Manila Intramuros
Mi regreso de Legazpi a Manila fue escalonado para no darme otra paliza de bus, pero fue peor el remedio que la enfermedad, porque los autobuses locales paran en todas partes y les puede llevar 4 horas hacer 100 kilómetros.
Pensaba pasar el fin de semana en la isla de Mindoro, pero no llegué a tiempo el viernes a Batangas para tomar el último barco a Sabang y tuve que dormir en una infecta pensión del puerto de Batangas, compartida con un montón de cucarachas que no pagaron su parte de la habitación.
A las 6 a.m. estaba en el muelle dispuesto a tomar el primer barco, pero el teórico horario de las 6h45 se convirtió en las 8. Al menos el viaje en la banca, como llaman a las barcas tipo trimarán, fue muy agradable, primero hasta white beach y luego a Sabang.
Mindoro es un destino muy popular de fin de semana para los manilenses, y también para los extranjeros que viven o están de paso por Filipinas, con sus muñecas filipinas, que muchas veces parecen menores de edad.
Casi todos los hoteles estaban llenos y me vi obligado a alquilar un apartamento de «lujo», con A/C, televisión por cable y terraza frente al mar para mi sólo, y el alto precio, unido al ambiente que había y a que me dijeron que el buceo no era gran cosa, me convenció para marcharme al día siguiente a Manila.
Se tarda más en cruzar Manila que llegar a la ciudad desde Batangas, y me alojé en la zona mochilera, los barrios de Ermita y Malate, que están muy cerca del parque Rizal y Manila Intramuros, los sitios más interesantes de la ciudad.
En el parque Rizal, dedicado al héroe por excelencia de Filipinas, José Rizal, fusilado por las tropas españolas en el parque, por incitar a la rebelión de los filipinos, se encuentra un gran monumento dedicado a él y otros héroes filipinos.
Su ejecución no hizo más que empeorar la situación, y las placas en muchos de los monumentos de la ciudad no muestran precisamente un buen recuerdo de la época de la colonia.
Manila es una ciudad de 10 millones de habitantes, que en realidad son 13 ciudades y 4 municipalidades. A Manila centro se le llama Manila metro, de metropolitana, y como ciudad tiene poco interés salvo que a uno le gusten los centros comerciales gigantes, los karaokes, los clubs de alterne y los casinos.
Manila Intramuros fue prácticamente destruída durante la II Guerra Mundial, ya que los japoneses tenían su cuartel general en el fuerte Santiago, y en la batalla de Manila murieron 100.000 filipinos.
La iglesia barroca de San Agustín es Patrimonio de la Humanidad desde 1993, con otras 3 iglesias esparcidas por Filipinas, y es la iglesia más antigua de Filipinas.
La catedral no puede decir lo mismo, ya que es el sexto templo construído en el mismo lugar, ya que entre guerras, incendios y terremotos los 5 anteriores se vinieron abajo. La actual se construyó entre 1954 y 1958. Quizás lo más bonito sean sus vidrieras.
Algunos edificios coloniales como el Palacio del Gobernador se mantienen en pie, pero de la municipalidad sólo quedan los muros, y el interior se usa como aparcamiento.
Sin duda lo mejor conservado son las murallas y bastiones de la ciudad, que conservan en gran parte los originales 4 kilómetros que rodeaban Intramuros, que cerraba sus puertas de noche, y todos los no españoles tenían que abandonar el recinto hasta la madrugada.
Hoy se extiende un campo de golf alrededor de las murallas, lo que se hace un poco extraño ya que a pocos metros se mueven los peatones y el tráfico infernal de Manila.
Un ejemplo de que Manila no es precisamente una ciudad visitada por sus atracciones culturales es el Museo Nacional. Parecía que lo habían abierto para mí, porque la de recepción tuvo que actualizar el tampón con la fecha y en las casi 3 horas que pasé sólo vi a 2 personas más y ningún vigilante.
Es un museo muy interesante, y tanto las secciones etnográficas como geográficas o históricas son muy completas, pero la parte que más me gustó fue la historia del Galeón San Diego, recuperado en las aguas cercanas a Manila.
Se hundió en 1600 en la batalla contra dos barcos holandeses que venían a conquistar su «cuota» de las Indias Orientales para frenar la influencia española y portuguesa en el océano Índico.
Fue localizado en 1991 y con la ayuda internacional se pudieron recuperar más de 28.000 piezas; las de cerámica y metales preciosos están muy bien conservadas, y los metales y la madera prácticamente destruidos por los casi 400 años transcurridos.
Gran parte del material se expone en el museo de una manera muy didáctica y entretenida, y las cerámicas chinas, uno de los productos que comerciaban en exclusividad los españoles y portugueses con Europa, conservan sus colores y dibujos originales, lo cual demuestra su calidad.
Desgraciadamente no se pueden hacer fotos en el museo, y aunque no había nadie para llamarme la atención, me quedé con las ganas de fotografiar los cañones, la cubertería y la vajilla del Almirante.
La última exposición que vi se llamaba «Poder», en español, y mostraba retratos de los seis últimos presidentes de Filipinas, y en video sus discursos de investidura.
Aunque no los escuché todos ni enteros, se parecían asombrosamente, en un país en el que la demagogia está a la orden del día, y que cuando la cosa se calienta demasiado, siempre hay un militar dispuesto a «salvar a la Patria».
Haz clic para saber más sobre Manila, y lee el Manila bulletin en inglés.
Si quieres ver todas las fotos del viaje de Vagamundos 2006 de 6 meses por Tailandia, Malasia y Borneo, Brunei, Indonesia, Filipinas y Singapur, haz clic aquí .
¡Hasta Pronto!
Carlos, desde Mataram, Indonesia, 10 de Abril de 2006
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