El Yantsze cerca de Qiatou.

El Yantsze cerca de Qiatou.

En los Himayalas tibetanos nacen dos de los principales ríos del mundo, el Yangtze y el Mekong.

Durante cientos de kilómetros corren paralelos hacia el sur, y llegan a estar a sólo 50 kilómetros de distancia en el noroeste de la provincia de Yunnan.

Cerca de Lijiang, en Shigu, hay una montaña que se llama Cloud Hill o Montaña de las nubes, que no tiene nada de especial, excepto que está en mitad de camino del Yangtze, así que el río cambia su curso para el este, y de nuevo, al llegar a la zona de Qiatou, gira al norte para recorrer una espectular garganta entre montañas de más e 5.000 metros.

Cabras en el camino

Cabras en el camino

El lugar es conocido localmente como Hutiao Xia, en inglés como Tiger Leaping Gorge, y en castellano como Garganta del Salto del Tigre.

Siento decepcionar a los que esperaban el relato de una de mis hazañas sexuales, pero es que así se llama el trekking que he hecho por una de las gargantas más profundas del mundo (que tampoco tiene nada que ver con la garganta profunda de la película porno), en la zona del pre-Tibet, muy cerca de la mítica Shangri-La.

La cocina/salón/comedor

La cocina/salón/comedor

La leyenda cuenta que un tigre, acosado por los cazadores, saltó la garganta de un extremo al otro en su parte más angosta, algo imposible hoy en día, porque en 1960 un terremoto colapsó uno de los pilares, que cayó sobre el río y estuvo a un tris de bloquear su curso. La roca sigue hoy ahí y la leyenda también.

El trekking se puede hacer en los 2 sentidos de la garganta, desde Qiatou a Dafu, y viceversa, en el último caso es algo más complicado porque tenemos que subir más para salvar el desnivel del río entre los 2 pueblos.

En torno al fuego

En torno al fuego

Yo lo hice entre Qiatou a Dafu, y fue una experiencia extraordinaria, no sólo por el trekking en sí, sino por la posibilidad de alojarte con una familia Naxi, una de las 55 minorías étnicas de China, con una cultura propia muy diferenciada del resto del país. Incluso tienen un idioma propio, que es el único vivo en el mundo hecho con pictogramas al estilo del egipcio. Se habla todavía pero muy poca gente lo puede escribir.

Mi familia china

Mi familia china

El autobús desde Dali me llevó cinco horas que no fueron en absoluto aburridas, ya que la carretera va primero paralela al inmenso lago Erhai, luego se adentra por zonas de grandes bosques de pinos, y finalmente llega Qiatou, que se pronuncia Chautou, donde el Yangtze hace el giro hacia el norte.

El trekking tiene unos 30 kilómetros, y se puede hacer en un día, pero eso nos haría perder la experiencia de desayunar té con leche de Yak, comer pan recién amasado, y comprobar como las culturas étnicas están en peligro por culpa de ese trasto perverso, la televisión.

En el mirador de pago

En el mirador de pago

Llegué a Qiatou sobre las 15h30, y tuve la suerte de que al dirigirme a la oficina donde pagas la entrada al trekking, que es Parque Natural, había dos chicas jóvenes, hermanas, con los canastos de mimbres típicos de aquí, que se llevan a la espalda como mochila, aunque los más viejos llevan la cinta que carga el peso sobre la frente.

Venían de comprar en el mercado producto para casa, una hora y media de caminata monte arriba. ¡ Así estaban en forma !

El chiringito del viejo

El chiringito del viejo

Como es invierno y quedaban pocas horas de luz, me ofrecieron acompañarlas y alojarme con su familia.

Les dije que quería dejar la mochila grande en Qiatou porque sabía que el desnivel de trekking es fuerte y contínuo, y me dijeron que la podía dejar sin problema en casa de su tía, que estaba al lado de la oficina del Parque Nacional, que más que oficina parecía un almacen.

