El viajero de la piel del diablo está en Tasmania.
Así es como me llama una amiga por el efecto «pernicioso» que produzco en algunas personas cuando les hablo de mis viajes y mi estilo de vida. Cuando la gente me pregunta si no me canso de viajar, les digo que «antes de fijar tus raíces, debes conseguir tus alas», y eso es lo que estoy haciendo ahora, conseguir mis alas.
Seguro que algún día encontraré un lugar y/o persona que me harán sentir el deseo de «parar motores», pero mientras eso no sucede, seguiré disfrutando de lugares únicos en el mundo como Tasmania. Llevo 2 semanas aquí, y me siento como en casa, en parte porque la orografía y el clima de Tasmania es similar al de Galicia: verdes praderas, suaves colinas, abruptas montañas y vacas, muchas vacas.
Todo lo que os he contado sobre la cordialidad de los australianos, se multiplica en Tasmania; aquí se habla el inglés de una manera más pausada, las puertas de las casas están abiertas, y todo el mundo tiene una sonrisa pintada en su rostro.
Producen vinos y quesos extraordinarios, y el añadido «producto de Tasmania» es un sello de calidad. Los atascos, la polución, y el stress son palabras desconocidas aquí. Si a eso le añadís que más del 20% de la superficie de Tasmania está declarada Patrimonio de la Humanidad, podeis entender que Tasmania es sinónimo de Calidad de Vida.
Sus costas fueron descubiertas en 1642 por el navegante holandés Abel Tasman, en cuyo honor lleva su nombre actual, pero no fue hasta 1801 que los ingleses la declararon colonia británica.
Al principio se pensó que formaba parte del continente australiano, y los barcos que llegaban de Inglaterra la circunvalaban, perdiendo así 1 semana en su largo trayecto de varios meses desde Europa. En 1798 Matthew Flinders circunnavegó la isla, descubriendo el estrecho de Bass.
Tasmania tiene una superficie total de 67.800 km2, y su capital es Hobart, fundada en el año 1804, la segunda ciudad más antigua de Australia, que se encuentra ubicada al sur de la isla, en las faldas del monte Wellington y a orillas del río Derwent.
En 1990, Tasmania tenía 470.000 habitantes, más de la mitad se reparten en las 3 principales ciudades, Hobart, Launceston y Devonport. Es una isla montañosa que se separó del continente australiano hace aproximadamente unos 10.000 años tras una importante elevación del nivel del mar durante la que surgió el estrecho de Bass.
El pico Ossa, en el Cradle Mountain National Park, tiene 1.620 m de altura y es su montaña más alta. Esta separación provocó que muchas especies animales y vegetales sean endémicas de Tasmania, y que desgraciadamente algunas se hayan extinguido para siempre, como el Tigre de Tasmania, cuyo último ejemplar murió en 1938 en el Zoo de Hobart, una semana después que fuera declarado especie protegida, en una extraña ironía del destino.
Tasmania es el punto más cercano de Australia al círculo polar antártico y su costa oeste es salvaje y húmeda. Hacia el interior, el suroeste posee ríos salvajes, selva tropical impenetrable, llanuras verdes y montañas glaciares y lagos que han sido unidos para crear una gran zona protegida declarada Patrimonio de la Humanidad. Esta región ofrece el mejor entorno natural del mundo para practicar senderismo y rafting.
También es el dramático escenario de frecuentes y espectaculares enfrentamientos entre los ecologistas y las comunidades de taladores, mineros, y proyectos hidroeléctricos como el que hizo famoso al río Franklin en los años 80, ya que un embalse previsto por el gobierno Tasmano levantó a la comunidad internacional que logró parar el proyecto in extremis. Actualmente la polémica principal es en torno a la tala de bosques tropicales, para producir astillas, que son enviadas a Japón para producir pulpa de papel, que a su vez es reenviada a Tasmania para producir papel, en una extraña pirueta económica y financiera que nadie entiende.
Después de recorrer durante estas 2 semanas Tasmania de manera «civilizada», haré varios senderos en los Parques Nacionales Freycinet y Cradle Mountain, y mi gran reto serán las salvajes e inexploradas costas del suroeste de Tasmania, donde se encuentra uno de los senderos más hermosos del mundo, 90 km. por las abruptas costas de Tasmania, en el que tenemos que llevar todo lo que necesitamos; la única manera de llegar hasta allí es en avioneta, ya que no hay carreteras ni población alguna, así que veo muy improbable que me pueda conectar a Internet. Ya os contaré a mi regreso si he podido ver al tigre de Tasmania; aunque oficialmente está extinguido, hay gente que jura haberlo visto por estos parajes.
En este enlace podéis ver todas las fotos del viaje de 6 meses en 2002 por Australia y Nueva Zelanda
¡¡ Hasta Pronto !!
Desde Launceston, Tasmania, Australia, febrero 2002
Deja tu comentario