Bailando y Cantando con Ballenas Grises en Baja California Sur
Sinceramente, no iba preparado para lo que he vivido en la Laguna de San Ignacio en la Baja California Sur (bcs a partir de ahora).
Había llegado de madrugada a San Ignacio desde Loreto en un autobusús que iba acumulando retraso en ruta, y las 2 horas de margen que tenía desde la teórica llegada se iban reduciendo, con el peligro de perder mi transporte a la Laguna de San Ignacio, donde me esperaban para hacer avistamiendo de ballenas.
Finalmente el bus recuperó algo de tiempo porque de noche las carreteras de Baja California están prácticamente desiertas, y aunque en un control militar revisaron completamente el autobús y perdimos más de media hora, a las 7:30 estaba desayunando en la plaza de San Ignacio con la vista de una de las misiones jesuitas más bonitas de bcs.
A las 8 en punto estaba en Ecoturismo Kuyimá, la agencia con la que me iba a alojar tres días en unas cabañas al borde de la laguna de San Ignacio, y a las 8 a.m. ya estaba camino de la laguna a poco más de una hora del pueblo por una carretera medio asfaltada, y la otra mitad oscila entre arena, y tierra compactada y rugosa que pone a prueba la amortiguación de los coches.
El conductor paró primero en el campamento Kuyimita, donde se aloja la gente que busca una opción más económica para el avistamiento, y después de un café me llevó hasta las cabañas, a poco más de un kilómetro de distancia. Ambos lugares están al borde mismo de la laguna.
Nada más llegar nos dijeron que ibamos a salir inmediatamente para el avistamiento de ballenas, ya que las salidas estás muy condicionadas por las mareas, el viento y las condiciones del mar de la laguna, así que después de la charla de seguridad y normas de comportamiento, nos subimos a una panga, una barca con motor, que lleva un máximo de 10 pasajeros más un capitán.
Iba en la barca configurando las cámaras para el avistamiento, no habían pasado ni 10 minutos de nuestra salida y nuestra guía Sofía gritó ballena a las 12, miré y me quedé atónito, una enorme ballena gris de muchos metros de largo (pueden medir hasta 15 metros) y sobre todo de mucho volumen, acompañada de un ballenato no menos grande, casi como nuestra barca (nacen en diciembre así que tenía ya unos cuatro meses), se dirigían a nosotros directamente.
Se me puso la piel de gallina, y mis ojos se volvieron acuosos, no por el reflejo del sol ni porque me entrara agua salada precisamente, sencillamente no podía creer lo que estaba sucediendo.
Primero la madre y luego el bebé se acercaron cuidadosamente a la barca sin dar ningún golpe que nos podía haber hecho zozobrar, y asomaron la cabeza y el cuerpo para dejarse tocar y acariciar, pasando por el lateral de la barca para que todos tuviéramos nuestra dosis de caricias.
He visto ballenas en muchos lugares del mundo, incluso la más grande de todas, la azul, en Sri Lanka, pero nunca había visto lo que tenía ante mis ojos, ballenas que vienen directamente en busca de interacción con humanos, y que te miran con esos ojazos a un metro de distancia.
Las ballenas regresan año tras año en su migración de casi 20.000 km desde Alaska ida y vuelta, donde se alimentan, hasta Baja California, donde se aparean, dan a luz y crian, por lo que está claro que su relación con los humanos es amistosa o cuando menos de curiosidad.
El capitán de la barca nos contó que las ballenas les reconocían, y que él sabía quienes eran las más amigables, y que algunas se acercaban a unas barcas y a otras no. A ver si las ballenas van a tener más memoria que los elefantes, al menos recuerdan el camino entre Alaska y la Baja.
De los tres grupos de ballenas grises de los que hay estudios, los del Atlántico Norte, el Pacífico Noreste y el Pacífico Noroeste, los humanos nos encargamos de liquidar completamente las del Atlántico con la caza de ballenas, hemos reducido las de la península de Kamchatka en Rusia a poco más de 100 ejemplares, y por suerte la del Pacífico Oeste goza de buena salud, con más de 20.000 ejemplares, aunque estudios genéticos indican que llegaron a ser más de 100.000.
Después del shock inicial, en el que prácticamente no hice fotos, solté el gatillo de la cámara mientras veía a las ballenas grises nadar tranquila y relajadamente sin preocuparse de las barcas, saliendo cada poco a respirar, ya que los bebés no pueden estar sumergidos mucho tiempo, y haciendo su famoso bufido que a todos nos remememora Moby Dick y el «por allí resopla».
Los ballenatos nacen en la laguna en diciembre y se suelen ir con sus madres a partir de marzo cuando ya están crecidos y preparados para afrontar el largo camino a Alaska, después de consumir entre 100 y 200 litros diarios de leche materna, algo que harán durante casi un año.
Las madres, que han estado varios meses sin comer, tienen en Alaska su despensa de crustáceos, principalente krill. Relajadas, porque sus bebés empiezan a ganar autonomía, dejan que estos se acerquen a las barcas y ellas mismas también se acercan para ser tocadas. En los primeros meses de vida la madre se interpone entre la barca y ballenato como buena madre protectora que es.
En el censo del 2/4/2018 había 24 madres con sus ballenatos y 6 ballenas solitarias, ya en el final de la temporada. Las cifras conjuntas de los cuatro santuarios que hay en Baja, Bahía Magdalena, Bahía Concepción, Ojo de Liebre y San Ignacio varian bastante de año a año, pero son de varios miles de ejemplares.