La flecha amarilla, mi vieja amiga

La flecha amarilla, mi vieja amiga

Así lo hice y conocí a la primera tía de una larga serie que viven a lo largo del trekking en diferentes pueblos.

Nos pusimos en marcha, y enseguida apareció con un caballo su hermano, que cargó con las canastas.

Me ofreció lo mismo con la mochila, pero le dije que no hacía falta, era ligera, y el caballo tenía aspecto cansado, les dan duro con la vara en estos pagos.

Terrazas de cultivo

Terrazas de cultivo

La primera hora fue de intensa subida; iba yo todo feliz bebiendo mi preparado isotónico de Nutricare, cuando el chico cortó una caña de azúcar, la seccionó en 4 partes, me ofreció una.

Comenzó a pelarla con los dientes, y masticar la pulpa. Era puro azúcar líquido, y energía instantánea.

La naturaleza nos lo da todo, el caso es saber encontrarlo y extraerlo.

La posada Half Way

La posada Half Way

Con el añadido de energía azucarada llegamos a su casa, que por un lado tenía una espléndida vista sobre el río, y hacia el este las impresionantes montañas de 5.000 metros que anunciaban la garganta.

Estábamos a unos 2.000 metros de altura y el aire era tan limpio que casi dolía respirar.

El pueblo donde se ubica la casa es pequeño y se llama Xianchangping.

Niña en la posada

Niña en la posada

La casa es grande pero muy básica, con cocina de leña, el baño a 20 metros en una colinita, sin ducha, y los animales, gallinas, vacas y caballos casi compartiendo espacio vital con ellos y el granero.

Me recordó en ciertos aspectos las casas antiguas gallegas de teja, con el establo y granero adosados.

Lo que me dejó en shock fue que como bienvenida su hermano puso un DVD de Kenny G, y comprobé que en su habitación tenía televisión por satélite, DVD y un equipo estéro que atronaba. Por supuesto tenía teléfono móvil y vestía 100% occidental.

Atardecer en la garganta

Atardecer en la garganta

Al menos la cocina/comedor/salón no tenía TV, y nos sentamos alrededor del fuego para tomarnos un té.

No tenía chimenea, así que el techo estaba totalmente ennegrecido, como las manos de la matriarca de la familia, 50 años, con 5 hijos y casada en segundas nupcias con un señor de 45.

Le pregunté cómo era posible que tuviera 5 hijos, el mayor de 25 años, si en China no se puede tener más de un hijo, y me dijo, a través de Lily, la hija más joven, 18 años, que era la única que hablaba algo de inglés, que eso no se aplicaba a las minorías étnicas.

La impresionante garganta

La impresionante garganta

El sol se puso y la temperatura bajó rápidamente, pero el fuego de la cocina mantenía cálido el ambiente.

Tanto las banquetas en las que se sientan como las mesas en las que comen son muy bajas e incómodas para los occidentales, pero ellos pueden estar horas sentados así; de hecho pueden estar horas en cuclillas con la barbilla pegada a las rodillas; si nosotros hacemos esto nos caemos de culo enseguida, nos debe pesar mucho.

La cena fue deliciosa, con muchos platos, alguno bastante picante, que no tomé por eso de no tener que hacer una excursión nocturna a la colina del baño.

Como ya he comprobado varias veces, la comida es casi una religión aquí, el silencio es sepulcral, comen a toda velocidad y manejan los palillos como si de un arte marcial se tratara.

En la Middle Gorge

En la Middle Gorge

Despachada la cena, empezaron a llegar primos, tíos, amigos, no sé si es una visita cotidiana, o venían a ver al ejemplar de Homo Occidentalis que no entendía nada de lo que hablaban.

Siguieron comiendo pipas, nueces, caramelos, incluso los tienen picantes, y fumando como chimeneas, aunque creo que había que cambiar esa expersión a «fumar como chinos».

El color verde esmeralda del río

El color verde esmeralda del río

Me fui a la cama pronto y la miríada de estrellas en el firmamento anunciaba un hermoso día, como así fue.

