Brasil. Río Grande do Sul
Pensé en llamar a este diario «Brasil, mais que beleza!» o algo similar, porque es difícil escapar del tópico en este país superlativo, pero es algo que me he propuesto en este viaje, arañar por debajo de la superficie e ir más allá de la samba, el futebol, las playas, las garotas, el surf, las caipirinhas, etc.
Probablemente el mejor lugar para comenzar un viaje por Brasil escapando del tópico es Rio Grande do Sul, cuyo recorrido termino ahora.
Es el estado más sureño de Brasil, frontera con Uruguay y Argentina, y fue colonizado sobre todo por italianos y alemanes, lo que se plasma en las costumbres, gastronomía y sobre todo la arquitectura.
Sus 700 km. de costa no destacan por sus buenas playas, abiertas al oceáno y de agua fría en esta época del año, y excepto en Torres, donde me encuentro, no son muy buenas.
El turismo en Rio Grande do Sul es sobre todo interior, no porque la gente vaya a reflexionar, sino porque las principales atraciones están en la Serra Gaúcha, donde todavía se pueden ver auténticos gauchos con sus pantalones bombachos, las botas y el grueso cinto con el facón, además del inevitable sombrero.
Los pueblos más visitados en la Serra Gaúcha son Canela y Gramado, donde parece que estás en Europa, concretamente en los Alpes, ya que por todas partes hay chalets alpinos, restaurante de fondue y cervecerías, y la gente que vive en ellos están pero no son morenos, la proporción de gente blanca es muy alta. Se le llama la región de las hortensias.
Desde Canela se accede al P.N. Caracol, con una impresionante cascada de 131 metros de altura, que desgraciadamente tenía muy poca agua porque están sufriendo una severa sequía en todo el estado.
Descendí, y sobre todo tuve que volver a ascender, los 900 escalones que llevan hasta la base para descubrir casi abajo de todo que había una valla que impedía pasar por reparaciones; parecía una broma de cámara oculta, pero no, así que salte la valla y pude hacer la foto desde la base.
Luego recorrí todas las trilhas (senderos) del parque, las que van paralelas al río por las cascadas, y las que se adentran en los bosques, incluída una que se llama trilha del Silencio porque la espesa vegetación impide que traspase otro sonido que no sea el de la naturaleza.
El sendero termina en el centro de interpretación, donde tienen una interesante exposición de tipos de fauna y flora del parque, incluída la no deseada, porque exponen un histórici de la basura recogida, como latas de Coca-cola de los años 60, para demostrar, por si había alguna duda, que este tipo de productos no son bio-degradables.
Después me fui al telesilla, que ofrece una visión frontal de la cascada en sus 800 metros de recorrido ida y vuelta, con una perspectiva también muy interesante sobre las copas de las araucarias altísimas que crecen en estos lares.
En Gramado, además del maravilloso valle de Quilombo, tienen hasta una casa en arquitectura alpina de papa y mama Noel, supongo que para cumplir la cuota participativa.
Como era Semana Santa, la ciudad está llena de enormes conejos y huevos de pascua por todas partes.
La capital, Porto Alegre, se ha convertido en un referente sobre la habitabilidad, ya que tiene un excelente sistema de transporte público, muchos programas sociales, y una activa vida social; por ello, la ONU la ha nombrado la ciudad más habitable de Brasil.
Es también la capital mundial de la antiglobalización, desde que en el 2001 organizará un Foro Mundial Social como respuesta al Foro Económico Mundial que se celebraba en Davos, Suiza.
Está al borde de la Lagoa dos Patos, y su puerto de agua dulce es muy importante. La vida se desarrolla en torno al mercado municipal y la plaza Montevideo, donde hay una fuente de auténtica cerámica de Talavera, donada por la colonia española en el aniversario de la fundación de Porto Alegre.
Las calles peatonales y comerciales de la zona son un auténtico enjambre de compradores y vendedores de los productos más variopintos.
La ropa interior de mujer la anuncian por la calle, no porque vaya una garota semidesnuda, sino porque llevan unos maniquíes de cartón con los modelitos más sugerentes.
Como en casi todo el mundo, puedes comprar en el Top Manta CDs y DVDs con las últimas novedades por un precio irrisorio, al lado de policias que se preocupan más de vigilar a los rateros que siempre abundan en estas zonas. Tomarte una cerveza en una de las terrazas del mercado es garantía de que en media hora vas a ver todas los personajes y profesiones imaginables.
Las playas alrededor de la ciudad están contaminadas, por lo que el baño no es muy recomendable, pero la vista del atardecer desde la playa de Ipanema es maravillosa, no me extraña que estuviera llena de parejas declarándose amor eterno.
