El Tren del Canal de Castilla, de Madrid a Valladolid
El domingo 1 de marzo de 2020 tomé en Chamartín, invitado por Renfe, el tren del Canal de Castilla, que sale los primeros domingos de cada mes desde marzo hasta diciembre. El grupo máximo es de 55 personas, que son los que caben en el vagón exclusivo del tren, en el autobús con el que recorres la provincia de Valladolid y en el barco del Canal de Castilla.
Es una manera bastante cómoda de hacer un tour completo sin tener que conducir, Valladolid está a poco más de una hora de Madrid en tren de alta velocidad y el resto de la ruta se hace en autobús y en el barco eléctrico del Canal de Castilla, para llegar de vuelta sobre las 21h30 a Madrid, o si quieres puedes quedarte esa noche en Valladolid y regresar al día siguiente.
Cada domingo cambia la programación del tour, que se puede consultar en la web de Renfe.
Nosotros salimos de Chamartín a las 10:15 am y llegamos a las 11:20 a Valladolid. En camino nuestro guía Agapito, ataviado con boina y ropajes antiguos, nos contó en el vagón de manera bastante amena muchas cosas sobre Castilla y el canal y como era la vida en la región en la época de construcción del canal.
Al llegar a Valladolid nos esperaba en la puerta de la estación un autobús que nos recogió y fuimos directos al castillo de Montealegre, a unos 40 minutos de Valladolid. El autobús te deja a unos 300 metros del castillo porque no cabe por las calles estrechas del pueblo de Montealegre, que es conjunto histórico artístico, aunque le quedan poco más de 100 habitantes en verano y menos de la mitad en invierno, un ejemplo de la España vaciada. Sólo tiene bar en verano, algo impensable en un pueblo español.
El castillo fue construido en el siglo xiii, y sus altos muros fueron muchas veces asediados pero nunca conquistados. Famoso por haber sido siempre inexpugnable, es una de las fortificaciones medievales más impresionantes de la provincia de Valladolid. Hoy la torre del homenaje alcanza los 20 metros de altura, la mitad de su altura original, debido a que estuvo a punto de ser completamente desmantelado para utilizar la piedra en la construcción del Canal de Castilla y del ferrocarril ya en el s. xx.
Perteneciente a la familia Alburquerque, tuvo un papel importante en los enfrentamientos entre Pedro I y los seguidores de Enrique de Trastámara. Fue Isabel Téllez de Meneses, mujer de Juan Alonso de Alburquerque, que había sido valido de Pedro I, quien defendió el castillo. En 1365 murió el último Meneses, sin descendencia, por lo que el rey Enrique II donó todas sus posesiones a su hermano el conde Sancho. Sirvió de refugio a los comuneros durante la guerra de las Comunidades.
Después de la Guerra Civil se convirtió, como tantos otros castillos, en silo de cereales. En los años 60 se rodó parte de la película «El Cid» con Charlton Heston y Sofía Loren.
El castillo fue renovado y restaurado en el siglo xxi por la Fundación del Patrimonio y, posteriormente, abierto al público como Centro de Interpretación de la Edad Media y de los castillos, en una visita en la que ves varias proyecciones en las que te cuentan la historia del castillo y de las familias que fueron propietarias del mismo. Al final de la visita puedes dar la vuelta completa al adarve y ver los infinitos paisajes de Tierra de Campos.
Desde el adarve podías ver rebaños de ovejas pastando en los campos, y restos de antiguos palomares, edificios redondos que servían para la cría de palomas, ya fueran mensajeras o para comer.
Después de la completa visita al castillo fuimos a comer a Matallana, una hospedería que nació de las ruinas del monasterio de Santa María de Matallana en Villalba de los Alcores, provincia de Valladolid.
Su historia es apasionante, en el siglo x ya fue un monasterio mozárabe fundado por San Froilán y luego perteneció a la Orden Hospitalaria. El rey Alfonso VII lo compra y lo dona a Don Tello Pérez de Meneses, que funda un monasterio cisterciense con el nombre de Santa María en 1185.
En 1228, la reina Beatriz de Suabia, esposa de Fernando III el Santo, edifica su magnífico templo gótico, del que aún perviven algunos restos. Tras la desamortización de Mendizábal del siglo xix fue destruido.
Actualmente en las ruinas del monasterio se puede ver la planta de la iglesia, y hay campañas de excavación por parte de la Diputación de Valladolid, propietaria actual del edificio, que además se emplea como Hospedería, Centro de Convenciones y Centro de Interpretación de la Naturaleza Matallana. Comimos estupendamente en la antigua bodega abovedada del monasterio.
Después de comer subimos al barco Antonio de Ulloa y navegamos tranquilamente durante una hora por el Canal de Castilla mientras escuchábamos la charla de nuestro guía Agapito, que nos confesó que ese no era su verdadero nombre, si no el «nombre artístico» elegido para representar a un paisano castellano. Lo que eché de menos fue cruzar o al menos ver alguna de las esclusas que tiene el canal, supongo que íbamos con retraso porque gran parte del grupo eran jubilados que tenían problemas de movilidad y en el castillo de Montealegre la cosa se complicó con 55 personas sube y baja.
El canal de Castilla fue una de las obras de ingeniería hidráulica más importantes de la España del s. xviii y el primer tercio del xix. Recorre parte de las provincias de Burgos, Palencia y Valladolid en Castilla y León y fue construido para facilitar el transporte del trigo de Castilla hacia los puertos del norte y de allí a otros mercados. Sin embargo, por causa de las dificultades orográficas para llegar al puerto de Santander y ante la llegada del ferrocarril, quedó obsoleto y las obras fueron paralizadas antes de su finalización.
Originalmente concebido como una red de cuatro canales que unirían Segovia con Reinosa, debido a sus enormes dificultades técnicas e ingentes recursos, solo se llegaron a construir tres ramales (Norte, Sur y de Campos). Con una anchura que varía entre 11 y 22 metros, el canal discurre a lo largo de 207 kilómetros, atraviesa 38 términos municipales, y une las localidades de Alar del Rey (Palencia), donde tiene su nacimiento, con las de Valladolid y Medina de Rioseco, situadas respectivamente al final de los ramales Sur y de Campos (el Canal tiene forma de Y invertida). Tiene un desnivel total de 150 metros. La provincia de Palencia es la que más longitud de canal tiene (ramal Norte).
La sensación que me dio es que el aprovechamiento turístico del canal es mínimo, de hecho es totalmente desconocido para mucha gente, y es una pena que no lo aprovechen para hacer rutas de senderismo, cicloturísticas, a caballo, o rutas en barcazas de varios días, como puedes hacer en Francia y otros países europeos.
A la vuelta el barco nos dejó justo enfrente de la fábrica de harinas de San Antonio en el pueblo de Medina de Rioseco, que es donde se toma el barco, una harinera que estuvo operativa hasta hace no muchos años y que directamente cargaba las barcazas desde el edificio con sacos de harina y otros productos para llevarlos a cualquiera de las provincias que atraviesa el canal, Valladolid, Palencia y Burgos, o como punto intermedio para luego continuar hacia el norte por carretera, ya que el canal nunca se completó.
El precio para adultos es de 85 € y para niños de 64€, pero al ser jubilados la mayoría de los participantes no había ni un solo niño. También hay opción con tren desde Segovia o directamemte sin tren empezando en Valladolid, en este último caso el precio baja a 41€.
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¡¡ Hasta Pronto !!
Desde Madrid, España, 3 de marzo de 2020
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