Barcelona es la ciudad de los prodigios, como la llamaba Eduardo Mendoza en su famosa novela. El casco antiguo, formado por el Barrio Gótico y los barrios de la Ribera y el Raval, es famoso por sus monumentos históricos, a los cuales sólo se puede acceder por un dédalo de calles estrechas en las que es muy fácil perderse; sus recoletas plazas son idóneas para el ambiente bohemio, que las llena en forma de terrazas de bares y restaurantes, un lugar ideal para caminarlo sin rumbo.
Un paseo por el laberinto de calles antiguas es básico para entender los diferentes periodos de la historia de Barcelona y admirar sus monumentos: atisbos de la muralla romana entre edificios góticos bien conservados, restos del barrio judío, testimonios de la expansión industrial del siglo XIX y del diseño del siglo XX. Los músicos en las calles medievales ofrecen el acompañamiento perfecto, ya que la acústica es perfecta entre sus abigarrados muros.
La Ciudad Vieja estuvo amurallada hasta mediados del S.XIX. Nuestro deambular puede comenzar por la hermosa y equilibrada catedral gótica, que data en sus orígenes del S.XIII. La Plaza del Rei era el centro del neurálgico del poder de Cataluña, ya que era residencia de los reyes, y enmarca el Palau de Lloctinent, el Soló del Tinell y la capilla de Santa Ágata. No muy lejos, en la plaza Sant Jaume se encuentra el actual poder político, con el Palau de la Generalitat y el ayuntamiento.
Podemos decir que la Rambla y el Raval forman el mayor y más variado «zoo humano» del mundo. Entre el monumento a Colón, señalando con su dedo en dirección a América, y la Plaza de Cataluña, se desliza la Rambla, una masa compacta de kioscos, floristerías, hoteles, pensiones, bares, terrazas, tiendas, mercados como el de la Boquería, etc., y una no menos heterogénea masa humana compuesta de artistas, vendedores, turistas, trileros, mochileros, guardias, e incluso gente local. La cercana plaza Real alberga los domingos un mercado de compraventa de filatelia y numismática, y es uno de los mejores sitios de Barcelona para tomarse algo en una terraza viendo la vida pasar.
El Raval, antiguo barrio proveedor de todas las necesidades de los marineros que recalaban en Barcelona, está sufriendo una gran transformación con la apertura de centros culturales y museos como el de Arte Contemporáneo de Barcelona, deslumbrante en su blanca fachada, que no impiden que todavía por sus aceras desfilen otro tipo de obras de arte más carnales, en un mercado no tan organizado ni turístico como el del Barrio Rojo de Amsterdam, pero no menos pintoresco.
Barcelona ha entrado en el S.XXI con energías renovadas, después de unos años de lógica languidez posterior al gran esfuerzo que supuso la culminación de los juegos olímpicos del 92, que pusieron en el mapa del mundo a la ciudad con nombre, apellidos e identidad nacionalista.
¡¡ Hasta pronto !!
Desde Barcelona, España
Hola quería saber si es necesario contratar un guía, un tour o puedo ir sola. pues no cuento con mucho dinero.