Los Australoides y la serpiente del Arco Iris.

Niña aborigen con bebé Kanguro

Niña aborigen con bebé Kanguro

Los antropólogos de los siglos XIX y XX calificaron con tal nombre a un conjunto de pueblos de Oceanía y de Asia que presentaban características netamente diferentes de las llamadas «raza blanca», «raza negra» y «raza amarilla».

Sus características definidoras son la piel oscura, aunque no intensamente negra, la forma rizada u ondulada del cabello, la frente huidiza, el aplastamiento y anchura de la nariz, la escasa altura del rostro, el notable grosor de los labios, y la falta de prominencia del mentón.

El explorador holandés Abel Tasman, llegado a Australia a mediados del siglo XVII, los describió como un pueblo de «salvajes desnudos, negros y de pelo rizado», que atrajeron la atención de científicos y etnólogos de ese siglo y posteriores.

Se cree que a la llegada de los colonizadores occidentales en el siglo XVIII habría unos 300.000 aborígenes australianos, pero la presión demográfica de los invasores y las enfermedades fueron diezmándolos, de forma que en 1891 se habían reducido a 60.000. Existió además un tipo racial específico en la isla de Tasmania, de color de piel más negro. Por desgracia, su último representante fue una mujer que murió en 1877.

Pintura aborigen

Pintura aborigen

En Tasmania, donde estoy ahora, se produjo precisamente uno de los capítulos más trágicos de la lucha entre el hombre blanco y los aborígenes por el territorio; al contrario que el resto de Australia, donde muchos aborígenes se retiraban al interior, a las zonas desérticas, conscientes de su inferioridad frente a armas más evolucionadas, y sobre todo por la crueldad con que eran tratados, ya que no eran considerados seres humanos.

En Tasmania, por el tamaño del territorio y lo fértiles que eran sus tierras, no había escapatoria posible, y la desigual lucha terminó con más de 4.000 aborígenes muertos frente a 100 blancos; los pocos que quedaron fueron confinados en la isla Flinders, y gran parte de ellos murieron «de tristeza», porque lo peor que se le puede hacer a un pueblo nómada es ponerles vallas y obligarles a hacerse sedentarios.

Arte de inspiración aborigen

Arte de inspiración aborigen

Todos sus instrumentos eran de piedra o de madera; las armas eran de piedra tallada o pulimentada; el bumerang es generalmente de madera de acacia. Utilizan adornos como brazaletes, diademas, se cubren la piel con tatuajes y escarificaciones, y con pinturas procedentes de pigmentos naturales, que les sirven de protección del implacable sol australiano.

Arte de inspiración aborigen

Arte de inspiración aborigen

Tienen un arte propio que practican desde la prehistoria, con motivos geométricos y espirales, animales y representaciones fantásticas con las que narran su historia y sus mitos; aunque existen cuevas con estas pinturas, su soporte preferido es la corteza de eucalipto; la Serpiente del Arco Iris es la leyenda de la Creación del Mundo por una serpiente que habitaba en el Arco Iris.

También tienen una música propia muy vinculada al canto, la danza y los simbolismos de sus creencias mágicas. Los instrumentos musicales australianos son pocos y muy rudimentarios, él mas conocido es el didjeridu, que es un instrumento de viento hecho con un gran bastón hueco, que por experiencia propia os garantizo que es muy difícil de tocar, casi tanto como escribir su nombre o deletrearlo.

Aborigen tocando el dijeridoo

Aborigen tocando el dijeridoo

Los aborígenes, agrupados en la Comisión de los isleños del Estrecho de Torres, presentaron en julio de 2000, ante el Comité de la ONU de Derechos Humanos, una moción para que Naciones Unidas les ayudase a presionar al gobierno australiano para que mejore las condiciones de esta comunidad discriminada.

La situación de los aborígenes, que representan un 2’1 por ciento de los 19 millones de habitantes de Australia, pone en tela de juicio el aparente progresismo del gobierno australiano.

Se les han devuelto tierras y lugares emblemáticos como Uluru y existe un proceso de Reconciliación, pero algunas iniciativas, como darles un cheque semanal a los aborígenes a cambio de nada, ha aumentado los índices de suicidio, crimen, tabaquismo, y alcoholismo entre ellos, ya que sus organismos no aceptan bien las drogas de la sociedad moderna; en algunas comunidades aborígenes se ha prohibido el consumo de alcohol, y el resultado es que se dedican a snifar pegamento o gasolina.

Después de ver muchos aborígenes tirados por las calles, y de hablar con varios de ellos y con blancos que ha estado conviviendo en comunidades aborígenes, soy bastante pesimista por el futuro de esta raza; algunos aborígenes se han integrado y destacan en áreas como el deporte y el arte, pero son una excepción.

Un pueblo, del que se han encontrado restos fósiles de hasta 38.000 años de antiguedad, que se adaptó admirablemente a las condiciones extremas de la naturaleza australiana, ha sido prácticamente diezmado en 300 años por la actividad «colonizadora», yo más bien diría «depredadora» del hombre blanco, un episodio que tiene muchas similitudes con lo sucedido en América con los indios.

En este enlace podéis ver todas las fotos del viaje de 6 meses en 2002 por Australia y Nueva Zelanda

¡¡ Hasta Pronto !!

Desde Deloraine, Tasmania, Australia, febrero 2002

Australia&Nueva Zelanda