Me levanté a las 8, aún no había amanecido, y no fue hasta las 9 que el sol asomó por la montaña; entonces ya había tomado un energético desayuno con pan hervido, amasado y hecho en el momento, mojado en salsa de chile y en un espeso té con leche de Yak, que tiene un 8% de grasa, 4 veces más que la de la vaca, algo que viene muy bien en climas fríos.

Lily al final de la escala de 30 metros

Lily al final de la escala de 30 metros

Aunque había dicho que no necesitaba un guía, porque el camino está bastante bien marcado.

Flechas de todos los colores, azules, verdes, rojas, rosas, y mis viejas amigas del Camino de Santiago, las flechas amarillas, indican el camino.

Lily, la hija pequeña, se empeño en acompañarme porque dijo que quería ser guía y así practicaba.

Llenos de grasas, lípidos y prótidos, comenzamos camino, siempre en subida, pero no pasó una hora cuando Lily dijo que pasáramos a saludar a otra tía, hermana de la madre.

Nos sentamos, y a pesar de que enseñando la barriga claramente indiqué que estaba ahíto, empezaron a sacar dulces de maíz, frutas, té. Como no soy hobbit, sólo acepté el té.

Árbol valiente

Árbol valiente

Estaba sorbiéndolo tranquilamente cuando vi pasar al tío con una cabeza de cerdo, y recordé que me habían dicho que en estas fechas era cuando hacían la matanza.

Por suerte había llegado ya una vez hecha, porque tengo los chillidos del cerdo durante la matanza grabados en mi cerebro desde la niñez.

No sé si por aquí dicen «a todo celdo le llega su San Maltín».

Retomado el camino, comienza la parte más ardua, llamada los 28 recodos porque es una zona de contínuo zigzag en ascenso, que en todo caso tiene más de 28 recodos, creo que el que los contaba estaba tan cansado que paró en el 28.

Más arriba un viejito tenía und puesto donde vendía bebidas, productos naturales, más hierbas medicinales y tés.

Matanza del cerdo

Matanza del cerdo

Estratégicamente situados, varios niños tenían montado un precario chiringuito donde vendían nueces, bebidas y frutas, aprovechando sus vacaciones de año nuevo.

Finalmente, ya en la cima de los trentaitantos recodos, una señora tenía montado casi un supermercado, y había cerrado el acceso al mirador con un tronco; sólo te dejaba pasar si le comprabas algo.

Cascada en el sendero

Cascada en el sendero

Estos abusos me indignan, porque el mirador no era suyo, y ya tiene uno que pagar entrada al parque, así que me negué al chantaje, pero Lily le dijo unas cuantas cosas en chino, y pasamos al mirador, desde donde se podía ver la garganta en casi toda su extensión.

A partir de ahí el camino es llano por la ladera de la montaña o en bajada, pero no muy pronunciada. El árbol predominante es el pino, y las manadas de cabras que están sueltas se encargan de que no crezca mucha hierba.

Montañas al amanecer

Montañas al amanecer

Luego paramos a tomar un té en la Horse Tea House, donde nos encontramos 1 australiana, que trabajaba en la embajada de Beijing, con su pareja, y casualmente 1 inglés que también trabajaba en la embajada de Gran Bretaña, con su pareja, una chica de Singapur. Compartimos un té y seguimos camino.

Un poco más adelante llegamos a la famosa posada Half Way o Mitad de Camino, que en realidad está a 2/3 del camino; su historia es curiosa, porque hasta que se construyó la carretera que va paralela a la garganta, no había alojamiento ni tiendas en todo el trekking, y muchos caminantes agotados y deshidratados paraban al atardecer en casa de un señor pidiendo ayuda. El hombre sabía mucho sobre medicina tradicional china y dejaban a los senderistas como nuevos.

El puente sobre el cañón

El puente sobre el cañón

Los alojaba en una habitación, luego construyó otra, luego dormitorios comunes, y ahora tiene 82 camas y unas cabañas de maderas preciosas sobre la garganta. Dicen que se come muy bien además.

