Guinea-Bissau, a Ritmo Africano
La República de Guinea-Bissau es uno de los países más pequeños del África continental, con sólo 36.120 km2.
Limita con Senegal al norte, Guinea-Conakry al sur y al este, y con el Océano Atlántico al oeste.
Fue colonia portuguesa, con el nombre Guinea Portuguesa. Al independizarse en 1973 (aunque Portugal no reconoció oficialmente la independencia hasta 1974), se agregó el nombre de su capital, Bissau, al nombre oficial del país para evitar confusiones entre ésta y la República de Guinea.
Se sabe que el territorio actual de Guinea-Bissau fue el reino de Gabù, que pertenecía al Imperio de Malí; algunas partes del reino persistieron hasta el siglo XVIII.
Si bien los portugueses se instalaron en Guinea (» tierra de negros» es el significado del nombre) en el siglo XVI, no se aventuraron más allá del litoral marítimo.
El reino de Gabú consiguió mantener su independencia hasta el siglo XIX, mientras las poblaciones costeras eran esclavizadas.
En la década de 1950, la mortalidad infantil alcanzaba el índice de 600 muertes por cada 1.000 nacimientos y sólo el uno por ciento de la población rural estaba alfabetizada, lo que empezó a generar un fuerte resentimiento en el país contra los colonizadores portugueses y las revueltas sociales comenzaron.
Amílcar Cabral, el heroe de la independencia de Guinea-Bissau y Cabo Verde, fundó la Asociación de Deportes y Recreación, que en 1956 se convertiría en el Partido Africano para la Independencia de Guinea y Cabo Verde (PAIGC), que tres años despues inició una guerra de guerrillas.
Las zonas liberadas por el PAIGC proclamaron la República Democrática de Guinea, en 1973, reconocida por la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Guinea-Bissau fue la primera colonia portuguesa de África que obtuvo la independencia.
En 1980 João Bernardo Vieira, comandante de la lucha guerrillera, encabezó un golpe de Estado e interrumpió la fusión con Cabo Verde cuando ambos países planeaban una unión constitucional.
En años recientes Guinea-Bissau ha registrado importantes avances democráticos, por lo que la Unión Europea levantó en 2004 las restricciones que tenía sobre el país.
Guinea-Bissáu está dividida en ocho regiones (regiões) y un sector autónomo (sector autónomo), que coincide con la capital, Bissau, que con casi medio millón de habitantes tiene un tercio de la población del país.
Guinea-Bissau es un país muy llano en el que ningún punto del mismo sobrepasa los 200 metros de altitud.
Se encuentra atravesado por multitud de ríos y tiene unas estupendas playas en la costa atlántica.
En el litoral marítimo se encuentra el archipiélago de las islas Bijagos, un pequeño paraíso todavía sin explotar por el turismo internacional.
Guinea-Bissau se encuentra entre los veinte países más pobres de la tierra. Su economía basada en la agricultura y la pesca, fue muy afectada por la guerra civil que tuvo lugar en 1998–1999.
Se encuentra bajo un programa de ajuste estructural del FMI, con fuertes restricciones que causan problema con la población.
Una fuente de ingreso muy importante del país es la producción de nueces de cajú (anacardo), con un volumen de exportación de 90,000 toneladas anuales, que junto con el cacahuete, forman la principal fuente de ingresos del país. Además se cultiva arroz, nuez de palma, coco, maíz y sorgo para consumo local.
La población de Guinea-Bissau es étnicamente diversa, con múltiples idiomas, costumbres y diferentes estructuras sociales.
Casi el 99% de los guineanos son negros y se pueden dividir en las siguientes tres categorías: los hablantes de Fula y Mandinka, que constituyen la porción más amplia de la población y están concentrados en el norte y noreste; los Balanta y Papel, que viven en las regiones costeras del sur; y los Manjaco y Mancanha, que ocupan las áreas costeras centrales y del norte.
La mayoría del grupo restante son mestizos (mestiços) de ascendencia portuguesa y negra, incluyendo una minoría caboverdiana. Los blancos, de origen portugues, constituyen una minoría muy pequeña de los guineanos.
Muchos colonos portugueses dejaron el país después que Guinea-Bissau obtuviera la independencia, y sólo el 14% de la población habla el idioma oficial portugués, mientras que el 44% de la población habla el creole y el resto habla idiomas nativos africanos incluyendo: Badjara, Balanta-Kentohe, Basary Pulaar, Bayote, Bainoukgunyuno, Biafada, Bidyogo, Cassanga, Ejamat, Kobiana, Mancanha, Mandinka, Mandajak, Mansoanka, Nalu, Pepel y Soninke.
