Trier, herencia romana, catedral e iglesia de Nuestra Señora de Tréveris. UNESCO Alemania
Trier, o mejor dicho en su nombre original latín, Tréveris, fue fundada con el nombre «Augusta Treverorum» 16 años antes de que naciera Jesucristo, y por ello ostenta el título de ciudad más antigua de Alemania. La ciudad es en sí un monumento histórico con abundantes restos arqueológicos de la época romana, impactantes edificios como la Porta Nigra, y edificios religiosos de época romana y otros más recientes que completan su monumentalidad.
Llegué a Trier en un tren desde Colonia; la parte histórica se encuentra a unos 15 minutos caminando desde la estación Central. El primer monumento que ves es la Porta Nigra, y su singularidad te apabulla, un edificio de roca negra con aspecto de haber sobrevivido a muchas vicisitudes, pero que sigue erguido majestuoso con sus 18 siglos de historia.
Fue construida hacia el año 180 como entrada norte de la ciudad, y su nombre se debe al color casi negro de la piedra, intensificado con el paso de los siglos.
En 1802 las tropas de Napoleón destruyeron la iglesia y el santuario, que posteriormente se restauró con el aspecto original romano.
Como curiosidad, en 2017 La Porta Nigra aparecerá representando a Alemania en la moneda conmemorativa de 2 euros.
Se puede subir a la Porta Nigra y desde su planta superior tienes unas preciosas vistas panorámicas de la ciudad.
Siguiendo la avenida principal, que comienza en la Porta Nigra, se llega a la catedral de San Pedro y a la iglesia de Nuestra Señora de Tréveris, construidas una al lado de la otra pero de tamaños muy diferentes.
La catedral de San Pedro fue construida en el siglo IV sobre un antiguo palacio romano, y fue la iglesia cristiana más grande de la antigüedad.
La catedral actual se construyó en torno al templo romano y conserva los muros originales de 26 metros de altura, y el conjunto de criptas, el tesoro, el crucero y la cámara de la santa túnica nos enseñan más de dieciséis siglos de arquitectura y arte religioso.
La iglesia de Nuestra Señora es la iglesia gótica más antigua de Alemania, del siglo XIII, y tiene la planta en forma de cruz, de estilo griego. En su interior se conservan obras de arte extraordinarias, como los frescos del siglo XV que representan a los apóstoles, pintados en doce columnas.
Se entra a la iglesia por el portal norte, llamado el «paraíso», que fue destruido en la Segunda Guerra Mundial, y el resto de la iglesia resultó muy dañada. Comparada con el tamaño de la catedral adyacente, la iglesia de Nuestra Señora parece casi de juguete.
De allí me fui a la Basílica de Constantino, que estaba en obras cuando la visité y tiene un aspecto muy curioso, con una enorme sala, original de la época romana, que es la más grande conservada de la Antigüedad Clásica con 67 metros de largo, 28 de ancho y 30 metros de altura.
En el ábside semicircular se situaba el trono del emperador romano y el inicio de la construcción data del año 310.
Abrumado por tantas obras de arte en tan poco espacio, aún me dio tiempo a visitar la Termas Imperiales, de un tamaño enorme, y las más recientes de las tres termas romanas de Trier. Fueron el tercer conjunto de termas más grandes del Imperio romano, y datan del siglo IV.
En la Edad Media fueron saqueadas y las piedras utilizadas para otras construcciones, pero todavía hoy dar un paseo por sus galerías subterráneas y subir a una de las torres mirador te da una imagen clara de la magnificencia de esta obra imperial.
No me dio tiempo a visitar las otras dos termas, Viehmarkt y Santa Bárbara, porque no me quería perder el anfiteatro, ya casi a las afueras de la ciudad, construido en el siglo II en una colina para aprovechar la inclinación de las laderas, con capacidad para 20.000 espectadores, lo que da una idea del tamaño de Trier y su importancia como ciudad imperial hace casi 2000 años.
Se utilizó hasta el siglo V, y en la Edad Media sus piedras también sirvieron de cantera para otras construcciones.
El último monumento que visité en Trier fue el puente romano, que como tantos otros en España, fue construido con tal calidad que hoy en día son utilizados para el tráfico de vehículos pesados.
Cruza el río Mosela y es el puente romano más antiguo del norte de Europa. Tiene más de 2000 años porque las obras empezaron con la fundación de la ciudad en el año 16 a.C.; la base está hecha de postes de roble sobre los que se apoyan los pilares de piedra. Casi un siglo después de su construcción fue renovado, y aún hoy cinco de sus siete pilares son originales de la época romana.
Visitar Trier/Treveris fue como revivir en directo más de 20 siglos de historia, que año a año, piedra a piedra, y paso a paso, sus monumentos nos van contando.
La Porta Nigra, junto con el resto de los principales monumentos romanos que se conservan en Tréveris, fue nombrada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1986, a los que se añaden la catedral de Tréveris y la iglesia de Nuestra Señora de Tréveris, de épocas posteriores. El conjunto de nueve monumentos convierte a Trier en un tesoro de incalculable valor para el mundo, y la UNESCO las nombró en base a los siguientes criterios:
Criterio (i): La Porta Nigra, una enorme puerta fortificada de grandes piedras, flanqueada por dos torres semicirculares de cuatro pisos, es un logro único de la arquitectura romana del siglo II. Los restos del coro y el claustro de la iglesia de dos niveles construidos dentro de sus paredes por el arzobispo Poppo entre 1034 y 1042 magnifican aún más el monumento.
Criterio (iii): Trier es un testimonio excepcional de la civilización romana, debido a la densidad y la calidad de los monumentos conservados: el puente, los restos de la muralla fortificada, termas, anfiteatro, almacenes, arte funerario, la Columna de Igel; la artesanía de alfareros y vidrieros florecieron especialmente.
Criterio (iv): Trier, junto con Estambul, es el ejemplo de una gran capital del Imperio Romano después de la división del Imperio. Los restos del palacio imperial, además del Aula Palatina y las termas imperiales (las más grandes del Imperio Romano después de las de Diocleciano y Caracalla en Roma) son impresionantes por su enormidad. Bajo la basílica del norte (ahora Catedral), la decoración de un techo pintado, donde miembros de la familia imperial (probablemente Helena y Fausta) son identificables, también es testimonio del carácter áulico de la arquitectura.
Criterio (vi): Trier está asociada de manera directa y tangible con uno de los principales acontecimientos de la historia humana, la marcha de Constantino contra Maxence en el 312, un preludio del Edicto de Milán (313) que significó el reconocimiento y legalización del cristianismo.
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¡Hasta Pronto!
Carlos, desde Madrid, 25 de agosto de 2014
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