Nara, entre templos y ciervos
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Nara es uno de los lugares imprescindibles en una ruta por Japón. Se puede acceder a ella muy fácilmente en tren en cuestión de una hora, tanto desde Kyoto como desde Osaka, y esto la hace perfecta para una escapada de un día.
Nara fue la primera capital del Japón unificado y se considera la primera ciudad imperial del país. Es una pequeña y agradable ciudad llena de tradición, templos y ciervos. Muchos ciervos.
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La mayoría de esos ciervos y muchos de esos templos se encuentran específicamente en el parque de Nara, una extensión de unas 600 hectáreas que alberga una población de unos 1200 ciervos en libertad. También lo habitan algunos jabalíes, algunas ardillas y hordas de turistas, algunos en libertad y otros en tours organizados.
Los ciervos de Nara son de la especie sika, viven en total libertad y se pasean a su antojo tanto por el parque como por la ciudad. Han llegado incluso a ser un problema para el tráfico así que han tenido que poner señalización especial que en algunos casos puede ser muy creativa.
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Según el sintoísmo los ciervos son mensajeros divinos y sagrados. Lo cierto es que son bastante mansos y están tan acostumbrados a la presencia humana que le hacen reverencias a los visitantes del parque, sin embargo nuestra recomendación es interactuar con ellos desde la distancia prudencial que merece una animal salvaje, aunque como lleves comida en tu mochila ellos son los que no van a respetar la distancia.
El recorrido por el parque es una delicia, caminando entre pinos, arces, cedros, y cerezos y ciruelos que a finales de marzo estaban empezando a florecer.
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Si te alejas un poco de los caminos masificados, encontrarás parajes silenciosos en donde entrar en comunión con la naturaleza y con la gran fuerza espiritual que emana de un sitio que combina templos budistas, santuarios sintoístas, árboles milenarios y animales sagrados.
Entre los lugares más bonitos de la visita destacaría:
Templo de Toshodaijii
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Tōshōdaiji es un importante templo budista fundado en el año 759 por el monje chino Ganjin, reconocido como símbolo de la transmisión del budismo desde China a Japón. Su edificio principal, el Kondō, es un excelente ejemplo de arquitectura del período Nara y conserva su estructura original de madera, con techos curvados y columnas robustas, reflejando la estética sobria y armoniosa de la época. Tōshōdaiji alberga valiosas estatuas budistas y reliquias, muchas de ellas designadas Tesoro Nacional de Japón.
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El recinto está rodeado de un entorno natural sereno, ideal para la contemplación y la meditación. El espíritu del lugar honra la perseverancia de Ganjin, quien, tras varios intentos fallidos, llegó a Japón ciego pero determinado a enseñar el budismo.
Templo de Tōdai-ji
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Tōdai-ji es uno de los templos budistas más importantes y venerados del país. Fundado en el año 752 por el emperador Shōmu, su objetivo era unificar espiritualmente al pueblo japonés bajo el budismo.
Su estructura más famosa es el Daibutsu-den, o Gran Salón del Buda, considerado uno de los edificios de madera más grandes del mundo. En su interior se encuentra el Daibutsu, una imponente estatua de Buda Vairocana hecha de bronce, que mide más de 15 metros de altura (no permiten fotografiar). Tōdai-ji no solo es un sitio de peregrinación religiosa, sino también un símbolo del arte y la arquitectura japonesa del período Nara.
Santuario Kasuga Taisha
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Kasuga Taisha es uno de los santuarios sintoístas más antiguos y venerados del país. Fundado en el año 768 por la poderosa familia Fujiwara, está dedicado a los dioses protectores de la ciudad y de la familia. Es famoso por sus miles de linternas de piedra y bronce, que decoran los caminos y los pasillos del santuario.
Las linternas son encendidas dos veces al año durante los festivales Setsubun Mantoro y Chugen Mantoro, creando un espectáculo mágico de luz. La arquitectura del santuario, con su vibrante color rojo bermellón y detalles elegantes, refleja el estilo clásico japonés.
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El acceso al santuario es un camino hermoso lleno de árboles y de lámparas de piedra; al recorrerlo es difícil no pensar que ese bosque está habitado por hadas que juegan con los ciervos cuando no son observados. Dicen que hay unas 2 mil lámparas.
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Una vez en el santuario hay otros dos pasillos con mil lámparas de metal que se usaban para rendir ofrendas. Es un complejo grande que merece la pena recorrer pausadamente.
Datos que podrían interesarte:
– En Japón se practica el sincretismo religioso, y conviven pacíficamente el sintoísmo y el budismo. Por eso en tu recorrido por Nara, y por el país, encontrarás indistintamente santuarios sintoístas y templos budistas, además de lugares para fieles de otros religiones.
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– Puedes alimentar a los ciervos pero debes hacerlo solo con las galletas que venden en el parque para ese fin, las shika-sembei, precio 200 yenes, poco más de un euro.
– Hasta 1637 matar un ciervo estaba penado con la pena capital y hoy en día tienen oficialmente el título de tesoro nacional.
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– Nara cuenta desde 1998 con Patrimonio de la Humanidad UNESCO bajo la denominación Monumentos históricos de la antigua Nara, que incluye los templos de Todai-ji, Kofuku-ji, Gango-ji, Yakushi-ji y Toshodai-ji, el santuario Kasuga Taisha; el bosque virgen Kasuga-yama y el palacio Heijo-kyo.
Si quieres ver el album de fotos de Nara haz clic aquí.
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Un seguro de viaje es muy recomendable para viajar tranquilo, yo por experiencia propia recomiendo Heymondo.
Escrito por Azul Silvestre, fotos y vídeos copyright vagamundos.
¡Hasta pronto!. Carlos, desde Osaka, abril de 2025.
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