Living la Vida Loca(l) en Villa de Leyva y Ráquira

Una de las cosas que más me gusta de viajar es poder vivir, aunque sea por breves momentos, las vidas y experiencias de otras personas totalmente diferentes a mi, pero que con su generosidad al compartir su sabiduría, consiguen que yo me sienta un poquito más feliz y realizado cada día.

Soy un citadino al 100%, y por eso cuando me ofrecieron ser artesano alfarero y esquilador de ovejas durante un fin de semana con la agencia More Local de Bogotá, no me lo pensé dos veces, porque además las experiencias iban a ser en el altiplano colombiano, una de mis zonas preferidas del país, con bellos pueblos como Villa de Leyva.

More Local es un Operador de Viajes Vivenciales, comprometidos con el desarrollo del turismo cultural, comunitario y de naturaleza en Colombia, con prácticas de turismo responsable, con un programa social llamado «Viaja ConSentido», y experiencias de viaje al Amazonas, Quindío, Cundinamarca y Boyacá.

Me acompañaban en el tour tres mujeres que vivían en Toronto, Canadá, pero como una clara muestra de la multiculturalidad de Toronto una de ellas era mexicana, Lorena, otra de Trinidad&Tobago, Janene, y la tercera canadiense con nombre francés, Marie-France Gravel.

La guía, para completar la multiculturalidad, era alemana y se llamaba Annemone. El conductor era colombiano, por supuesto, los únicos que pueden conducir con seguridad por esas carreteras colombianas llenas de motos, ciclistas, ganado, baches, obras y demás.

Nuestra primera parada, después de varias horas de carretera, fue en Ráquira, un pueblo muy turístico, de unos 15.000 habitantes, famoso por su artesanía en cerámica, de la que producen tres tipos tradicionales:

Loza de arena, muy resistente al uso cotidiano por el alto porcentaje de arena en su composición, con la que se producen ollas, tinajas, cazuelas, etc.

Loza de maíz tostao, con la que se producen juguetes y miniaturas de loza tan pequeños como una lenteja que se usan como ofrendas: platos, tazas, pitos en forma de gallina, etc.

Loza de dedo, utilizada para servir comida y otras funciones utilitarias como ceniceros, huchas, candelabros, jarras, botellas, o estéticaa como pesebres, figuras humanas y representaciones religiosas.

En representaciones religiosas es especialista precisamente la artesana que fuimos a visitar, cerca de Ráquira, Rosa María Jerez, que aunque con mucha modestia ella se hace llamar artesana, realmente ha conseguido un nivel de perfección y expresión tan alto en sus figuras de vírgenes y ángeles que merece el título de artista.

En este video se puede apreciar el proceso de elaboración completo de una virgen.

Las Otilias, que así se llaman las vírgenes que modela Rosa María, son virgenes milagrosas que llevan capas y coronas con un detalle increíble en formas y colores, todas diferentes y todas hechas con gran amor y una fe profunda como la que profesa Rosa María.

Cuando vi el almacen de las figuras que guarda Rosa María, algunas de casi un metro de alto, me pareció que los rostros eran muy poco expresivos, ya que sólamente le marcan con la espátula los ojos y la boca, y la nariz es un simple apéndice de barro.

Cuando luego visité la plaza principal de Ráquira, donde hay varias figuras de arcilla de tamaño natural, me di cuenta de que era el estilo del pueblo, mucho más centrado en destacar el resto de la figura humana y no el rostro.

El nombre de Otilias es en homenaje a su madre, que fue la que le enseñó a hacer las figuras, y era una artesana que representó a Colombia en eventos internacionales. En la región hay yacimientos de esmeralda, plata y caolín, este último es usado para la producción de la materia prima para la cerámica.

Rosa María nos dio un taller acelerado de cerámica, en el que no se puede decir que aprendieramos mucho, pero al menos conseguí modelar una figura que se parecía remotamente al caracol de Vagamundos.

