Perth es una ciudad extraña en muchos sentidos; es una gran ciudad, con impresionantes rascacielos y un millón y medio de habitantes, pero se respira un ambiente relajado, casi pueblerino, al menos durante el día, porque de noche se transforma cual Cenicienta, y es uno de los lugares más marchosos que conozco.

Una de las bahía de Rottnest Island

Una de las bahía de Rottnest Island

Es una ciudad joven, y llena de millonarios, la más rica de Australia, pero no se observa la ostentación de otros lugares del mundo, como Marbella o Mónaco; está tan aislada del resto del mundo, a casi 3.000 km. de la ciudad más cercana, Adelaida, y a 5.000 de Brisbane, que cualquier visitante es recibido como un familiar; en los 5 días que he pasado me ha parecido la gente más amable de Australia, que no es decir poco, y aprovecho para contaros algunas de mis primeras impresiones de este país, ahora que he recorrido 7.000 km. por carretera de costa a costa en 6 semanas muy intensas.

Edificio colonial en Perth

Edificio colonial en Perth

Siempre he pensado que el nivel de vida de un país tiene poco que ver con su desarrollo económico, y más con el equilibrio social; la ONU tiene el llamado Indice de Desarrollo Humano, que contempla variables tan diferentes como la expectativa de vida, la lectura de periódicos, cobertura de seguridad social, etc, y es sorprendente ver que países muy poderosos económicamente hablando, están mucho más abajo en la tabla que otros; por ejemplo, en 1996 España se situaba 10 en el ranking, mientras que Alemania estaba de 18 y el 63 era para Arabia Saudita.

La lista la cierra Níger. Yo lo simplifico todavía más, y para mí hay 5 aspectos que definen muy bien la calidad de vida de un país:

Los servicios públicos y las prestaciones sociales, el cuidado de la naturaleza, la gastronomía, el civismo, y algo tan básico como la limpieza de los baños públicos.

Con estos criterios, creo que España sólo sacaría buena nota en gastronomía, precisamente el punto más flaco de Australia; se notan claramente sus orígenes anglosajones en este aspecto, pero por suerte Australia está llena de restaurantes de todas partes del mundo; en la misma calle de Perth, la William St., vi restaurantes indios, thai, vietnamitas, chinos, japoneses, italianos, franceses, portugueses, coreanos, alemanes, mexicanos y argentinos. En la cultura del vino, los australianos están avanzado rápidamente, y tengo la sensación de que en pocos años nos van a dar «sopa con ondas» a los europeos.

Los servicios públicos, al menos los que he probado, funcionan muy bien en Australia, el transporte es barato y eficaz, las bibliotecas son muy buenas, y cada pueblo pequeño tiene un community service. Pero lo mejor de todo son las oficinas de turismo, muchas veces atendidas por voluntarios que se desviven por darte información, y tienen catálogos, mapas y folletos de excelente calidad, y en el pueblo más pequeño que encuentres, siempre habrá una.

Las prestaciones sociales, en lo poco que he visto, también funcionan bien; si tienes una idea de negocio, eres joven y no tienes dinero, presentas tu idea, y no sólo te dan un asesoramiento empresarial gratuito, sino que te dan $10.000 a fondo perdido para que empieces el negocio.

Cuando quise capitalizar el paro en España para abrir vagamundos.net, después de cotizar casi 20 años, descubrí que tenía que gastarme casi más dinero con los requisitos y la burocracia que me exigían que lo que iba a cobrar.

Del cuidado de la naturaleza, sólo puedo decir «chapeau»: los Parques Nacionales son extraordinarios, con unas instalaciones ecológicas de calidad, los caminos están bien marcados, y se nota que los australianos aman la naturaleza, no se ve un papel, una colilla, o una botella tirada.

Los grupos ecologistas son muy fuertes, y confrontan los intereses de las madereras, que quieren exportar madera a Japón, y sobre todo los intentos de sobrexplotación del turismo, como el proyecto de convertir el único arrecife de coral de la costa Oeste, el Ningaloo Reef, en un destino turístico masivo, con miles de camas, que lo convertiría en una nueva Gran Barrera de Coral, donde hasta se olvidan de recoger a los buceadores (no es la primera vez que sucede).

Finalmente, los baños públicos, algo en lo que los españoles suspendemos estrepitosamente, están impecables en Australia; en cualquier lugar, por muy remoto que sea, siempre hay papel, la cisterna funciona, la tapa no está rota, la puerta cierra bien, y el no va más ha sido en Perth, donde han puesto unos servicios «galácticos» en la calle, pulsas un botón y se abre la puerta, la taza se baja automáticamente, se cierra y suena música ambiental; el papel sale pulsando un botón, pones tus manos y sale jabón, y lo mismo sucede con el agua y el secamanos, y cuando acabas, el sistema se auto-esteriliza, todo ello gratis.

Balcón en Fremantle

Balcón en Fremantle

El nivel de civismo, relacionado en parte con el estado de los baños públicos, es altísimo; en muchos parques nacionales, la entrada se cobra con el «honesty system», una caja donde depositas tu dinero, sin que haya nadie controlando, en los buses, tranvías y metro nadie comprueba si has pagado, y he visto que la gente es muy confiada: el otro día entró un adolescente en un bus, y le dijo al conductor que había perdido el pase, éste le dejó pasar sin problema.

