De Adelaida a Perth por el estado más árido del mundo.

Extraños compañeros de camino (los de la señal)

Extraños compañeros de camino (los de la señal)

Australia es el segundo continente más árido del mundo, después de la Antártida, y Australia del Sur es el estado más árido de Australia, así que os podeis imaginar que no es una broma recorrerlo. Tiene una superficie de 1 millón de km. cuadrados, el doble que España, y una población de sólo 1,5 millones de habitantes, no es extraño entonces que la gente se salude en la carretera al cruzarse un coche.

Si con estos datos pensais que debe ser aburrido viajar por estos parajes, nada más lejos de la realidad, tiene lugares muy hermosos, como el P.N. Flinders Range, las penínsulas de Eyre y Yorke con abundante vida animal, marina y terrestre, con colonias de lobos marinos, delfines; el Nullarbor, que hasta los años 60 era una auténtica aventura cruzarlo, porque la carretera no estaba asfaltada; los restos de decenas de vehículos de esa época abandonados son un testimonio mudo de la dureza del recorrido.

Coches que no lograron cruzar el Nullarbor

Coches que no lograron cruzar el Nullarbor

En mi trayecto de Adelaida a Perth recorreré casi 4.000 km., y cruzaré la enigmática planicie Nullarbor, palabra derivada del latín «Nulla Arbor», que significa sin árboles, lo que la define perfectamente, ya que en más de 1.200 km de recorrido, una superficie de 250.000 km cuadrados, no ves un árbol, sólo arbustos; es un misterio para los científicos el que no haya árboles, porque las condiciones climáticas no son tan extremas; tiene la recta más larga del mundo, 146 km, que son una tortura para los conductores.

En mi viaje de 9 días de Adelaida a Perth me acompaña un grupo más pequeño y equilibrado que de Melbourne a Adelaida, 6 mujeres y 4 hombres, y como siempre las nacionalidades muy variadas, japoneses, suizos, canadienses, ingleses, irlandés, y español, y nuestro guía, Douglas, un australiano curtido en mil viajes por el mundo que te cuenta anécdotas fantásticas como cuando escaló las pirámides de Egipto con la policía persiguiéndole porque está prohibido, pero era su sueño y lo hizo.

El primer día nos damos una buena paliza de kilómetros para poder llegar a la bahía Beird, donde nos esperan nuestros amigos los leones marinos y los delfines. La comida la hacemos en el P.N. Monte Remarkable (a veces los nombres en Australia son remarcablemente curiosos), donde me tengo que pelear con dos emus que me quieren robar el sandwich, y por supuesto pierdo la pelea, porque mientras uno me entretiene, el otro me ataca por la espalda, y de un picotazo se lleva medio sandwich, esta visto que los animales en Australia me quieren poner a régimen.

Lobo marino

Lobo marino

Hacemos acampada libre (bush camping le llaman aquí) en la bahía Beird, y tenemos que sujetar las tiendas con piedras porque el fuerte viento amenaza con llevarlas con nosotros dentro. Temprano en la mañana nos subimos al barco de Alan y Tray, que llevan 10 años llevando pequeños grupos a contactar con una colonia de lobos marinos y otra de delfines que hay en la bahía.

La primera sorpresa cuando veo los lobos marinos es que son mucho más grandes que los que vi el año pasado en Galápagos, los machos pueden llegar a pesar 350 kg. y las hembras hasta 200; se diferencian de las focas en que tienen orejas externas, y que tanto en el agua como en tierra utilizan las 4 aletas para desplazarse, por lo que son muy ágiles.

En lo que son iguales a los de Galápagos es en los juguetones que son, ya que en cuanto nos metemos en el agua se ponen a nadar a nuestro alrededor; buceo unas cuantas veces intentando imitarlos, y un juvenil se acerca a mí, extiendo la mano, y con sus bigotes me la toca, se me eriza la piel, y no por el frío del agua, sino porque un contacto físico con un animal así es realmente maravilloso; vuelvo a extender la mano y vuelve a tocarme; después de un buen rato jugando, y con los dientes castañeteando, ahora sí por el frío, salimos del agua felices.

