Sepilok y Sandakan, despedida de Borneo
Mis últimos días en Borneo los pasé en Sandakan, la antigua capital colonial británica de Borneo, capitalidad que perdió en favor de Kota Kinabalu después de la independencia de Malasia.
Su lugar en la historia, en este caso infame, data de 1945, cuando los japoneses, que habían ocupado Singapur y Borneo, trasladaron a 2700 prisioneros ingleses y australianos desde Singapur a un campo de concentración en Sandakan para construir una pista de aterrizaje.
El trato era brutal y las condiciones inhumanas, pero el cúlmen llegó cuando en 1945, los japoneses deciden trasladarlos a Ranau, a 250 kilómetros, por un terreno de jungla y pantanos.
Después de varias marchas, que apropiadamente se llamaron «de la muerte», pocos llegaron vivos o en condiciones de superar las enfermedades adquiridas en la jungla, y el resultado fue que sólo 6 soldados australianos, que escaparon de los campos o durante las marchas, lograron sobrevivir con la ayuda de los locales.
2.400 murieron, y para conmemorar esta atrocidad se creó el Sandakan Memorial Park en el lugar donde estaba el campo de prisioneros.
Como Semporna, Sandakan no es una ciudad muy interesante, pero al menos es más limpia, y su principal interés está en el santuario del Parque Nacional de la isla de las Tortugas.
Como la época principal de desove es entre Julio y Agosto, decidí no ir y concentrarme en el otro punto principal de interés cercano a Sandakan: el Centro de Rehabilitación de orangutanes Sepilok.
Está a 25 km de Sandakan, y es el más antiguo del país, fundado en 1965.
Es uno de los 4 santuarios de orangutanes del mundo, 2 en Borneo y 2 en Indonesia.
Había visitado en Enero el de Semenggok cerca de Kuching, y no podía perder la oportunidad de volver a ver de cerca a estos fascinantes animales.
La visita fue mucho más interesante que la de Semenggok porque aprendí de los errores de la primera.
A la hora de la alimentación de los orangutanes desde la plataforma, más de 100 personas se amontonaban buscando un hueco con sus cámaras, y emitiendo al unísono «Ohhhhhs», «Ahhhhhs» y «jajas» cuando los orangutanes, que saben perfectamente que son el centro de atención, hacían sus «monadas».
Casi 10 orangutanes se acercaron a la plataforma para recibir su dieta de bananas y leche, siempre la misma para animarlos a que se busquen la vida en la jungla y dejen de ir a la plataforma.
Los macacos merodeaban por la plataforma para poder robar alguna banana al menor descuido, y por eso muchos orangutanes cogían su racimo con el pie prensil y se iban bamboleando por la cuerda a algún lugar más tranquilo.
En cuanto se fueron, los turistas, no los orangutanes, nos quedamos 5 personas que, en silencio, disfrutamos de los 4 orangutanes, todos muy jovenes, que se quedaron en la plataforma jugueteando y apurando los restos de comida, para luego echarse una siesta.
Decidí quedarme para la comida (se les alimenta dos veces al día, a las 10 a.m. y a las 3 p.m.) y me fui a dar una vuelta por los senderos alrededor de Sepilok, una reserva que tiene en total 4.200 hectáreas de jungla primaria en la que viven más de 100 orangutanes tratados en el centro, que se han adaptado a la vida salvaje.
En muchos casos son orangutanes que nunca han vivido en la jungla, ya que fueron capturados bebés y mantenidos como mascotas en casas.
Cuando el gobierno decidió en 1961 nombrar a los orangutanes especie totalmente protegida, eso podía suponer la muerte de aquellos que habían vivido en cautividad toda su vida. Por ello nació Sepilok.
Vi un video, en en Centro de Visitantes, de la ONG Sepilok Orangutan Appeal UK, que recoge fondos y realiza actividades en Gran Bretaña para ayudar al centro y ampliar el conocimiento sobre esta especie.
En él se veía como los cuidadores tienen que entrenar a los orangutanes bebés y enseñarles a desplazarse por lianas y a subir árboles.
El proceso de readaptación lleva años y en algunos casos los orangutanes se quedan muy cerca del centro, acudiendo a la plataforma de alimentación regularmente.