Paré a hacer una foto sólamente, porque ni iba cansado ni deshidratado, y seguimos camino, ahora sí que en una bajada rompepiernas, hasta la carretera, en la Middle Gorge o Garganta Intermedia. Habíamos hecho unos 20 kilómetros (el primer día fueron sólo 5), y los 5 restantes no valen la pena porque van por la carretera.

Uno de los precarios puentes que cruzamos

Uno de los precarios puentes que cruzamos

La construcción de la carretera fue muy polémica y generó muchas quejas de los grupos ecologistas.

Seguro que ninguno de los que protestaba vivía en la zona, porque hasta entonces sólo existía el camino de la montaña, y los turistas no podían ver la garganta, sólo los senderistas; la carretera ha traído progreso a la zona, y el desarrollo turístico no me ha parecido exagerado.

Lo que sí vale la pena, de hecho me gustó casi más que el resto del trekking, es bajar al río, eso sí, después de una buena cerveza con frutos secos, una cena copiosa que compartí con un grupo mixto de chinos y gringos, y una buena dormida en el Midle Gorge Teacher Zhang Inn.

Por el nombre no penseis en un hotel de montaña tipo chalet suizo. Cuando llegué sobre las 5 p.m. pregunté para tomar una ducha caliente y quitarme todo el polvo del camino, y me dijeron que tenía que esperar a las7 p.m. porque hasta las 6 no encendían el fuego. Por 1,5€ no se puede pedir más, de hecho el precio normal es 1€, pero «¡como es año nuevo!», frase que he oído muchas veces en los siguientes días.

La roca del salto del tigre

La roca del salto del tigre

Efectivamente, la ducha era por el viejo sistema de hacer un fuego que calienta un depósito y las tuberías. Eso sí, la ducha fue a oscuras porque no me atreví a tocar el interruptor, que parecía de la época de los Picapiedra, porque estaba descalzo y con el suelo empapado.

Por el hostal pululaban varios niños pequeños, sucios como sólo un niño puede estar (bueno, por aquí los adultos lo pueden estar más), y con las mejillas quemadas por el duro sol que pega aquí, ya que la atmósfera es pura.

El grupo de cabras locas

El grupo de cabras locas

Por la mañana temprano nos pusimos en marcha con un guía joven, al que enseguida le puse el apodo de «la cabra loca» porque saltaba entre los peñascos como una idem. El camino de bajada al río fue construído por la familia del hostal en que me alojaba, y un cartel decía que les había llevado año y medio.

Me lo creo porque los zigzags eran contínuos y algunos tramos estaban excavados en la roca. Incluso en la parte baja de la garganta, muy cerca del río han construido un restaurante. El cañón funcionaba como una aspiradora de viento, y el frío era muy intenso.

La garganta y la carretera

La garganta y la carretera

La segunda parte de la caminata fue incluso más dura, porque ibamos saltando, pasando por debajo y escalando por las rocas del río, que en esta época baja con poca agua, ya que principalmente se alimenta de los glaciares del Tibet, de ahí su color verde esmeralda, que tan bién conozco de los lagos y ríos patagónicos.

Llegamos a la zona donde colapsó la garganta, y la roca partida, de unos 100 metros de alto, provocaba que el rí se volviera tumultuoso en esa zona, porque el flujo de agua casi se interrumpía.

El mapa con los teléfonos,13988722903, 13988782390, 13988764961, y 13988786822

El mapa con los teléfonos,13988722903, 13988782390, 13988764961, y 13988786822

Miré a uno de los americanos y pensamos lo mismo, ¿habrá hecho rafting alguién por aquí?. Impresionaba el volumen de agua y los angostos pasos entre las rocas.

Pero lo más difícil estaba por venir. Casi al pie de la pared vertical de la garganta, el guía alargó su cuello hacia arriba, movimiento que seguimos todos, y señaló con el dedo un camino que ascendía casi verticalmente.