Que una ballena más grande que tu barca se acerque delicadamente a ella y se deje tocar, besar y acariciar es mucho más de lo que puedes esperar, y sin ninguna duda demuestra que las ballenas poseen muchas de las cualidades que se suponen exclusivamente humanas, como la empatía, o al menos es el sentimiento que me he llevado yo.
Sólo nos faltaron un salto del agua, un canto de ballena y una cola completa que fotografíar para que el espectáculo culminara con traca final, pero la laguna es poco profunda, y la cola completa sólo la muestran cuando van a hacer inmersiones profundas.
Sobre los saltos, supongo que las madres les enseñarán a los ballenatos cuando sean un poco mayores, no se sabe todavía si los hacen por puro divertimento, para desparasitarse, o como comunicación y/o para aparearse.
Aunque al principio tenía cierta reticencia porque creo que los animales salvajes y los humanos deben interactuar lo mínimo, esta es una actividad completamente controlada, regulada y aprobada por UNESCO ya que el lugar es Patrimonio de la Humanidad desde 1993, y Kuyimá cuenta con las certificaciones de sostenibidad Earth Check y Green Globe.
Después de 90 minutos en la barca, el tiempo máximo permitido, en el que avistamos y vimos de cerca docenas de ballenas grises, regresamos a Kuyimá, donde comimos en su palapa salón/comedor.
Luego me fui a la cabaña a tomar una siesta reparadora. Solo hay electricidad por la noche gracias a paneles solares, y los retretes son ecológicos. La ducha es por el sistema tradicional de cubo, pero eso sí con agua caliente.
Las noches estrelladas permitían ver un firmamente limpio sin contaminación lumínica, y los 3 atardeceres que viví en la laguna fueron simplemente espectaculares.
Cada mañana salímos después de desayunar al avistamiento, y por la tarde hicimos excursiones muy interesantes por la zona, como la visita a los manglares, la salina de los 40 y a la granja de ostiones, que es como llaman aquí a las ostras.
El último día, después de cenar, se acercaron cuatro muchachos, que están trabajando en la base ciéntifica de la laguna, y que son responsables del censo que se hace cada pocos días, y de la labor de reconocimiento de ejemplares y monitoreo de comportamiento.
Nos hablaron de los programas que están en marcha, como el de uso de drones y la digitalización del archivo fotográfico de ballenas grises en la laguna desde los años 70, ya que la manera de identificarlas es por las manchas del dorso, que forman un dibujo tan único y personal como el de nuestras huellas digitales.
También nos dijeron que se han identificado algunos ejemplares que han cruzado todo el Pacífico desde Kamchatka, para unirse al grupo de Alaska, supongo que en busca de una pandilla más grande.
Tras lo visto y vivido en estos intensos días, el encuentro con las ballenas grises se ha colocado muy alto en mi ranking de experiencias cercanas con animales salvajes, junto con los pinguinos en Antártida, los gorilas de montaña en Zaire, los orangutanes en Borneo malayo, los tiburones ballena en Maldivas y Filipinas, los rinocerontes blancos caminando en Botswana y los tigres en Reserva Jim Corbett en India.
Las cabañas de Kuyima Tours al borde de la laguna añaden mucho encanto y comodidad al avistamiento. Su personal está altamente cualificado y en la cocina prepara deliciosos pescados y mariscos.
El pack de 3 noches de alojamiento en cabañas incluye 3 salidas de avistamiento más 3 tours y 9 comidas. El tamaño máximo del grupo es de 20 personas, 2 por cabaña, y las barcas llevan un máximo de 10 pasajeros. La temporada va de 15/12 al 15/4.
En viajes como este, donde no nos cubre la tarjeta sanitaria europea, es muy importante el seguro. Yo utilizo Mondo. Si compras tu seguro desde este enlace tendrás un 5% de descuento.
Visita México Desconocido para saber más sobre los santuarios de ballenas en Baja California Sur, y haz clic Visit México, la web oficial de turismo del país.
Haz clic para ver las fotos de Laguna de San Ignacio. Avistamiento de ballenas grise y clic para ver videos de avistamiento e interacción con ballenas grises y del resto de actividades que hice en la Laguna de San Ignacio. En esta colección tienes todos los álbumes de fotos del viaje 2018 por USA y México, y en esta todos los videos.
En la parte inferior incluyo un poster informativo sobre las normas a seguir en Baja California Sur sobre el avistamiento de ballenas gris y otro con el mapa de la ruta de las ballenas de Alaska a la Baja.
No olvides visitar y participar en los concursos de fotografía elfoton.es y de relatos de viaje moleskin.es.
¡Hasta pronto!
Carlos, desde Ensenada, Baja California, México, 12 de abril de 2018
Hola buenas tardes, soy Mari de España mi teléfono es 655474085, con el 34 delante, mi correo es bmelis@hotmail.es.
Quiero que alguien me organice un viaje desde España a la laguna de San Ignacio para poder conseguir mi sueño que es tocar una ballena.
Por favor no se donde dirigirme para que me sea sencillo el viaje.
Se mira que fue un viaje muy divertido, yo he tenido de la suerte de vivir un par de años en baja california y es una maravilla ver el danzo de ballenas que se arma.
Organízatelo tú. No es dificil. Lo mas rápido es volar a San Diego o Los ángeles en EEUU, alquilar un coche o cojer un Bus en Santa Mónica que cruce la frontera y te llave a Guerrero Negro directo o a Tijuana de paso. En Guerrero Negro hay un montón de agencias que te organizan el avistamiento. Otra vía es ir a México DF. y volar a La Paz en la Baja y alquilar un auto o pillar un Bus y darte una vuelta por la Baja, No te arrepentirás.