Paraty, Sabor Colonial
El escritor brasileño Lucio Costa definió Paraty como el lugar donde los caminos de la sierra y del mar se encuentran, y es una descripción muy adecuada, porque las estribaciones dela Sierra do Mar llegan hasta el borde mismo del agua. Paraty se encuentra a 250 km. al sur de Rio de Janeiro, en la bahía de Ilha Grande, que enmarca 65 islas, más de 300 playas, prominentes penínsulas y junglas que tocan el mar.
Nada más llegar a Paraty uno se da cuenta de su importancia histórica, ya que caminando por sus irregulares calles empedradas, llamadas pes-de-moleque, se ven edificios coloniales impresionantes, y sobre todo las iglesias de Santa Rita y nuestra Señora de los Remedios, que elevan sus torres muy por encima de las casas de una planta del pueblo.
Fundada a mediados del S.XVI en el morro do Forte, en 1703 se construyó el Fuerte del Defensor Perpetuo.
Su momento álgido se produjo en el S.XVIII, ya que se convirtió en el segundo puerto más importante de Brasil, ya que allí se embarcaba todo el oro extraido en Minas Gerais para Portugal.
Hoy se puede recorrer el mismo camino que las mulas cargadas de oro hacían hace 200 años, la diferencia es que ahora se lleva un burro-frigo, con bebidas frescas para amortiguar el calor y la humedad del Camino del Oro.
Fue nombrada ciudad en 1844 y Monumento Nacional en 1966. Su resurgimiento ha venido de mano del turismo, ya que está a medio camino entre Rio de Janeiro y Sao Paulo, y los cariocas y paulistas escapan buscando las hermosas playas de agua transparente de la bahía.
El pueblo está lleno de restaurantes de alto nivel, galerías de arte, y tiendas de moda y artesanía, pero a pesar de eso no ha perdido un ápice de su encanto porque el transporte de mercancías por sus calles sigue siendo el burro, y la gente no ha perdido la amabilidad.
Las puertas y balcones están pintadas en múltiples colores, y las celosías de hierro forjado nos recuerdan aquellos tiempos en que el trabajo manual era apreciado. Las que necesitarían un arreglo son las calles empedradas, porque son tan irregulares que te pasas la mitad del tiempo mirando al suelo para no torcerte un tobillo, en vez de apreciar las maravillas arquitectónicas de Paraty.
La actividad más solicitada es el Passeio en barco, unas 5 horas por la bahía visitando diferentes calas y lugares llenos de peces tropicales; los barcos son de todo tamaño y pelaje, pero la tarifa es única, 20 reales o su escalofriante equivalente a 5 euros o dólares.
El alojamiento se suele realizar en pousadas, casas familiares que en mi caso, Pousada Konquista, ofrece un patio lleno de plantas y una balconada en el primer piso donde se desayuna, rodeado de pájaros en busca de la miga perdida, con la vista de la Sierra do mar, un estupendo buffet de mangos, papayas, sandías, melón, pastel, pan, bizcocho, y un delicioso cafe de manhá.
También hay 2 hamacas enormes en la que he echado una buena siesta escapando del sol del mediodía. El precio de la habitación con desayuno, 50 reales, 15 euros, por 2 personas.
En cuanto llega la noche, Paraty se transforma. Los restaurantes ponen velas y luz cálida, y atraen a los visitantes con suave Bossa Nova en directo; como la oferta es enorme, vale la pena dar una vuelta por el centro histórico y elegir la sintonía que más te guste; para los que amamos la música brasileña, es un privilegio poder cambiar el dial en vivo y en directo. Todas las noches he visto al menos 2 grupos.
Además de la música Paraty tiene una intensa vida cultural, en carteles se puede ver la programación para el año 2003, que incluye por supuesto el Carnaval, con un concurso de barcos engalanados, las Festas Juninas, en Junio como su propio nombre indica, con una procesión marítima a la ilha de Araujo, y en Agosto el festival de Pinga, para pasárselo idem.
La pinga es la cachaça o aguardiente local, el que se usa para las caipirinhas tan peligrosas en Brasil, pero que en Paraty son excelentes;
Las calles son tambien un escenario viviente, llenas de marionetistas, tragafuegos, magos, pseudo-hippies vendiendo artesanía, y el espectáculo por excelencia de Brasil, la capoeira.
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¡¡ Hasta Pronto !!
Desde Paraty, Brasil, 7 de enero de 2003
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