La música de Guinea-Bissau pertenece por lo general al género musical gumbe, de naturaleza polirítmica, pero la inestabilidad y poco desarrollo del país han hecho que el gumbe y otros géneros asociados no hayan logrado trascender las fronteras y llegar a las grandes audiencias.
Me fue imposible encontrar una tienda donde comprar CDs originales, sólo se encontraban puestos callejeros que principalmente vendían películas de Hollywood pirateadas y a lo mejor tenían unos cuantos CDs de música.
La calabash es el instrumento musical más popular en Guinea-Bissau, y se construye utilizando el fruto seco del porongo, se utiliza para crear música con complejas características rítmicas.
Las letras de las canciones son por lo general en lenguaje Capeverdean Crioulo (Kriolu), y en lenguaje criollo de raíces portuguesas.
La palabra gumbe a veces se utiliza en forma genérica, para referirse a todo tipo de música autóctona, a pesar de que en realidad se refiere a un estilo específico que es la fusión de numerosas tradiciones de música folclórica del país.
Otros géneros musicales populares son el Tina y el tinga, mientras que entre las tradiciones folclóricas más difundidas se encuentran, música ceremonial utilizada en funerales, ritos de iniciación y otros rituales, como también el brosca y kussundé Balanta, el djambadon de la etnia Mandinga y el ritmo kundere de las islas Bijagos.
La capital, Bissau, no es una ciudad muy atractiva, ya que fue muy dañada durante la guerra civil, pero conserva algunos edificios coloniales interesantes.
Uno de los edificios nuevos, sito en el corazón de la ciudad, la plaza Bahiana, es el del centro cultural francés, donde tuve la suerte de poder ver a uno de mis músicos africanos favoritos, Habib Koite, malinés, por el módico precio de 3€.
La audiencia era muy mixturada, mitad africana, con gente de Guinea-Bissau, Senegal, Guinea y Mali, y mitad europea, de la amplia comunidad que trabaja en proyectos de cooperación y desarrollo.
Uno de ellos es Francisco, un canario especializado en pesca, que está ayudando a desarrollar la industria pesquera en Guinea-Bissau, que tiene un gran potencial.
Vivía en un bungalow en casa de André, un alemán que durante la guerra civil perdió todo y había vuelto a empezar de cero, construyendo un camping, donde nosotros estábamos alojados, y varios bungalows ocupados por funcionarios extranjeros y diplomáticos, como las matrículas CD mostraban.
Otro español que vivía allí, al que no conocí, trabajaba para la Interpol y estaba especializado en narcotráfico, ya que las redes colombianas que introducen la cocaína en Europa han cambiado sus rutas y ahora utlizan el archipiélago de las Bijagos como punto de desembarco.
Las islas Bijagos eran precisamente mi siguiente destino, pero las posibilidades de encontrarme con los colombianos eran nulas, ya que el archipiélago consta de más de 80 islas, de las que menos de 20 están habitadas.
La navegación entre las islas es muy complicada, ya que hay bancos de arena a nivel de superficie, lo que supone que en medio del mar hay lugares en los que haces pie.
La salida de los ferries y barcas que conectan las islas está siempre condicionada por las mareas, y cuando vi el barco que nos llevaría a la isla de Bubaque no pude menos que acongojarme.
Me habían dicho que era un barco grande y cómodo. y me enconté un barco de pesca reconvertido a barco de pasajeros con el simple acto de poner unas tablas de madera como asientos donde antes iba el pescado, y allí iba subiendo gente con cajas, bolsas, fardos, niños, etc, que iban ocupando cada rincón del barco; incluso algunos iban sobre el tejado de la cabina del capitán.
Sentado sin poder siquiera cruzar las piernas, veía como sobrecargaban el barco sin problema, y fue salir del puerto y empezar a entrar agua por los respiraderos, con lo que las bolsas y equipaje que estaba en el suelo empezó a mojarse.
Yo veía que la gente iba tranquila, así que hice de tripas corazón y me puse a charlar con Teté y Raul, una pareja de chilena y caboverdiano que llevaban muchos años viviendo en Bissau y que tenían una casita en Bubaque.
Me contaron que el barco bueno hacía dos semanas que no funcionaba, porque el dueño, un portugués, se había cansado de esperar la subvención prometida por el gobierno por trabajar como transporte entre islas a precios bajos, y, como medida de presión, había parado el barco.
No estoy muy seguro de que funcione su estrategia. La realidad de África es que la gente está acostumbrada a que la maltraten en casi todos los servicios públicos y lo asume como algo normal.