Hay también un par de cerros llenos de antenas de televisión y telefonía móvil que ofrecen una buena idea del tamaño de la ciudad, que tiene 1.5 millones de habitantes y se expande mucho más allá de los cerros. Prácticamente está conectada con las ciudades limítrofes, con un total de 4 millones de habitantes.
Escapando del bullicio de Semana Santa me fui a Cambará do Sul, pequeño y tranquilo pueblo que esos días celebraba la fiesta de la miel, con la elección de la «reina de la miel», una dulce morenita, y otros eventos.
El mayor interés está cerca, en el P.N. dos Aparados da Serra, con un impresionante cañón, el Itaimbezinho, que tiene 6 km de largo, y hasta 700 metros de profundidad.
Lamentablemente se produjo un fenómeno natural causado por la humedad y las altas temperaturas, ya que el cañón es una fábrica de niebla, y muchas veces no se puede ver nada, como me sucedió a mí.
Me tuve que limitar a escuchar el rugir de las cascadas que caían al cañón, y admirar alguno de los últimos bosques de araucarias, una conífera que parece llegada directamente desde la prehistoria. A pesar de la niebla completé los 2 senderos, la trilha do Vértice, que va por un lateral del cañón, y la trilha Cotovelo por el otro, un total de 10 km en una perfecta sinfonía brumosa. Al menos no llovíó.
La gente que estaba en mi grupo comentaba que el día anterior les había pasado lo mismo en el otro cañón de la zona, el Fortaleza, así que estaban un poco cabreados porque el tour no es barato para los bolsillos brasileños, unos $US 10.
Desplazarse 100 km. en Brasil a veces es bastante tortuoso, porque no hay buses directos entre localidades, así que para llegar a Torres, en la costa, tuve que pasar por Praia Grande, que para mi sorpresa no tiene playa, vaya, vaya, descendiendo en un recorrido espectacular toda la Serra gaúcha, por una carretera de tierra que en época de lluvias debe ser acongojante.
Para ver la panóramica Olympus de la playa de Itapeva, haz click aquí.
El autobús de Praia Grande a Torres se averió, desde que salimos no entraban las marchas y se apagaba continuamente, así que tuvimos que esperar que mandaran un reemplazo; la gente debe estar acostumbrada a estas cosas porque nadie protestó.
También tuvimos que cruzar un río sin puente, con el agua cubriendo casi completamente las ruedas del bus, y el equipaje lo llevábamos dentro porque si no se iba a mojar seguro.
Al llegar a Torres me encuentro con una pequeña ciudad muy agradable fuera de temporada, recuperándose de los efectos del primer huracán que ha habido en el Atlántico Sur 2 semanas atrás, que dejó sin antenas parabólicas y tejados a muchas casas, y las playas llenas todavía de basura y árboles enteros arrancados sabe Dios dónde.
Al subir uno de los morros me encontré con una ofrenda hecha de frutas y semillas, combinando figuras muy bonitas, supongo que eran para que los dioses del mar aplacaran su furia.
Torres es un lugar perfecto para Juan Salvador Gaviota, porque así me sentí caminando por sus interminables playas abiertas y con bastante oleaje en el que los surfers disfrutaban; yo me limité a caminar saludando a las gaviotas de varias especies, garzas y otras aves.
La ciudad tiene playas para todos los gustos, la praia Grande es bulliciosa en verano, la prainha tiene rocas y césped para tumbarse, la praia da Cal es para surfer; la playa Itapeva es larguísima y salvaje, con dunas.
Para ver la panóramica Olympus de los acantilados de Torres, haz click aquí.
Torres es famosa por sus acantilados basálticos, y se lo merecen, porque son unas moles verticales de 40 metros donde el mar golpea furiosamente en su base.
Tiene además 2 «morros», como se llama en portugués a los montes, el de Itapeva y el de Guarita que dan una perspectiva aérea de la enormidad de sus playas.
El río Mampituba hace frontera con el estado de Santa Catarina, adonde me dirijo ahora, a visitar primero la ciudad que suponía la división, según el Tratado de Tordesillas, de los imperios portugués y español, aunque luego a los portugueses se les fue la mano un poco al Oeste, pero esa es otra historia y será contada otro día.
Para ver las fotos de Rio Grande do Sul, haz click aquí.
Haz click sobre el nombre si quieres más información en portugués sobre Porto Alegre, Canela, Gramado, la Serra Gaúcha, el P.N. Aparados da Serra y Torres, y ver fotos del cañón Itaimbezinho sin niebla.
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¡¡ Hasta Pronto !!
Carlos, desde Torres, Brasil, 15 de Abril de 2004
Hola Carlos,
Mil gracias. Me sirve muchísimo tu información, ya que planeo viajar ponto. Ya estuvimos en Canela y Gramado y volveremos!!! nos falto recorrer la zona de Caracol.
Saludos
Gracias!
Todo es maravilloso!!!
Ojalá un día, pueda conocer.