Extremadura es una de mis regiones preferidas en España; su cultura, su historia y su naturaleza me gustan mucho, y tiene tres lugares Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO que recorrí para el proyecto Patrimonio Humanidad, el Real Monasterio de Santa María de Guadalupe, el caso antiguo de Cáceres y el conjunto arqueológico de Mérida.
Hay además varios lugares de Extremadura como candidatos a Patrimonio de la Humanidad, como Plasencia y Trujillo, y el Parque nacional de Monfragüe, que ya es ZEPA (Zona Especial de Protección de Aves) y reserva de la biosfera de la UNESCO, y sin duda merece la distinción de Patrimonio de la Humanidad.
Así que cuando me invitaron a pasar un fin de semana en el Valle de Ambroz para disfrutar de su Otoño Mágico no me lo pensé dos veces y allí me fui a finales de noviembre a realizar varias actividades: senderistas, gastronómicas, históricas y culturales, ¡que un fin de semana bien aprovechado da para mucho!.
Hervás tuvo una gran comunidad judía desde el siglo XIII hasta su expulsión en 1492, y hoy es un ejemplo de recuperación de su historia, y su barrio judío es uno de sus principales atractivos turísticos, con calles estrechas y casas con grandes voladizos y balconadas, en las que se usan materiales autóctonos como la madera de castaño, el adobe y el granito.
Se conservan nombres de la calles como Rabilero, Cofradía o Sinagoga. Con el Edicto de Expulsión por los Reyes Católicos en 1492, muchos judíos emigraron a Portugal y los que se quedaron se hicieron conversos y formaron la Cofradía católica de San Gervasio y San Protasio.
En 1969, la judería de Hervás fue declarada conjunto histórico-artístico, y en 1996, con otra localidades españolas de marcada historia y carácter hebreo, como Toledo, Girona, Ribadavia o el mismo Hervás, se impulsó la creación de la Red de Juderías de España, que hoy engloba a 24 localidades repartidas por casi toda la geografía española.
Llegamos el viernes de noche a Hervás, donde nos íbamos a alojar, lugar que recordaba con mucho cariño porque allí hice mi primer blogtrip con Minube hace la friolera de cuatro años, también en otoño.
La primera sorpresa agradable fueron nuestros aposentos, nombre más apropiado que el de habitación, en el Jardín del Convento, una casa rural con gran encanto situada en una de las plaza más tranquilas del casco antiguo de Hervás, cercana al antiguo Convento de los Trinitarios Descalzos.
Es una casona solariega del s.XIX, muy bien restaurada, en la que se ha mantenido el diseño original del edificio y la habitaciones de techos altos con vigas de castaño y suelos de madera. El mobiliario es el original, y hasta las cerraduras de las puertas son de las de llave de hierro forjado.
Tienen un huerto ecológico del que se nutren para el estupendo desayuno que ofrecen, y un espectacular jardín con grandes vistas sobre el bosque y la montaña, que invita a sentarse con un buen libro a disfrutar del sosiego de las tardes.
Sus setos de boj centenarios enmarcan el trazado geométrico de los senderos, y hay una cabaña de piedra que funciona como apartamento familiar de hasta 4 personas en 42 m2, con estufa/chimenea de leña y jardín privado.
El alojamiento es atendido por una familia muy amable y atenta, aunque esto no sorprende ya que cuando nos fuimos concluimos que en un lugar así sólo se puede ser muy felíz. El desayuno te lo recitan como si fuera un poema, y de hecho lo es, un poema de la tierra con mermeladas caseras, aceite extremeño, pan de hogaza, polen, ibéricos y frutas de la huerta.
Dejamos el equipaje y nos fuimos al Restaurante El Almirez, que ya había conocido en mi primera visita y tenía un recuerdo imborrable del postre: texturas de chocolate negro.
El Almírez es un restaurante especializado en productos de la región extremeña con un toque de autor, en el que destacan las setas y boletus, que aparecen en la carta en muchas formas, como carpaccio, crepes, y postres sublimes como las ya mencionadas texturas de chocolate negro, la tarta de castañas sobre coulis de higos chumbos, y las croquetitas de chocolate líquidas al aroma de naranja.
El dueño, que también recordaba la visita con Minube, nos tenía preparado un menú degustación absolutamente delicioso, con carpaccio de boletus y foie, una ensalada mesclun con frutas, foie y vinagreta de frambuesas de La Vera, bacalao confitado a baja temperatura con setas de temporada, y solomillo de ternera con foie y reducción de Oporto, y de postre por supuesto texturas de chocolate negro, todo regado con un Huno crianza 2008 de Pago Los Balancines, una de las bodegas más prestigiosas de Ribera del Guadiana.
Después de un paseo nocturno por la judería, con nuestros pasos resonando igual que hace cientos de años por sus estrechas calles, y un sueño reparador en el absoluto silencio de nuestra habitación que nos dejó como nuevos, nos fuimos a una caminata en grupo al Puente de Balozano en Hervás.
El río Balozano lleva el agua que recoge de las cumbres más altas de la Sierra de Bejar y por ello es uno de los más caudalosos del Ambroz. La ruta es circular, sales de Hervás y recorres los valles de alrededor, con algunas subidas pronunciadas, para regresar por la zona del puente del ferrocarril, que tiene unas espectaculares vistas del pueblo.
