Piedras preciosas en Australia Central.
No, no me refiero a diamantes, esmeraldas, rubíes u ópalos, de los que Australia produce el 95% mundial; las piedras preciosas de que hablo son las extraordinarias formaciones rocosa que posee Australia Central: Devils Marbles, Uluru, los Olgas y Kings Canyon.
Son lugares totalmente diferentes entre sí, pero con un denominador común: el intenso color rojo de las rocas, que se aprecia sobre todo al amanecer y ocaso.
Los Devils Marbles están en la carretera de Darwin a Alice Springs, 1.600 km. de tierra roja y muy pocas poblaciones; después de Wauchope se llega a la reserva, que es un conjunto de cantos rodados de todos los tamaños, amontonados como si un gigante hubiera estado jugando a las construcciones.
Es una zona sagrada para los aborígenes, que creen que las rocas son los huevos de la Serpiente del Arco Iris.
Siguiendo nuestro camino hacia el Sur, nos encontramos con el P.N. Watarrka- Kings Canyon. Fue explorado por primera vez en 1872 por el hombre blanco, cuando la expedición de Ernest Giles llegó a estos parajes después de varios meses por Australia Central; se calcula que los aborígenes han vivido en esta zona unos 22.000 años.
El cañon es un paisaje árido y desértico, pero alberga en su base un paraíso, apropiadamente llamado los Jardines del Edén, que contienen varias pozas de agua fresca y una vegatación exuberante, lo último que esperas encontrarte después de recorrer durante varias horas los polvorientos caminos del cañón.
Hay 2 senderos, uno muy sencillo que nos lleva por la base del cañón hasta que este se cierra, y otro que es recomendable comenzar al amanecer, antes de que el calor apriete demasiado, porque asciende una de las paredes del cañón, luego lo recorre por el borde superior, para descender a los Jardines del Edén, donde te puedes dar un baño refrescante, vuelves a ascender para cruzar al otro lado del cañón, y regresas a tu punto de orígen por el otro borde, con unas paredes verticales de cientos de metros no aptas para personas que sufran de vértigo; es un recorrido de al menos 3 horas, que te transporta al Planeta Rojo; si no fuera porque puedes respirar oxígeno, parecería que estamos en Marte.
Más al Sur todavía vemos desde la carretera un monolito inmenso que parece Uluru, pero es una falsa alarma, es el monte Connor, que en la lejanía tiene cierto parecido con el icono más famoso de Australia; también era el lugar más sagrado para los aborígenes, pero la masificación turística ha desvirtuado su significación.
A pesar de que los aborígenes piden por favor que no se escale la roca, todos los días una hilera de hormigas humanas se aferra a la cadena instalada para ayudar en el ascenso de los 368 metros, y para minimizar los accidentes, ya que han muerto bastantes personas, ya sea por caídas, tormentas repentinas, fuerte viento o por insolaciones; yo me contenté con circunvalar la roca, unos 9 km de circunferencia, que son mucho más interesantes a la hora de entender el significado sagrado para los aborígenes.
La leyenda de la roca habla de 2 tipos de hombres serpiente: los liru (venenosos), y los Kunya (inofensivos); los Kunya se fueron a vivir a una meseta que se convirtió en roca al final del Dreamtime, y con ella convirtió en roca también a los Kunya y a sus pertenencias; sus rasgos se pueden observar en las paredes de la Roca.
Los Liru se fueron a vivir hacia los Olgas, matando a los seres vivos que se encontraban; una mujer kunya que estaba dando a luz fue avistada por los liru, y pidió ayuda; se produjo una gran batalla, y la historia de esta batalla quedó impresa en la roca: los cuerpos de los muertos, las bocas abiertas de los guerreros, una brecha causada por un cuchillo en la pierna de un guerrero; un liru que mató a un Kunya fue atacado por la madre de éste, que le partió la cabeza en 2, representada en una roca de 20 m. que está partida.
Por ello, cuando la gente escala la Roca, para los aborígenes es como si profanaramos su camposanto, el lugar donde reposan los espíritus de sus muertos; además del centro de visitantes de Uluru, es muy recomendable visitar, antes del recorrido por la Roca, el centro cultural aborigen, que nos explica todas estas leyendas y muchas más cosas fascinantes sobre su cultura. Jay 2 miradores, uno para ver la puesta de sol, y al otro lado está el del amanecer; están siempre llenos, aunque vale la pena el espectáculo, pero también os recomiendo que veais el amanecer o la puesta de sol desde el mirador contrario, porque no hay nadie, y a veces se consiguen fotos espectaculares de Uluru con el sol detrás.
Pero a mí, el lugar que más me ha fascinado han sido los Olgas o Kata-Kutja, que en aborigen significa «montaña de muchas cabezas», como siempre un nombre muy apropiado, un conjunto de 35 cúpulas redondeadas, a sólo 50 km. de Uluru, y cuyo punto más alto es el monte Olga, de 550 metros; también es un lugar sagrado para los aborígenes, y lo que tiene de especial es que lo que parece un conjunto de 5 cúpulas desde el mirador creado para ver la puesta de Sol, se convierte en un paisaje fascinante cuando te adentras por sus caminos.
Vas recorriendo zonas de espesa vegetación con pozas y riachuelos, atraviesas un alto, y de repente te encuentras en un valle, totalmente rodeado de cúpulas, con una paz absoluta, ya que poca gente recorre sus senderos.
Los únicos sonidos son los del viento (de hecho, el lugar se llama el Valle de los Vientos) y de las aves que allí viven, y la sensación que yo tenía era como en la película «Hace un millón de años», que podía aparecer en cualquier momento un dinosaurio o un troglodita con su porra.
Son al menos 2 horas de camino por otro mundo, y uno se queda tan traspuesto que cuando regresas al mirador piensas que ha sido un espejismo o una alucinación.
En este enlace podéis ver todas las fotos del viaje de 6 meses en 2002 por Australia y Nueva Zelanda
¡¡ Hasta Pronto !!
Desde Wellington, Nueva Zelanda, mayo 2002
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