De volcanes, aguas termales y otras maravillas naturales
No sé si el nombre de La Fortuna viene por estar tan cerca del volcán Arenal, pero el pueblo así llamado goza de bastante prosperidad ya que el volcán atrae a muchos visitantes, y su calle principal está llena de restaurantes, hoteles, y agencias de aventuras, normalmente las 3 cosas al mismo tiempo. El volcán Arenal es uno de los 100 volcanes de Costa Rica, y lo que le hace tan famoso es que es uno de los 5 más activos del mundo. El registro de su actividad data desde el s.XVI, y su última erupción importante sucedió en 1968, cuando después de una semana de extraño comportamiento de los animales, y una subida brutal de la temperatura del río Tabacón, el volcán estalló dejando un saldo de 3 muertes.
El volcán Arenal es especialmente peligroso porque tiene 2 tipos de erupciones, la stromboliana, que va acompañada de explosiones y normalmente avisa a tiempo para que la población se ponga a salvo, y la peleana, mucho más peligrosa, porque es silenciosa, y la mayoría de las muertes son causadas por la emanación de gases tóxicos. Tiene una altura de casi 1700 metros, y normalmente no se ve su cumbre porque las nubes se condensan en su cima, mezclándose con las emanaciones. Tiene 3 cráteres principales y cualquiera de ellos puede dar un susto mañana mismo.
Como dicen que no hay mal que por bien no venga, la subida de la temperatura del río Tabacón ha servido para convertirlo en un popular centro termal, ya que las aguas del río bajan a 39 grados, y se han creado unas piscinas que van enfriando gradualmente el agua para que cualquiera encuentre una a su gusto. La primera es en forma de cascada, y entre los 39 grados y el impacto del agua, después de un rato te quedas grogui, y deambulas como un boxeador medio noqueado en busca de una ducha fresca para recuperar la consciencia. La más popular es una piscina que en el medio tiene un bar acuático donde te puedes tomar una refrescante piña colada literalmente con el agua hasta el cuello.
Otras actividades muy populares en el área de La Fortuna son el rafting y los recorridos a caballo. El rafting se hace en el río Toro (bravo, añadiría yo), y en comparación con el rafting del río Pacuare que os conté en un diario anterior, me ha gustado más; el recorrido es más largo, 35 Km, pero se hace menos cansado, porque tiene 65 rápidos, así que no hay necesidad de remar entre ellos; además la agencia que hemos contratado, Desafío, sí se toma la seguridad en serio, y nuestro guía noruego, Lars, además de ser muy simpático, nos enseña un juego para trabajar en equipo que nos vendrá muy bien posteriormente.
El recorrido transcurre sin incidentes porque remamos conjuntamente y a buen ritmo, pero de repente nos quedamos atascados en una roca, y en una fracción de segundo, la enorme presión del agua inunda totalmente la balsa, y la dobla como una horquilla aplastándola contra la roca; tenemos que abandonar la balsa y subirnos a la roca, y después de múltiples esfuerzos, logramos sacarla, y volver a montarla sin mas que reseñar que el susto ha sido morrocotudo, nos veíamos subidos en la roca hasta que nos rescataran, yo pensé que la balsa iba a reventar de lo doblada que estaba.
Mucho más relajada, aunque no exenta de movimiento, fue la cabalgada hasta Monteverde, primero cruzamos en barca el lago Arenal, y al otro extremo nos esperan los caballos que nos llevarían (hay que ser honesto y decir que los caballos te llevan, sobre todo si no eres un jinete experimentado, como es mi caso) hasta Monteverde, una zona de montaña muy animada porque alberga una reserva biológica famosa por su población de quetzales y un bosque tropical nuboso.
El recorrido, aunque bastante caluroso, es maravilloso, cabalgando indolentemente a lomos de Tucán, así se llama mi caballo, cruzando ríos, penetrando en profundos valles, y subiendo una montaña de 1000 metros donde los caballos resoplan agotados por el esfuerzo. En la cima los dejamos descansar una hora para tomarnos un refrigerio de frutas tropicales que saben a gloria, piña, mango, sandía. Un coati aparece atraído por el olor de la fruta, y se acerca a nosotros desconfiado, hasta que le tiramos un trozo de piña que devora en segundos. Retomamos nuestro camino, que en su última parte ofrece unas vistas increíbles sobre el volcán Arenal, y llegamos a nuestro destino, han sido 5 horas de cabalgada que nos dejarán algún recuerdo en nuestras partes íntimas, pero sobre todo unas memoranzas inolvidables en nuestra mente.
Monteverde resulta ser un lugar especialmente agradable, ya que está lleno de artistas, algunos locales y otros extranjeros que han elegido este sitio seguramente por su clima saludable, seco y templado. No alojamos en el hotel El Bosque, cuyo nombre lo dice todo, las cabañas están desperdigadas en un pequeño bosque. Nos vamos a hacer el Canopy tour, un recorrido por el dosel del bosque tropical, deslizándote a toda velocidad a 20 metros de altura con una polea por cables que te llevan de un árbol a otro como un tarzán del s. XXI, en un recorrido total de casi 2 km, que te dispara la adrenalina.
Por la tarde la actividad es más tranquila, vamos a la reserva biológica Monteverde, donde Jorge, Coqui para los gringos que nos saben pronunciar la g ni la j, un ornitólogo con muchos años de experiencia, nos hará un recorrido donde vemos (y hablamos, bueno habla él) con monos aulladores, colibrís, tucanes, y otras aves, y también vemos una tarántula de patas naranjas, más grande que la palma de la mano.
Los quetzales se resisten a dejarse ver, hemos visto pasar fugazmente una pareja, pero es justo al final de nuestro recorrido, ya en el parking, cuando vemos un macho posado sobre un árbol, enseñándonos su hermoso pecho rojo, y desplegando en su vuelo una majestuosa cola de un color verde refulgente. Ha sido un broche de oro fantástico para un completo día.
¡¡¡ Hasta Pronto !!!
Desde La Fortuna, 08/03/2001
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