El puente tiene casi 120 años de historia, desde que fue bendecido el 1 de agosto de 1894 para culminar el tramo ferroviario Hervás-Béjar, que cerró en 1985, y desde entonces el puente ha ido deteriorándose y hay que cruzarlo con cuidado porque hay tablas sueltas y la caída es muy alta.
En 2011 hubo un incidente cuando técnicos de Renfe se presentaron con la intención de desmantelar la estructura del puente de Hierro, y los vecinos se lanzaron a manifestar su desacuerdo y consiguieron pararlo a pesar de la presencia de más de veinte guardias de seguridad.
En la antigua estación de tren de Hervás funciona ahora el Centro de Interpretación del Ferrocarril, con instalaciones interactivas que permiten realizar un viaje virtual por lugares y estaciones señaladas de la línea.
Las instalaciones muestran diferentes fotografías de la historia del tren a su paso por la región extremeña, demostrando algunas de las dificultades que surgieron para la construcción de las infraestructuras, de gran importancia en aquella época.
El ferrocarril fue un importante motor económico de la región, ya que por sus vías se transportaban las castañas, cerezas y otras frutas, y muebles, una de las principales industrias de Hervás, y barricas de vino.
El museo se engloba dentro del proyecto Alba-Plata, que incluye un albergue para peregrinos de la ruta del Plata ubicado en las antiguas instalaciones del muelle de mercancías de la estación.
La ruta se alargó en tiempo, y como siempre me entretengo con las fotos, no llegamos a comer hasta casi las cuatro de la tarde, ya con un hambre canina, al Restaurante A fuego lento, donde a pesar de la hora nos recibieron con una sonrisa y sin agobios.
Llevan abiertos poco más de dos años pero ya se ha consolidado como una de las mejores opciones en Hervás, a lo que ayuda la decoración, muy original, y el entorno, con un amplio patio que en temporada debe ser una gozada para comer o tomarse algo, y una cocina dirigida por gente joven y entusiasta de la mano de sus dueños, Pelayo y su esposa.
Tienen horno de leña y su especialidad es el cochinillo, pero nosotros nos decantamos por algo más suave, una ensalada con queso de cabra, boletus, dorada a la brasa y tacos de solomillo con pimientos de Padrón, y de postre, cómo no, de nuevo chocolate, esta vez fundido y crujiente con helado. Nos levantamos de la mesa más allá de las cinco y todavía seguían sirviendo platos con una sonrisa en la cara.
El menú del día de 20 tiene un gran relación calidad-precio, con opciones como migas y cuchifrito, plato de jamón ibérico y setas del monte, y postre casero de tarta de queso.
Dentro del programa de actividades del Otoño Mágico la noche del sábado pudimos disfrutar en el Cine Juventud de Hervás de un concierto íntimo de Jarabe de Palo, en el que Pau Donés, acompañado al piano por Jaime de Burgos, repasó los temas más romántico de la banda.
Con una gran complicidad del público y una puesta escena muy sobria en la que destacaba una pantalla vertical con proyecciones, Pau fue desgranando temas como Te miro y tiemblo, La flaca, Me gusta como eres, Agua, Déjame vivir, El lado oscuro o Palabras que se esconden, y hasta nos leyó una carta de amor que escribió a una novia extremeña que tuvo. Simpático y cercano, se metió al público en el bolsillo, y yo, que no soy gran fan de su música, disfruté mucho del concierto.
La pantalla vertical sirvió también para que el cantante de M-Clan Carlos Tarque nos recitara en vídeo algunos de sus poemas de su faceta como escritor, cortos y directos al corazón.
El domingo tocaba hacer una ruta bastante más larga, de unos 22 km, que comenzaba en el pueblo más alto de la comarca, La Garganta, para desde allí hacer un prolongado descenso hacia Hervás por bosques de castaños y praderas jalonadas por caminos de herradura.
La entrada a Hervás se hizo por el puente de la Fuente Chiquita, donde era el primer punto de control de la caminata, a la que se habían apuntado más de mil personas, pero cuando yo me incorporé el grupo estaba totalmente fragmentado por los distintos ritmos de marcha, y yo lo hice prácticamente sólo para poder centrarme en fotografiar los hermosos paisajes por los que transcurría el paseo.
El segundo tramo nos llevó hasta la localidad de Gargantilla, atravesando el Puente del Monte, y, en la que fue para mi la parte más bonita de la marcha, cruzamos el llamado Castañar Gallego, llamado así porque su antigua propietaria, gallega, lo cedió al ayuntamiento, y el Castañar del Duque, para finalmente llegar a la parte alta de Gargantilla.
De Gargantilla a Segura de Toro, el último tramo, fue un paseo muy agradable por huertos de cerezos y ciruelos, y por una paisaje de dehesa en el que abundaban las ovejas y las vacas paciendo tranquilamente, para terminar en Segura de Toro con los restos de su castillo templario.
El fin de fiesta era una degustación de churros y chocolate en la plaza de Segura de Toro, pero como terminé la caminata con dos horas de antelación y todavía tenía que hacer el camino de vuelta a Madrid, emprendí camino de regreso a Hervás con la mirada llena de colores otoñales y la mente de historias de la judería de Hervás, y experiencias gastronómícas de primera.
Si quieres ver los álbumes completos del fin de semana en el Vallez de Ambroz, haz clic aquí.
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¡Hasta Pronto!
Carlos, desde Madrid 18 de diciembre de 2013
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