Luang Prabang y el Año Nuevo Budista

Atardecer en el Mekong

Atardecer en el Mekong

La antigua capital del Reino de Laos reposa su sueño milenario a la orilla del Mekong, compitiendo con él en placidez.

Construída en una península formada por el encuentro entre los ríos Mekong y Nam Kham, es el único lugar Patrimonio de la Humanidad de Laos, distinción más que merecida, ya que es una ciudad fascinante.

Al contrario que la capital, Vientiane, ciudad de la que nada más llegar ya estás deseando irte, Luang Prabang invita a una estancia que desapercibidamente se va alargando, sin que seas plenamente consciente en qué gastas tus días.

La arquitectura tradicional laosiana de casas de teca, salpicada con toques de edificios coloniales de la época francesa, los 30 templos budistas de la ciudad, y la relajada actitud vital de sus habitantes forman una combinación irresistible.

Barcos típicos del Mekong.

Barcos típicos del Mekong.

Sobre el monte Phonsi, que domina la ciudad, se alza un templo al que se accede por una larga escalinata de 400 peldaños.

Al llegar hay un gong que la gente toca 3 veces, como si fuera la señal de «he sobrevivido a la subida y alcanzado la cima».

La vista del atardecer sobre el río, con el Mekong mostrando sus dorados colores, quita la respiración e invita a la instropección, aunque en mi caso la interrumpió una sueca de 20 años, rubia, de ojos azules y espectacular figura que parecía despistada.

El templo Real

El templo Real

Nos pusimos a hablar y efectivamente tenía un despiste vital.

Estaba viajando con su novio, pero no sabía qué hacer al regreso a Suecia, si vivir en el campo o en la ciudad, ni que tipo de trabajo quería.

Le gustaba viajar pero al mismo tiempo se sentía fuera de lugar.

Supongo que es lo que les pasa a casi todos los veinteañeros.

El templo Real

El templo Real

A la orilla del Mekong se encuentra el templo Real, el más hermoso de todo Laos, con una decoración de mosaicos de colores representando El árbol de la vida.

Las capillas son de estilos muy variados, y una de ella alberga los restos de la familia real, con un impresionante carruaje funerario de 12 metros de alto.

El conjunto es bastante ecléctico pero al mismo tiempo armonioso.

La feria de Luang Prabang

La feria de Luang Prabang

Los muros exteriores están decorados al estilo hinduista, con figuras en posiciones amorosas.

El antiguo Palacio Real, hoy museo, alberga un buda de bronce de 43 kg y 43 cm de altura que es venerado por los laosianos, aunque lo que se encuentra aquí es una copia, el original está en Vientaine.

Otro atractivo de Luang Prabang son las cascadas de Kuang-si, con un agua de color azul turquesa que invita al baño.

Aunque son muy turísticas, tienen varios niveles, algunos de ellos bastante tranquilos.

Durante mi estancia en Luang Prabang no hacía falta ir a las cascadas para mojarse, ya que se celebraba el año nuevo budista 2548, y el festival del agua que lo acompaña.

La feria de Luang Prabang

La feria de Luang Prabang

Para los que no conozcan la historia o leyenda de Buda, esté nació en el 563 A.C, y murió con 80 años en el 483 A.C.

Siddhattha, hijo único del rey Suddhodana del clan Sëkiya y de su reina Mahë Mëyë, nació en Kapilavatthu, capital de Kosala, al sur del Nepal y cerca del río Ganges.

El Príncipe Siddhattha fue criado en el lujo en la corte alejado de la pobreza, enfermedad y la muerte por orden expresa del rey, que deseaba que su hijo se criara en un ambiente de felicidad absoluta.

Se casó con su prima Yasodë, y tuvo con ella un hijo, Rëhula.

Un día cabalgaba por la ciudad, y vio un hombre viejo, un cadáver y un mendigo, lo que le conmovió profundamente.

Decidió encontrar un remedio para la mortalidad y comenzar la búsqueda inmediatamente.

Mercado nocturno

Mercado nocturno

De vuelta al palacio informó a su padre el rey de su decisión.

Este puso guardias en todas las puertas del palacio para impedir su marcha, pero Siddhattha, montando su caballo Kanthaka, llegó a las puertas y estas se abrieron misteriosamente.

Esta fue la «Gran Salida», y el comienzo de la filosofía/religión más cercana al hombre.

El agua simboliza la pureza y la limpieza de los pecados, y a juzgar por la cantidad de agua que se tiró en los 4 días que duró el festival en Luang Prabang, quedamos todos tan limpios de pecados como al nacer.

Todo recipiente o dispositivo que pueda almacenar agua es un arma de guerra.

Botellas, cubos, tinas, mangueras, globos, bolsas de plástico, y las «armas de destrucción masiva», esas pistolas de agua que en el resto del mundo usan los niños, aquí manejadas por adultos que con mucho regocijo recuperaban su infancia durante unos días.

El festival del agua. 2CV

El festival del agua. 2CV

Es una batalla naval en toda la regla. Hay 2 bandos, el estático y el móvil.

El primero lo compone la gente que se coloca en las aceras y los balcones, y el segundo los que circulan por la ciudad en bicis, motos, tuc tucs, camiones, e incluso un Citroen 2CV destartalado, sin techo, puertas ni asientos que a duras penas podía transportar las 15 personas que llevaba.

