El Real Monasterio de Santa María de Guadalupe se alza, rico y señorial, en la serranía extremeña, en el corazón mismo de la histórica Puebla de Guadalupe, nacida en 1337, la cual pertenece a la comarca de Villuercas (Cáceres) y se sitúa al sur de la Sierra de Altamira. La Puebla ha planificado y desarrollado su estructura alrededor del monumento, un ejemplo de ello es la ampliación de los límites, ordenada por el rey Alfonso XI.

La historia de este santuario comienza a finales del siglo XIII, cuando un pastor de Cáceres, Gil Cordero, encuentra la imagen de la Virgen Maria a orillas del río Guadalupe (Guadalupe significa río escondido) y decide levantar una ermita para adorar la venerable imagen, que había sido escondida por unos cristianos en ese lugar para protegerla de la invasión árabe.

Dice la leyenda que fue la mismísima Virgen quien se le apareció al pastor ordenándole que buscara su imagen allí enterrada y que luego construyera su altar.

En el 1335 Alfonso XI visita Guadalupe y encuentra la iglesia prácticamente en ruinas, se lo comunica a Benedicto XII, quien residía en Francia, y este mediante la bula Dum ad personam nombra a Don Pedro Gómez Barroso rector de la iglesia para que se encargue de su reforma.

Más tarde Alfonso XI le ofrece la victoria de la Batalla del Salado a la Virgen de Guadalupe y ordena ensanchar y ennoblecer el templo con edificios adyacentes. Además consigue la creación de un priorato secular que declara su real priorato.

El priorato estuvo regido por cuatro priores, el último de ellos entrega el santuario a los jerónimos, que lo mantienen durante cuatro siglos y lo convierten en uno de los centros más importantes por la devoción popular, la cultura y las artes, que alcanzaron aquí gran desarrollo.

La exclaustración de 1835 marcó el fin de la Orden Jerónima en Guadalupe. A partir de entonces el santuario quedó convertido en parroquia secular de la archidiócesis de Toledo, servida por sacerdotes diocesanos, que cumplieron con fidelidad su cometido desde 1835 hasta 1908.

En este período el santuario fue declarado Monumento Nacional en 1879 y Nuestra Señora de Guadalupe fue declarada Patrona de Extremadura en 1907.

Un año después, en 1908, la Orden Franciscana recibió el encargo de restaurar la vida, edificaciones, instituciones y obras de arte de este singular monumento, cosa que ha logrado sobradamente, de suerte que puede presentar ahora un santuario-convento bellamente restaurado y dotado de amplios servicios religiosos, culturales y hosteleros que enaltecen este lugar, como uno de los santuarios más hermosos del mundo.

El monasterio, de forma irregular, reparte sus edificios y patios en un área de veintidós mil metros cuadrados, aproximadamente.

Forman el conjunto arquitectónico: el templo gótico (siglos XIV-XV); las capillas (santa Ana, siglo XV, nave de santa Paula, siglo XV, santa Catalina, siglo XV, san Gregorio, siglo XV, relicario, siglo XVI, camarín, siglo XVII; panteón o capilla de los Siete Altares, siglo XVII); su famosa sacristía (siglo XVII); los claustros (mudéjar uno, siglo XV, gótico otro, siglo XVI, y un tercero más recoleto, también mudéjar, siglo XV); el pabellón de la Librería, siglo XV (sala capitular alta y sala del Capítulo en la parte baja, restaurada en 1998); el templo de la Santísima Trinidad (siglo XVIII), convertido actualmente en auditorium; tres museos (bordados, cantorales miniados y pinturas y esculturas antiguas) y otras muchas estancias. Estas piezas ofrecen una gran variedad de formas arquitectónicas: mudéjares, góticas, renacentistas y barrocas, con imborrables huellas del paso del románico y de otras tendencias artísticas.

La última ampliación data del periodo comprendido entre 1990 y 2000 en el que se creo un nuevo pabellón de habitaciones y un espléndido edificio destinado a comedor. Todo esto bajo la dirección del insigne arquitecto Don Rafael Moneo.

Dentro de todo este conjunto armonioso que forma el monasterio destacan principalmente: la Fachada Principal, mudéjar; los dos Claustros: el de Mayordomía, pequeña pieza de destacada belleza por su recogimiento y traza monacal que data del siglo XV y que fuera reformada en el siglo XIX y el Mudéjar, construido en el siglo XIV, de dos plantas, con arcos desiguales y un airoso Templete que se levanta en el centro del jardín; el Camarín, espléndida torre consagrada a la Virgen y magníficamente decorada con hermosas pinturas y estatuas barrocas de insignes mujeres; el Relicario y el Coro de la Iglesia.

En la actualidad diferentes estancias del Real Monasterio se establecen como Museos: el museo de Bordados, que se levanta en el antiguo refectorio y contiene una maravillosa colección de ornamentos y ricas telas; el de Libros miniados, instalado en una nave de la galería norte del claustro mudéjar con su incomparable colección de 107 ejemplares confeccionados en el Taller del Real Monasterio durante los siglos XIV y XIX; y el de Esculturas y Pinturas, espaciosa sala del siglo XV inaugurada en el 1988.

El Real Monasterio de Santa Maria de Guadalupe es una obra de interés excepcional como ejemplo de la arquitectura religiosa que se desarrolló durante siglos y es también un símbolo de dos eventos importantes que marcaron la historia de España y del mundo; el descubrimiento de América, ya que la famosa estatua de la Virgen se convierte en un poderoso elemento en la cristianización del Nuevo Mundo y la Reconquista de la Península Ibérica por los Reyes Católicos con la consiguiente expulsión de los musulmanes del territorio español. Por estas razones y basándose en los criterios IV y VI la UNESCO declara la obra en el año 1993 Bien Patrimonio de Humanidad.

Monasterio Real de Santa Maria de Guadalupe
Año de Inscripción: 1993
Inscripción: 665
Provincia: Cáceres
Comunidad: Extremadura
Ubicación: N39 27 W5 19
Criterios: C- IV y VI