquot 35 euros.

No me lo podía creer cuando pasaba entre los puestos con langosta, ostras y otros mariscos, alta cocina china y japonesa, quesos franceses con 10 tipos de pan diferente, pastas italianas, puesto de caviar y vodka, cocina regional china, y unos postres espectaculares, desde frutas exóticas hasta bombones de helado con chocolate caliente. ¡¡Ah!!, el café italiano está incluido en el precio.

Todo ello amenizado por una orquesta clásica de 10 músicos, un pianista, y un grupo de acróbatas chinos, que hicieron las delicias a los niños. Una violinista guapísima se paseaba entre las mesas tocando.

Equilibrista en el Westin

Equilibrista en el Westin

Al final uno se siente culpable, porque este precio sólo es posible por los salarios que les pagan, realmente bajos. A pesar de eso, muchos se sienten unos privilegiados por poder trabajar en estos hoteles, porque las alternativas en la calle son peores.

Con el buche lleno, la piel suave como la de un bebé, el espíritu apaciguado por mi visita al templo de Buda y la mente despejada después de visitar los jardines Yuyuan, emprendo mi recorrido al sur de China en busca de temperaturas más cálidas y otro país, o al menos otro estilo de vida.

Si quieres ver las fotos de los jardines Yuyuan y del Templo del Buda de Jade, haz clic.

Si quieres saber más sobre Shanghai, visita las webs en inglés de That’s Shanghai, Turismo de Shanghai y la Shanghai Guide.

Haz clic para saber más sobre casas de baños en Shanghai, saber qué es el budismo, y conseguir una completa bibliografía sobre esta filosofía oriental.

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¡¡ Hasta Pronto !!

Carlos, desde Shanghai, 17 de enero de 2005

Vagamundos 2005. China. Shanghai