El festival del agua

El festival del agua

Había también un grupo de Vespas clásicas de los años 60, eran de una pandilla que había venido desde Vientiane al festival, ya que es en Luang Prabang donde tiene más fama.

Además del festival del agua, durante la semana hay una feria inmensa donde la gente puede comprar animales tipo pájaros, tortugas y peces para liberarlos, ya que una de las normas básicas del budismo es amar a los animales y no hacerles daño, lo que incluye no comerlos.

El festival del agua. Monstruo

El festival del agua. Monstruo

La feria se junta con los mercados tradicionales de Luang Prabang, donde se compra y vende artesanía, tejidos, bisutería y otros productos de las etnias de la zona.

La feria de comida es un lugar perfecto para sentarte, tomar un deliciosa sopa de noodles con chile y cilantro y ver la vida pasar.

Un anécdota que me sucedió es que de repente oi hablar en un idioma conocido, miré y era un niño asiático de unos 8 años, ¡que hablaba en catalán!. Sorprendido miré a su alrededor; su madre era también asiática, y el padre blanco.

Les dije «bona nit», y nos pusimos a hablar; el padre era catalán, la madre tailandesa, y vivián en Tarragona.

El niño hablaba español, catalán, inglés y Thai, nada mal para 8 años.

El festival del agua. Monjes

El festival del agua. Monjes

Estaban visitando a la familia tailandesa y decidieron ir a Luang Prabang a ver el festival.

Las casetas de feria son básicas, y hasta la noria la giran a mano.

Hay puestos de globos a los que tiras dardos y si explotas 3 globos con 3 dardos ganas el premio, ruletas de la fortuna, y tómbolas en donde te puede tocar el «ultimo modelo» de Power Ranger o Teletubbie.

El festival del agua. Ofrenda

El festival del agua. Ofrenda

En una isla de arena en el medio del río que en época de lluvias queda cubierta por el agua colocan cientos de chiringuitos en los que la gente come, bebe vino y whisky de arroz o Lao beer, canta o vocifera karaoke, intentan lanzar cohetes de feria con escaso éxito, y al agua la añaden pintura de colores o se lanzan talco, con el resultado de rostros tan abstractos como las pinturas de Picasso.

El acto más importante del año nuevo es el desfile y/o procesión, ya que es una mezcla de las 2 cosas, de las etnias locales con ofrendas, niñas pequeñas vestidas como princesas, la reina de las fiestas y sus damas de honor, dragones y otros animales mitológicos.

Decenas de monjes jóvenes iban caminando con paraguas, que no eran para protegerse del agua sino del sol, ya que la gente los empapaba como acto de purificación, y los monjes ancianos iban en una plataforma de madera instalada en un camión.

El festival del agua. Rostros pintados

El festival del agua. Rostros pintados

Detrás del desfile «formal», viene el «informal», con la «reinona» de las fiestas y sus damas, cientos de personas con las caras pintadas y camisetas iguales pertenecientes a peñas, todos cargados con pistolas de agua, polvos de talco y pinturas de colores, dispuestos a la batalla final.

No lo sabía cuando elegí mi hostal frente al río, pero mi balcón era una atalaya privilegiada para fotografíar la acción del festival, ya que en las aceras se apostaba la gente a mojar a todos los que pasaban.

El festival del agua. Reinona

El festival del agua. Reinona

Todo ello sin riesgo a la mojadura, aunque la cosa cambiaba en cuanto bajabas a la calle.

Milagrosamente logré hacer un montón de fotos sin que la Olympus E300 se mojara, aunque en las horas más salvajes bajaba con la Olympus mju 400, que es resistente a la lluvia.

Un día bajé sin ellas dispuesto a mojar y ser mojado sin conmiseración, y en traje de baño, el mejor remedio contra el intenso calor.

El festival del agua. Princesitas

El festival del agua. Princesitas

Al final tenía los dedos tan arrugados como después de un baño de una hora.

Todo ser viviente, desde niños de 3 años a viejos de 80, eran tus potenciales «enemigos».

Las armas sólo se silenciaban al anochecer, que era el momento de ir al hostal, darse un baño para quitarse las pinturas de guerra, y remojarse el gaznate con una Laobeer en una terraza al borde del Mekong contando las batallitas del día.

El festival del agua. La batalla final

El festival del agua. La batalla final

Nunca he visto una fiesta en la que participara todo el mundo con tanta alegría, en 4 días no vi que nadie se enfadara porque le tiznaran la cara de negro, le echaran un cubo de agua por la cabeza o dentro del coche, tanto los extranjeros como los locales; realmente un acto de alegría y exaltación colectiva.

Me despedí de Luang Prabang de la mejor manera que se puede hacer, tomando una barca típica del Mekong que me llevó indolentemente río arriba, mientras la ciudad se iba difuminando con el sol de la mañana asomando por detrás del monte Phonsi.

Familia catalán-tailandesa

Familia catalán-tailandesa

Luang Prabang ocupa ya un lugar prominente en mi lista de «lugares secretos donde no me importaría perderme algún día».

Habitualmente me cuesta encontrar el título para los diarios, en este en cambio el problema ha sido el inverso, ya que he tenido que decidirme entre «Luang Prabang, la Bella Durmiente», «Luang Prabang, Hogar de Buda», y el que finalmente he elegido.

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¡¡ Hasta Pronto !!

Carlos, desde Chiang Mai, Tailandia, 28 de Abril de 2005

 

Vagamundos 2005. Laos. Luang Prabang