alles de Sao Luis

Puedo decir sin lugar a dudas que de todo mi viaje por Brasil en los 2 meses que he pasado allí, el lugar que más agradablemente me sorprendió fue el estado de Maranhão, concretamente su capital São Luís y un lugar del que no había oído hablar nunca, los Lençóis Maranhenses, que ahora está muy alto en el ranking de mis lugares favoritos del mundo.

São Luís es Patrimonio de la Humanidad de la Unesco desde 1997, y curiosamente es la única capital, de los 26 estados que tiene Brasil, que no fue fundada por los portugueses, sino que los franceses, que tenían ambiciones coloniales en Brasil, la fundaron en 1.612 en honor de su rey Luis XIII.

Azulejo típico de Sao Luis

Posteriormente fue ocupada brevemente por los holandeses entre 1.641 y 1.644, finalmente expulsados por los portugueses, que construyeron gran parte de los edificios coloniales revestidos de azulejos por la alta humedad de la zona, a sólo 2° sur del Ecuador, lo que le dio una singularidad arquitectónica que se plasma también en los balcones de hierro forjado y en los suelos empedrados.

Barco a Alcantara

El centro histórico fue rehabilitado gracias a un proyecto ejemplar, el proyecto Reviver (revivir), que restauró cientos de casas coloniales, aunque desgraciadamente siguen viéndose mansiones en ruinas al lado de otras pintadas en bellos colores o con sus fachadas de azulejos relucientes. Las calles Portugal y Nazaré son las más representativas del renacimiento de São Luís.

Situada en una isla, su historia está repleta de leyendas, como la de que en su subsuelo habita una gigantesca serpiente que no para de crecer, hasta que un día toque con su cola la cabeza, y entonces la isla se hundirá.

A pesar de estar cerca del Ecuador, las temperaturas se ven moderadas por las brisas marinas; en cambio, la ciudad se pone incandescente durante el carnaval y en torno al solsticio de junio comienzan los festivales de Bumba-meu-boi, con cientos de danzarines que no paran de brincar al ritmo de tambores africanos durante varios días celebrando la muerte y resurrección del boi (buey), ayudados por las famosas cachazas (aguardientes)de la región.

Muelles de Alcantara

En las calles del barrio viejo siempre hay música en vivo y en el mercado central se puede tomar pescado y las famosas gambas nordestinas a precios económicos.

Separada de São Luís por la Bahía de San Marcos y a una hora y media en barco, Alcântara es una ciudad anclada en la historia, pero que al mismo tiempo se ha visto inmersa completamente en la era espacial.

Cohete museo espacial Alcantara

Famosa por la fiesta del Divino en Mayo, con procesiones populares por las calles, que coincidió con mi visita, la ciudad está llena de caserones coloniales en precario estado de conservación, ruinas de lo que fue el mercado de esclavos, e iglesias coloniales que por su tamaño indican la importancia histórica de la localidad.

A sólo 10 km. se encuentra la base de lanzamiento de satélites más grande de América Latina. Al estar cerca del Ecuador, por la mayor velocidad de rotación de la tierra, es mucho más económico lanzar satélites desde aquí (la Agencia Espacial Europea los lanza desde la Guayana francesa, no muy lejos de allí, pero al norte del Ecuador).

Para castigar a los esclavos

En el pueblo hay un museo de libre acceso donde se explica la historia de los lanzamientos espaciales de Brasil, con maquetas a escala 1:1 de un satélite, paneles y videos explicativos.

El contraste entre la temperatura del aire acondicionado de la sala de video y la exterior en la calle no fue tan grande como la diferencia entre los 2 mundos que allí se encontraban, el de Brasil como país a la vanguardia tecnológica, y las calles empedradas, los edificios destartalados y los revestimientos de azulejos desconchados.

El camión a los Lencois

A sólo 260 km. de São Luís se encuentra Barreirinhas.

Hasta hace 2 años llevaba más de 10 horas llegar hasta allí porque la carretera no estaba asfaltada, pero ahora son unas confortables 3 horas en furgoneta.

Lo que no es tan confortable es la hora de recogida en los hostales, ya que a las 5h30 am vienen a por tí, pero vale la pena el madrugón para visitar un lugar único en el mundo, los Lençóis Maranhenses.

Agua turquesa en los Lencois

Lençóis significa sábana en portugués, y eso es lo que parece, un desierto de sábanas blancas de arena que se pierde en el horizonte, nunca he visto arena más blanca y un cielo tan límpido, y lo que es más increíble es que entre las dunas se encuentran cientos de lagunas de agua fresca de lluvia que albergan hasta peces y algas, tienen una temperatura bastante fresca, y una transparencia total.

Es Parque Nacional y se llega en camiones Toyota todo terreno descubiertos que a veces tienen que cruzar pequeñas lagunas y el agua entra en la cabina. También hay que cruzar en gabarra un río, y después de una hora serpenteando entre las dunas para no atascarte en la arena, llegas al corazón del parque.

Las dunas y las lagunas

Sin duda la mejor parte es el recorrido a pie subiendo y bajando dunas, y el baño en las frescas lagunas antes de seguir caminando es una bendición.

No es sólo el desierto de dunas y las lagunas el atractivo del parque, sino que tiene el único delta en mar abierto del continente, el Delta de las Américas.

Una pareja francesa del grupo se quedaba a dormir en el desierto para hacer un trekking de varios días hacia el delta; el resto nos conformamos con ver la puesta de sol desde las dunas, reflejándose en las lagunas y aumentando su belleza minuto a minuto con las arenas pasando de blanco a dorado y todas las tonalidades intermedias.

Los Lençóis todavía no son muy visitados por el aislamiento de la región, pero sin duda en el futuro serán uno de los principales atractivos turísticos de Brasil, máxime si pensamos que a pocas horas en bus estaremos inmersos completamente en la exuberancia de la jungla tropical del Amazonas y la ciudad donde desemboca el río más caudaloso del mundo en el Atlántico, Belem, pero esa es otra historia que será contada otro día.

Disfrutando en la laguna

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¡¡ Hasta Pronto !!

Carlos

Desde La Coruña, España, 28 de Junio de 2004