El mar estaba bastante calmado, y a ritmo traquetreante llegamos 5 horas después a Bubaque, donde nos esperaba otro ejemplo del maltrato a que hacía mención.
En Bubaque hay un pequeño muelle con amarre para un sólo barco, y en él estaban dos patrulleras de la armada de Guinea, por lo que nuestro barco se tuvo que poner de tercero, y empezó una gimkana alucinante de subida y bajada de gente y bultos.
La última prueba, no apta para gente con vértigo, consistía en dar un paso al frente de más de un metro para agarrar la escalerilla de subida al muelle, todo ello de noche y con la gente empujando.
Yo me preguntaba cómo lo haría la gente que iba con 2 y 3 niños pequeños.
En Bubaque prácticamente no hay vehículos y las calles son de tierra. El único símbolo de progreso es que todas las tiendas venden tarjetas de recarga para móviles.
Teté nos acompañó hasta casa Dora, el lugar donde nos alojábamos, famoso sobre todo porque su dueña, Dora, una portuguesa con 20 años de vida en Guinea-Bissau, cocina como los ángeles, como enseguida pudimos comprobar, ya que tiramos las cosas en las habitaciones y nos fuimos al restaurante inmediatamente.
El potencial turístico de las Bijagos es enorme, de hecho hay varios hoteles de extranjeros, sobre todo franceses, alemanes e italianos, especializados en pesca, ya que los bancos pesqueros de la zona son abundantes, y en los días que pasé en la isla veía pequeñas barcas cargadas con enormes peces vela, peces espada y otras variedades. Estos hoteles traen a sus clientes directamente en lancha rápida desde Bissau.
La vuelta a Bissau fue si cabe más aventurera, ya que decidimos volver en cayuco, eso sí, de lujo, con techo que nos protegía del sol.
El nombre del cayuco, ajuda (ayuda en portugués) era porque, para ayudar al transporte entre islas, la ayuda internacional había regalado varias barcas de calidad, no tan coloridas como las barcas locales, pero más seguras.
En el cayuco ibamos con Dora, que regresaba a Bissau a visitar a sus hijas, y nos preocupamos mucho cuando la vimos aparecer con un chaleco salvavidas puesto y un paraguas.
Por supuesto era la única persona del cayuco con chaleco salvavidas, y el pasaje incluía 103 personas más, que me molesté en contar, e incontables sacos y capazos con frutos de palma para hacer aceite, y gallinas y cerdos.
El cayuco llevaba dos potentes motores Yamaha que consumían bidones de gasolina a toda velocidad, y yo me preguntaba si no utilizarían el cayuco para otro tipo de transporte más lucrativo.
Llegamos a Bissau en 3h30, aunque el desembarco fue el pueblo de pescadores, donde no hay muelle, sino que se salta directamente sobre una inclinada rampa por la que subes casi agarrándote con uñas y dientes, pero una vez más la gente descargaba animales, bultos y niños sin problema aparente.
El nuero de Dora, un libanés con tatuajes en árabe, nos llevó a Bissau, y comimos en su restaurante, para agradecer el favor, un delicioso pollo. Hay que reconocer que en algunos países de África (no es el caso de Guinea-Bissau), no sé que comería sino fuera por los restaurantes libaneses repartidos por todo el continente.
Haz clic para visitar las webs de Ikuska y wikipedia español con información de Guinea Bissau.
Haz clic para ver todos los álbumes de fotos del viaje 2008 por África del Oeste.
Haz clic para ver el album de fotos de Guinea-Bissau y las islas Bijagos.
!! Hasta Pronto !!
Carlos, desde Mindelo, Cabo Verde, 7 de Abril de 2008
gracias, me encantó saberlo que cuentas
y como estará la situación en general en 2019?
Interesante país pero las fotos de los niños son evitables
gracias por compartir todo ese conocimiento!
Hola. ¿qué tal? Muchas gracias por tu reportaje… me ha encantado… Yo recientemente he estado en Mozambique, otra antigua colonia portuguesa… y solo puedo hablar maravillas del país y, sobre todo, su gente… Me gustaría, en ese sentido, como es la gente en Guiné_Bissau, me refiero a su amabilidad y su trato al viajero… Me han gustado mucho tus fotos, yo soy un gran aficionado a la fottografía… me han dicho que en Guiné-Bissau puedes tener problemas a la hora de hacer fotos e, incluso, a la gente no lo gusta…
¿Tú has tenido algún problema en ese sentido? Muchas gracias.