Delfines

Delfines

Nos vamos al otro extremo de la bahía, donde están los delfines, pero toda la suerte que tuvimos con lo lobos marinos se convierte en mala suerte; un grupo de unos 7 delfines están en la zona menos profunda de la bahía, agrupados y casi sin moverse, y Alan nos comenta que eso significa que hay tiburones cerca, lo que por supuesto desaconseja meterse en el agua; nos vamos con el barco para regresar luego a ver si cambia la suerte, y mientras esperamos lanzamos nuestras cañas de pesca; en menos de un minuto pican 2 peces, y eso que los anzuelos no llevan carnada, pero Australia es así, en media hora pescando, cogemos más de 20 peces, algunos de hasta 40 cm;.

Regresamos a la zona de delfines, y siguen en un rincón guarecidos, nos acercamos con el barco, y al menos podemos ver a una madre con un bebé de pocas semanas, pero no podemos correr el riesgo de meternos en el agua en estas condiciones, y desilusionados nos tenemos que ir, pero la naturaleza es así, te puede dar en un momento la belleza y la ternura absolutas de un lobo de mar que te besa la mano, y un tiburón que te deja sin esa mano o algo peor en un segundo, algo habitual en Australia.

De regreso a puerto, limpiamos el pescado, y se produce una lucha de poder entre los pelícanos y las gaviotas, fuerza contra rapidez, por pillar los restos que les echamos; no hay ganadores porque todos se llevan su ración; allí mismo nos tomamos parte del pescado con una buena salsa de soja, nunca he tomado un sushi tan fresco y garantizado, ¡¡ delicioso !!.

Seguimos carretera y nos vamos a dormir a Streaky Bay, un pueblo pesquero con una bahía que llama a un baño, me confirman que hay red antitiburones, y me voy a nadar; me entra curiosidad por ver como son las redes, y me alejo nadando de la playa; cuando estoy a unos 300 metros me extraña no encontrarla, miro hacia el otro lado de la playa, y es allí donde está, así que el atolondrado de Carlos está nadando en mar abierto esperando ser el sushi de un tiburón; os podéis imaginar que los 300 metros de regreso hubieran batido un record mundial si alguien los hubiera cronometrado, porque casi no tocaba el agua; de regreso a la playa mis compañeros me comentan que un australiano que pasaba les dijo «qué valiente es vuestro amigo nadando en aguas abiertas»; me quisieron avisar pero yo ya estaba demasiado lejos. Prestaré más atención porque los animales aquí no son una broma, como comprobaré de nuevo en los próximos días.

Serpiente King Brown, mortal

Serpiente King Brown, mortal

El segundo día lo pasamos en Point Sinclair, un antiguo puerto de abastecimiento que quedo abandonado cuando asfaltaron la carretera entre Adelaida y Perth en los años setenta; vuelvo a bañarme, pero esta vez me aseguro que estoy dentro de la red antitiburones; lo que sí nos coje de sorpresa es una serpiente de más de un metro que aparece entre las rocas; Douglas nos confirma que es una King Brown, una de las más venenosas de Australia.

Dunas de granito en Point Sinclair

Dunas de granito en Point Sinclair

Con el miedo en el cuerpo hacemos una caminata espectacular por los acantilados, bizcos, con un ojo en el suelo y otro mirando a los acantilados, que son de piedra caliza, y continuamente hay agujeros en la roca por donde puedes ver el mar penetrar y romper salvajemente; de repente, aparece una zona que parece de dunas de arena, pero en realidad es granito, tan suave y pulimentado por la erosión del mar que parece seda.

Douglas nos comenta que es una zona muy peligrosa, porque como tiene poca pendiente y no hay agujeros en las rocas que frenan las olas, éstas suben con un ímpetu y una velocidad extraordinarias; me acerco a la costa, y efectivamente, en sólo 2 segundos una ola ha recorrido unos 20 metros, así que ni Ben Johnson escaparía de esta; me quedo observando el mar desde lejos.

La noche la pasamos en Fowler’s Bay, lugar famoso por sus enormes dunas de arena, donde puedes hacer sandboarding, surf en las dunas, sin mojarte, pero tragando mucha arena, como comprobé; nos recojen en una camioneta 4×4, vamos en la parte trasera agarrándonos con uñas y dientes donde podemos, porque no paramos de subir y bajar dunas, es como una montaña rusa, pero mucho más divertida.

¡En este enlace podéis ver todas las fotos del viaje de 6 meses en 2002 por Australia y Nueva Zelanda

¡¡ Hasta Pronto !!

Desde Perth Australia, febrero 2002

Australia&Nueva Zelanda