El tren de Colombo me dejó en la estación de Galle, justo enfrente de Galle Fort, un impresionante bastión defensivo que es la razón de ser de la ciudad. Galle, a 119 km de Colombo, era conocida como Gimhathiththa antes de la llegada de los portugueses en el siglo XVI, cuando era el puerto más importante de la isla.
Galle alcanzó su momento álgido en el siglo XVII, durante el período colonial holandés, que reforzaron, más bien reconstruyeron, la ciudad fortificada original creada por los portugueses y la convirtieron casi en inexpugnable.
Su buen estado de conservación y el hecho de ser la fortaleza más grande que queda en Asia construida por los europeos la hicieron merecedora del nombramiento como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1988.
La ciudad fortificada es hoy un lugar muy turístico, con hoteles boutique en casas coloniales restauradas, y aunque mi idea original era alojarme allí, los altos precios de los alojamientos me hicieron cambiar de opinión, y me alojé en una guesthouse que llevaba funcionando poco más de un mes, el Paradise Hostel Galle.
Fue una gran decisión porque la familia que la regenta es encantadora, la cocina de Mom es extraordinaria, sus cocos king deliciosos, y los enormes desayunos, como puedes ver en la foto de abajo, de lo mejor que he probado en casi dos meses de viaje por Sri Lanka, y está a sólo dos kilómetros de Galle Fort,
El Paradise Hostel Galle está a 300 metros de la carretera Colombo-Galle, así que cada poco rato pasan buses que te dejan en dos minutos al lado de Fort por cinco céntimos de euro, y los precios del guesthouse son super económicos, una cuarta parte de los de Galle Fort.
El día que llegué había un ambiente espectacular, y a medida que me acercaba a Fort descubrí el porqué; hay un estadio de cricket justo al lado de la entrada principal a Fort y se jugaba partido ese día, así que las dos aficiones competían en banderas, bocinas, cánticos de apoyo a su equipo, etcétera, tanto dentro del estadio, como las cientos de personas que estaban subidas a las murallas del Fuerte viendo el partido gratis.
Me quedé un rato disfrutando del ambiente festivo, y luego entré en la ciudad fortificada por la puerta principal, donde te das cuenta de la magnitud del grosor y tamaño de sus muros. Estos muros fueron los que salvaron a la ciudad vieja del tsunami de 2004, pero también provocaron que la gran ola se partiera en dos para rodear la fortaleza, y arrasó la ciudad nueva por partida doble.
En este vídeo puedes ver como el agua se lleva los autobuses de la estación que está al lado del fuerte como si fueran de juguete, y a la gente desesperada tratando de escapar del caos que se forma. Miles de personas murieron en Galle y alrededores.
Galle fue un puerto importante mucho antes de que llegaran los portugueses en el siglo XVI. Persas, árabes, griegos, romanos, malayos, indios y chinos comerciaban en el puerto de Galle. En 1502, varios barcos portugueses comandados por Lourenço de Almeida, iban camino de Maldivas, desviaron el rumbo por una tormenta y llegaron a Galle.
En 1640, los portugueses cedieron el control de Galle a la Compañía de las Indias Orientales Holandesas, y en 1663 se construyó la actual fortaleza, ampliando los tres bastiones que existían, llamados Sol, Luna y Estrella.
En 1796 los británicos tomaron el control del país y mantuvieron la fortaleza sin cambios, y la utilizaron como centro administrativo de la región de Galle, hasta la independencia del país en 1948. Todavía se pueden ver hoy grabados en piedra los símbolos coloniales sobre una de las puertas de entrada a la fortaleza, la que da al puerto.
Una inscripción dice «ANNO MDCL XIX«, 1669, y se aprecia el escudo de armas holandés con el emblema del gallo. La entrada principal está en el norte de la fortaleza, dellado de tierra y está fuertemente fortificada.
Además de mi interés por los lugares Patrimonio de la Humanidad UNESCO, en Galle hay otra cosa que me gustó mucho, un precioso faro rodeado de palmeras que marca la entrada al puerto de la ciudad y avisa a los navegantes de los peligrosos farallones rocosos que hay a su entrada.
El Faro de Galle es gestionado por la autoridad de puertos de Sri Lanka, y aunque el lugar es el mismo del faro original de 1848, este fue destruido por un incendio en 1934 y en 1938 se inauguró el nuevo faro, que tiene a sus pies una de las playas más populares entre los locales.
Tuve la suerte de coincidir con un desfile o pasacalles muy curioso; supongo que era budista porque al frente iban unos monjes, pero lo cierto es que era totalmente ecléctico porque un grupo iba disfrazado en plan Halloween asustando a la gente con sus máscaras de Scream.
El Fort tiene un patrón de calles en cuadrícula rectangular, con casas bajas de una o dos plantas, y hay varias iglesias antiguas de todas las confesiones, lo que demuestra un pasado multicultural y tolerante. Incluso hay un edificio que ahora es una mezquita pero que tiene toda la pinta de haber sido iglesia católica.
Sus murallas son el lugar perfecto para ver la puesta de sol, y los tres días que pasé en Galle me acerqué por la tarde a ver como el sol se hundía en el Índico e iluminaba con su luz dorada a la antigua fortaleza, que por momentos recobraba su antiguo esplendor como bastión inexpugnable.
Un vendedor de camisetas interrumpió mi ensoñación, y un encantador de serpientes me devolvió a la actualidad de un país que aunque fue colonia durante 450 años mantiene una personalidad 100% asiática en la mayor parte de su cultura y costumbres, lo que me hizo enamorarme instantáneamente de Sri Lanka en cuanto puse un pie en el país.
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¡Hasta Pronto!
Carlos, desde Kandy, Sri Lanka, 17 de abril de 2016
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