Las Tribulaciones de un Vagamundos en China
Por mucho que uno haya viajado, siempre habrá países, lugares y situaciones que ponen a prueba tu experiencia viajera y son una cura de humildad.
Es lo que me ha pasado en mi regreso a China continental desde Macao a Guangzhou, una de las principales ciudades chinas, con muchas ferias y actividad comercial, concretamente es la capital mundial del jean o vaquero (¡¡si el señor Levis levantara la cabeza!!).
Salí de Macao un Domingo temprano, pero en la frontera había un millón (bueno, sólo 100.000) chinos que habían madrugado más que yo y estaban ya en la frontera.
Por suerte está muy bien organizada, con colas especiales para chinos, residentes, y extranjeros, aunque la más lenta era la nuestra, y en mi caso todavía más.
Cada vez que paso una frontera tengo que contener la risa por la cara que ponen los aduaneros con mi pasaporte destrozado, la firma y la foto borrosas, y la cubierta carcomida (en este viaje se muere ya, pero porque no queda espacio para las visas).
Una vez pasas la aduana, hay una enorme zona comercial, y tuve la suerte de que el autobús a Guangzhou salía en ese momento, pero mi suerte se terminó ahí.
No había apuntado la dirección del hostal porque en Internet decía que estaba a 200 metros de la estación de tren (grave error, siempre apunta la dirección y que te la escriban en chino).
El bus no me dejó en la estación, si no en el hotel Hyatt, que no entra en el presupuesto de un mochilero, como claramente demostraban las tiendas de Louis Vuitton y Burberrys de su fachada, y con mi chuleta de chino (para los no españoles, la chuleta es un papel de escritura abigarrada que -nos- ha permitido aprobar muchos exámenes a estudiantes), logré llegar a la estación, pero ahí empezaron mis problemas.
Me encontraba en una enorme plaza, con una inmensa estación de tren, una autovía elevada en el medio, y 6 calles que llegaban y salían de la plaza, además de miles de chinos pululando por todas partes, y yo sin saber por dónde empezar.
Después de una hora dando vueltas y preguntándo a todo el mundo, policias, vendedores, taxistas, militares, me sentía como Bill Murray en Lost in Translation (en España la llamaron Perdidos en Tokio, con esa manía de cambiar los títulos de las películas), totalmente confundido (¿o se dice confuso?, lo siento, sigo confuso/confundido).
Encontrar Internet era otro imposible, la policia y los militares intentaban organizar las colas para entrar en la estación con unas porras de un metro de largo, y empezó a llover, así que rendí y me metí en un hotel.
Al día siguiente fui al Hotel Hyatt, donde Internet costaba 15 euros la hora, 50 veces el precio que pagaba en Shanghai, pero en 5 minutos tenía escrita en perfecto chino la dirección del hostal, que tardé en encontrar 5 minutos cuando regresé a la estación.
Lo había tenido delante de mis narices, pero detrás de un montón de chinos y de un carrito de comida que tapaba el logo de HI. Sólo ponía hotel en chino.
La habitación indivual costaba 5 euros, con televisión y teléfono, así que volví al hotel a hacer check-out. Aprendida la lección.
De Guangzhou sólo puedo decir que tiene un inmenso parque de casi 1 millón de metros cuadrados, que estaba invadido por cientos de jardineros haciendo los preparativos del año nuevo chino.
Tiene un estadio para 35.000 espectadores, una piscina para 5.000, y una zona de juegos para niños donde desarrollar su espíritu patriótico, militar y ciudadano (eso se llama lavar el cerebro y reconocerlo abiertamente.)
A pesar de que aquí el clima es monzónico y subtropical hacía frío.
A Guangzhou la llaman la ciudad de las flores porque aparentemente florecen todo el año, pero con el frío que hacía la mayoría estaban mustias.
Algunas zonas del parque son un poco kitch, como un parque jurásico floral, con todo tipo de dinosaurios de plástico con los cuerpos hechos de flores.
El símbolo de la ciudad es una estatua de 5 cabras, con eso creo que queda todo dicho, aunque el folleto que tenía, en perfecto castellano, pero no sé de qué siglo, decía «con el panorama bello, el transporte conveniente, y un pueblo hospitalario, Guangzhou abre sus brazos a los turistas nacionales y extranjeros». Sin comentarios.
Tampoco se quedaba atrás la tarjeta que me dio una peluquera (así es como llaman aquí a las prostitutas), que me prometía «una noche apasionada, romántica. El Nilo antiguo, las misteriosas pirámides.
Con agradable música exótica, bellezas con velos mueven sus encantadores cuerpos, bailando para una una noche llena de deseos».
Muy sugerente, pero «la vuelta al mundo en 80 coitos» no entra en mi plan de viaje.
Para salir de Guangzhou tuve que agudizar mi ingenio.
Las colas de la estación eran kilométricas (no es exageración, caminé la cola y me llevo más de 10 minutos), y la opción de autobús tampoco era muy aconsejable.
Entré en una agencia de viajes, pero como también vendían billetes de tren, aunque más pequeña, la cola se perdía en la calle.
Vi las oficinas de Southern China, y 5 minutos después tenía un billete de avión última hora con 50% de descuento para esa misma tarde a Kunming. Recuperé mi autoestima como viajero.
Si quieres ver las fotos de Guangzhou, haz clic.
Si quieres saber más sobre Guangzhou, visita la web Guía Cultura China o las webs en inglés de China Travel Club, Trip advisor, y la Oficina de Turismo China, o el directorio de Yahoo!
Si quieres ver todas las fotos del viaje de Vagamundos 2005 de 6 meses por China, Vietnam, Camboya, Tailandia, Laos, Malasia, Brunei, y Filipinas, haz clic aquí y si quieres ver sólo las fotos de China haz clic aquí.
¡¡ Hasta Pronto !!
Carlos, desde Da Li, 7 de febrero de 2005
Deja tu comentario