En otros no se les vuelve a ver nunca, aunque se sabe que viven en la reserva porque a cada orangután que llega a Sepilok se le tatúa un número.
Dos orangutanes jóvenes, de unos 3 años de los que estan en proceso de readaptación fueron a la plataforma las 2 veces, y eran inseparables, abrazados todo el tiempo, y regurgitando las bananas para comer de la boca del otro.
Colgados de la cuerda, parecían dos clones, moviéndose al mismo ritmo y haciendo las mismas cabriolas.
Las normas de acceso al centro son muy estrictas y prohiben llevar comida, botellas de agua, o repelente de insectos, y la razón la descubres enseguida.
Los macacos campan a sus anchas, e intentan robar de los turistas cualquier cosa que tengan a mano.
De hecho le tuve que enseñar los dientes a dos macacos que querían agarrar la bolsa de la cámara, no fuera a ser que luego hicieran mejores fotos que yo y me robaran el patrocinio de Olympus.
Los monos actúan como teloneros de los orangutanes, ya que los grupos de turistas llegan media hora antes de la alimentación, y los macacos, con puntualidad asombrosa, están cinco minutos antes en la plataforma, supongo que oyen llegar los buses o que alguno le robó el reloj a un turista.
Lo sé porque yo había llegado a la plataforma una hora antes para estar en silencio escuchando los sonidos de la jungla, y cuando llegaron los macacos se sorprendieron de que hubiera alguien ya.
Si logras que no te roben nada, el show es magnífico, los bebés macaco jugando entre ellos peleándose, o colgados de los pezones de su madre mientras los amamanantan, espulgándose unos a otros, mientras el macho dominante, el doble de grande que las hembras, pasea por la zona y las hembras enseñan, nada discretamente, sus organos sexuales hipertrofiados para indicar que están en celo.
Otros machos se tocan a si mismos, y todo parece que va a terminar en una orgía de sexo primate y primario, pero en cuanto aparecen los cuidadores con la cesta de bananas, todos los macacos se van a los árboles para estar atentos a «la caza de la banana».
Volví a quedarme después de que se fueran los grupos, y por si a alguien le puede quedar alguna duda de por qué compartimos el 97% del ADN con los orangutanes y el 98,4% con los chimpances, basta con ver la foto del macaco posando para mi cámara como un top-model profesional.
El artículo El pariente más cercano al hombre (en inglés) es muy interesante si quieres profundizar en el árbol genealógico de los primates.
En el centro también tienen una pareja de rinocerontes de Sumatra, una especie que seguramente se extinguirá porque no quedan más de 100 ejemplares en el mundo y no se ha conseguido todavía que se reproduzcan en cautividad, aunque sí se han apareado. Estaba cerrado temporalmente.
Para saber más sobre Malasia, visita la web oficial de turismo en español, y las webs en inglés de Parque Nacional Gunung Mulu, los Parques Nacionales de Sarawak, el Festival de Música de la Jungla, Thingsasian, y Geographia.
Si quieres ver todas las fotos del viaje de Vagamundos 2006 de 6 meses por Tailandia, Malasia y Borneo, Brunei, Indonesia y Singapur, haz clic aquí .
¡Hasta Pronto!
Carlos
Desde Sandakan, Sabah, Borneo, Malasia, 4 de marzo de 2006
hola muchas gracias por la información y el articulo tan sentido que has realizado.
voy a ir a kuala a finales de octubre con el objetivo de ver orangutanes en Borneo, mi duda era si verlos en los centros de rehabilitación o conservación de Malasia, o hacer excursión en klotok en Kalimantan en P N tanjung Puting para vivirlo más intensamente y no ser una excursión de dia como es en los centros de rehabilitación.
si me puedes dar tu opinión, al menos veo que en Sepilok lo disfrutaste más que en Semenggok
no he cerrado nada de mi viaje de 2 semanas, y quiero saber si es mejor volar a Kota e ir a Sepilok e investigar esa parte de Borneo, o mejor dedicar las 2 semanas a la parte de Kuching.
me encantan los animales y la naturaleza, vamos de luna de miel y no hemos reservado nada, lo estamos hacendo por libre, cualquier recomendación tuya será más que bien recibida. muchas gracias.
Paula