Yo me equivoqué un día al comprar un billete de tren, y pagué la tarifa de estudiante; cuando el revisor me avisó de mi error, le quise pagar la diferencia, y me dijo, «no hace falta, en el siguiente viaje pague la tarifa correcta».

Rottnest Island y el famoso quokka

Rottnest Island y el famoso quokka

Una visita a Perth no es completa si no vas a Fremantle y a Rottnest Island. Fremantle es la ciudad colonial mejor conservada de Australia, y fue el emplazamiento original de Perth, en la costa, a 19 km.; conserva sus edificios del S.XIX y no hay prácticamente edificios nuevos; la isla de Rottnest, literalmente «nido de ratas», fue llamada así por los holandeses que primero la visitaron, que confundieron con ratas al pequeño marsupial, quokka, que habita allí.

Una de las bahía de Rottnest Island

Una de las bahía de Rottnest Island

No hay vehículos privados en la isla, así que la bici es el mejor sistema para recorrer sus 11 km. de largo, además las bicis llevan «porta tabla de surf», el deporte preferido de los australianos a pesar de los tiburones. Tiene unas playas preciosas, y el agua es prístina, con buenos lugares para buceo de superficie; hay tambien unos cuantos senderos que no son muy largos, pero el calor te puede aplastar porque la vegetación es muy baja y no hay ninguna sombre; concretamente yo recorrí el sendero que lleva al extremo occidental de la isla, 6 km ida y vuelta, a mediodía, y os aseguro que dar cada paso suponía un esfuerzo enorme, ya que estábamos a 40 grados.

El dramático paisaje del desierto de los Pináculos

El dramático paisaje del desierto de los Pináculos

Mi despedida de Perth fue un broche de oro: el desierto de los Pináculos; es un lugar muy visitado, pero yo tuve la suerte de encontrar un tour que lo visita a la puesta de sol y al amanecer, para escapar de «las multitudes, el calor, y las moscas», como muy bien dicen en el folleto de Red Earth Safaris. El nombre Tierra Roja, Red Earth, viene porque en esta zona de Australia la tierra tiene una coloración de un rojo muy intenso.

El pueblo más cercano a los Pináculos es Cervantes, y cuando observo que los nombres de las calles son Sevilla, Barcelona, Burgos, León, etc., indago el por qué, y como tantos otros lugares en Australia, tiene una historia curiosa; fue fundado por la tripulación de un barco ballenero USA, que encalló aquí, y tuvieron que esperar bastante tiempo a que los rescataran; el barco se llamaba Cervantes, y su capitán era español, así que esa es la razón del nombre del pueblo y sus calles.

Puesta de sol en los Pináculos

Puesta de sol en los Pináculos

Los Pináculos son unas formaciones rocosas en forma de totem habitualmente, de hasta 4 metros de altura, que se encuentran diseminadas por esta zona, hasta 30.000 han contado, y su origen viene determinado por la interacción entre plantas, arena y rocas, que han creado este extraordinario paisaje.

El atardecer es de una belleza árida, por llamarla de alguna manera, con las alargadas sombras de los pináculos extendiédose como si fueran relojes de sol, y después de la puesta de sol, los colores van cambiando a medida que la luz se extingue; cuando aparece Venus en el horizonte, le sigue una miríada de estrellas, y hasta vemos pasar claramente la Estación Espacial Internacional.

El amanecer en los Pináculos

El amanecer en los Pináculos

El madrugón del día siguiente, 4h30, para ver amanecer, se compensa con un rebaño de nubes rosadas en el horizonte, que parece un desfile de borregos gay, ahora que estamos en carnaval, y que por todas partes se ven anuncios del Mardi Grass en Sydney, probablemente el más famoso y loco del mundo después del de Río.

Después de disfrutar el amanecer, nos vamos a desayunar a Hangover Bay, la «Bahía de la resaca», que curiosamente está cerca del «Thristy Point», el «Lugar de los sedientos», o sea que los nombres se complementan perfectamente; son las 7 a.m, pero la temperatura es buena y el agua llama a un baño, nos metemos Bruce, el guía, y yo, y unos minutos después se produce uno de mis nuevos y desafortunados encuentros con la fauna salvaje de Australia, y es que empiezo a notar picazones por el cuerpo, miro a Bruce, gritamos «medusas», y salimos volando del agua, pero demasiado tarde, llevo ya en mi cuerpo unos cuantas marcas cual hombre flagelado y torturado que me acompañarán unos cuantos días.

Bruce me cuenta que en un tour anterior tuvieron que llevar a una chica embarazada al hospital porque entró en shock después de haber sido picada por las medusas; lo narra con tal naturalidad que te das cuentas que ellos lo asumen con la misma normalidad con la que en España leemos las cifras de muertos en accidentes de coche en vacaciones, y tienen razón, yo al menos preferiría «palmar» por un ataque de medusa o un accidente de montaña, que no en un accidente de coche.

La siguiente parada después de Perth es Tasmania, cuando llegue os contaré por qué me llaman el «viajero de la piel del diablo».

En este enlace podéis ver todas las fotos del viaje de 6 meses en 2002 por Australia y Nueva Zelanda

¡¡ Hasta Pronto !!

Desde Melbourne, Australia, febrero 2002

Australia&Nueva Zelanda