El escudo de Lugo,
con sus famosas murallas.

El Camino Primitivo se llama así porque es el más antiguo de todos los Caminos, el que siguieron los primeros peregrinos para llegar a Santiago. Fue probablemente seguido también por el rey Alfonso II el Casto desde Oviedo a principios del s. IX; su aportación fue clave para consolidar la peregrinación, ya que confirmó que los restos hallados eran de Santiago, y auspició la construcción de la primera iglesia en Compostela.

Hay muchos hospitales históricos en este Camino, ya que las condiciones climáticas y la dureza de la entrada en Galicia por el alto del Acebo dejaba exhaustos a los peregrinos, y los toponímicos de la zona son de origen jacobeo, como Fonfría o fuente fría, Paradanova, Fonsagrada o fuente sagrada, y Hospital de Montouto, ahora en ruinas y el último que se cerró en Galicia, ya que a principios del s. XX seguía teniendo hospitalero. Fue fundado en el s. XIV por el rey Pedro el Cruel (sus crueldades no se aplicaban a los peregrinos, ya que según documentos históricos, su finalidad era «hospedar, recoger y albergar a los pobres peregrinos que van a Santiago»).

Desde Montouto el Camino baja de la cota de 1000 metros a condiciones más suaves, y los pueblos con referencia al Camino se suceden, como Paradavella, A Fontaneira y San Miguel do Camiño. En muchas localidades hay iglesias dedicadas a Santiago, y después de pasar por Castroverde y Carballido, llegamos a la histórica ciudad de Lugo, la más antigua de Galicia. Su muralla, de los siglos III-IV y de 2.000 metros de perímetro, fue nombrada Patrimonio de la Humanidad de la Unesco en el 2000, y cuenta con 10 puertas, una de ellas llamada de Santiago, y 46 torres defensivas. Que la muralla se haya mantenido en pié tantos siglos desmiente la fama de malos conductores de los lucenses. La catedral de Santa María de Lugo tiene 9 siglos de historia y está acompañada de otros monumentos barrocos como el convento de Santo Domingo y la iglesia de San Froilán, y góticos como la iglesia conventual de San Francisco. Aunque sea más prosaico, una visita a Lugo no es completa sin degustar sus extraordinarios productos gastronómicos, por alguna razón su slogan turístico es «para comer, Lugo». La pena es que por pocos días me voy a perder las famosas fiestas de San Froilán, del 4 al 12 de Octubre.

Se deja Lugo por su puerta más antigua, Porta do Carme, y se pasa por localidades interesantes como San Vicente do Burgo, cerca del Monumento Nacional Santa Baia de Bóveda, un templo paleocristiano, y por Vilamaior, donde nos podemos desviar hacia Palas de Rei, para conectar con el Camino Francés, o seguir por el camino histórico y cruzar pequeñas localidades como Ferreira, Augas Santas, para llegar a Melide, punto de encuentro «oficial» con el Camino Francés.

Melide, además de ser el centro geográfico de Galicia, es un enclave jacobeo medieval, que alberga varios tesoros artísticos como la iglesia de Sancti Spiritus, la de San Pedro/San Roque, y Santa María de Melide. El albergue histórico de Melide, ya en 1375, tenía 24 camas para ser ocupadas por 1 o 2 personas. Desde Melide, seguimos hasta llegar al hospital de Ribadiso, el último lugar histórico en Galicia abierto al peregrino, recuperado como albergue de peregrinos en 1993, sin duda una de las «joyas de la Corona» de la red de albergues de la Xunta.

Este será mi Camino a partir del 30 de Setiembre, y así se lo contaré a vuesas mercedes, ya sea desde esos espacios de progreso llamados cybercafés, que no estoy muy seguro de encontrar en el Camino Primitivo, o cuando regrese a mi morada para gozar de un merecido descanso.

¡¡ Ultreia !!

Carlos
La Coruña, 30 de setiembre de 2003