Casas colgadas

Casas colgadas

En varios tramos habían instalado a modo de escaleras, estructuras metálicas de las que se usan en construcción para encofrados; una de ellas tenía unos 30 metros de largo y el paso era muy angosto, sujeto a la pared de roca con clavos y a los árboles con cuerdas.

Por suerte en esta zona no hacía viento porque cada vez que dabas un paso aquello se movía que daba gusto, por decir algo.

Segundo desayuno

Segundo desayuno

Superado el escollo más difícil, las caras de la gente eran como de, ¿qué coño hago yo aquí si en mi país jamás haría esto y aquí estoy a muchas horas del hospital (chino) más cercano?. Por suerte, excepto algunos rasguños, llegamos todos intactos.

Lo que no sé es que habrá sido de 2 guiris, que no se merecen otro nombre, que bajaban por la zona más vertical cargados con unas mochilas enormes.

Les dije que si no tenían una cuerda de 30 metros con la que bajar la zona de la escala, no iban a pasar; se encogieron de hombros y siguieron camino.

El sendero y las cabras

El sendero y las cabras

Terminado el trekking, empezó otra aventura. Por ser víspera de año nuevo no había autobuses de regreso a Qiatou, y mucho menos a Lijiang, mi siguiente destino. El grupo de 6 chinos negoció un taxi para Lijiang, pero cabían a duras penas ellos con las mochilas, así que me quedé con Lily y otra china que parecía vestida para subir el Everest, pensando que tendría que pasar el fin de año chino allí, lo que tampoco me disgustaba demasiado.

Lily sí estaba preocupada porque su familia la esperaba para la celebración, así que nos pusimos de acuerdo la otra china y yo para ir primero a Qiatou, dejar a Lily, recoger la mochila, y tomar un taxi desde allí.

Solventado el problema logístico, ahora venía el de seguridad. Conducía la furgoneta «el cabra loca», y me fijé que llevaba una gorra que ponía F1.

Serpenteando

Serpenteando

Pensé, «¡socorro, un Schumacher!», y efectivamente, la carretera, que sólo tiene 5 años de vida, estaba destruida en algunas zonas por los contínuos derrumbes de piedra de la montaña y nuestro conductor miraba más a la montaña que a la carretera, sorteando los bloques, y derrapando en las zonas de tierra. El río estaba «sólo» 300 metros más abajo.

Finalmente llegamos a Quiatou, me despedí de Lily, envié saludos a su familia, recogí mi mochila y embarcamos en el taxi. La china no hablaba nada de inglés, y se limitaba a sonreir y hablar con el taxista, hasta que los móviles de los 2 empezaron a sonar; el taxista apuntaba un teléfono con una mano, la otra en la oreja con el móvil, y el volante lo manejaba con la rodilla.

El puente sobre la garganta

El puente sobre la garganta

Pensé que después de haber hecho el sendero a 2.600 metros de altura, haber bajado al río, subido por la escalera metálica, y haber sobrevivido al bombardeo de piedras en la carretera, sería estúpido tener un accidente por culpa de un móvil, pero están tan acostumbrados, que hasta diría que conducen mejor con la rodilla.

Mi llegada a Lijiang fue muy movida, pero esa es otra historia y será contada otro día.

Casi al final del trekking

Casi al final del trekking

Si pensais hacer el trekking, en la foto del mapa que he incluido están los teléfonos móviles de la familia de Lily, tanto para alojarse en su casa como si necesitais un guía. Eso sí, que esté cerca del teléfono alguién que os ayude con el chino, porque su inglés es bastante precario.

No se me ocurre mejor manera de hacer el trekking, además su amplia red de tíos y tías que permitirán dejar la mochila en Qiatou, comer hasta reventar, y sobre todo conocer la cultura local antes de que se pierda totalmente.

Si quieres saber más sobre Yunnan, visita la guía Bleu & Blanc, el arte de viajar.

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¡¡ Hasta Pronto !!

Carlos, desde Da Li, China, 13 de febrero de 2005

 

Vagamundos 2005. China. Trekking salto del tigre