El 90% de los pobladores de Ráquira viven de la cerámica y del turismo, aunque en la zona también la agricultura, con trigo, papa, maíz, cebada, garbanzo, lentejas, caña de azúcar, naranjas, chirimoyas, granadas, peras, plátanos, limas, etc, y la ganadería vacuna, caballar, y lanar, son parte importante de la economía.

De Ráquira nos fuimos a Villa de Leyva, donde parece que su economía gira 100% en torno al turismo. Había estado en 2009, pero no en fin de semana, y en 2013, como llegamos en sábado, fue complicado conseguir alojamiento. Por suerte hay casas familiares que durante el fin de semana se alquilan para turismo.

Villa de Leyva es uno de los 13 pueblos de Colombia incluídos en la Red de Pueblos Patrimonio de Colombia, que incluye además a Aguadas (Caldas), Barichara (Santander), Ciénaga (Magdalena), El Jardín (Antioquia), Girón (Santander), Honda (Tolima), La Playa de Belén (Norte de Santander), Lorica (Córdoba), Mompox (Bolívar), Monguí (Boyacá), Salamina (Caldas) y Santa Fe de Antioquia (Antioquia).

Ya he conocido seis de ellos y casi todos son una visita muy recomendable ya que son retazos de Historia congelados en el tiempo. Espero completar la lista pronto.

Según la web oficial de turismo, Colombia.travel, «Si no fuera el clima frío, uno podría creer que al llegar a Villa de Leyva se trasladó al corazón de Andalucía. La impresión es muy parecida. Una ciudad de fachadas blancas, con ventanales y puertas de madera, bellos balcones de influencia morisca constituyen acentos característicos de la tradición hispánica.».

Esto es exactamente lo que sentí yo al visitar la plaza principal, donde además hay un restaurante que se llama El Patio Andaluz.

Villa de Leyva fue fundada en 1572, construida con el estilo arquitectónico español que se aplicaba a las colonias, con casas de piedra allí donde la hubiera, con grandes patios interiores para dar luz natural y crear corrientes de aire que refrescaran el ambiente.

La plaza Mayor de Leyva es enorme, con 14.000 m2, y en ella se celebran festivales y eventos, como el concurso de cometas en agosto, el reinado de cebolla en octubre, el festival de luces en diciembre, y un festival astronómico, ya que por la altitud de Villa de Leyva, 2.143 msnm, es un lugar ideal para ver los cielos estrellados sin contaminación lumínica

En la misma plaza se encuentra la Iglesia Parroquial del XVII, y la Casa del Cabildo. en su costado sur, uno de los edificios históricos más importantes de la villa. Otra visita recomendable es la Casa de Nariño, donde murió el prócer de la independencia colombiana Antonio Nariño en 1823.

En las cercanías de Villa de Leyva también se encuentran lugares muy recomendables. En la vía a Santa Sofía están un impresionante fósil de 20 metros de un kronosaurus quensladicus de 120 millones de años de edad y el infiernito un centro astronómico de los Muiscas con restos de un observatorio y monolitos fálicos, símbolos de fecundidad.

El taller que hice en las cercanías de Villa de Levya fue no menos interesante que el de cerámica, ya que asistí al proceso completo desde que se esquila una oveja hasta que se teje la tela.

El taller del recorrido de la lana estaba dirigido por un grupo de artesanas locales, que me enseñaron a usar la tijera para esquilar sin hacerle daño a la oveja, a lavar la lana, a limpiarla de impurezas o escarpuchar, a cardarla, a hilarla, a ovillarla, y finalmente a tejerla.

Un trabajo bastante complicado para alguien que no es precisamente un manitas como yo, pero me lo pasé fenomenal, con las señoras contando los cotilleos del pueblo y cantando canciones, muchas de ellas picantes, y poniendo a parir, como siempre sucede en un reunión de mujeres, a los hombres.

«Dale al play» en la presentación de abajo para ver las fotos de Villa de Leyva y ver en un mapa interactivo con música y fotos de los checkins de Carlos en Foursquare.