Comer, beber, amar, bailar y relajarse en Puerto Rico
He observado en mis viajes que cuanto más cálido y menos desarrollado económicamente es un país, más intensa es la «fiesta de los sentidos», como yo la llamo, que supone cubrir las necesidades básicas del ser humano. En aquellos sitios donde la gente no tiene que preocuparse por ir de compras, cambiar de coche, abrigarse del frío, buscar alimento y medrar en el trabajo buscando un ascenso, se concentran más en perfeccionar la satisfacción de lo primario.
En pocos sitios he disfrutado tanto de la cocina como en Zanzibar, donde un pescado recién capturado, preparado con curry y leche de coco, alcanza el rango de lo sublime; lo mismo se puede decir de algunas aldeas remotas del norte de Tailandia, donde a una gastronomía exquisita se suma un dominio de las técnicas de masaje que te elevan directamente al nirvana de los budistas (para aquellos que están esbozando una sonrisa, estoy pensando concretamente en un masaje de 2 horas en los pies que me hicieron después de caminar una semana por el triángulo de oro). El kamasutra es un ejemplo de hasta dónde se desarrollaron las técnicas amatorias en India.
Sobre el Caribe qué se puede decir; se ha convertido en el primer destino turístico internacional para los españoles, y no es principalmente por las playas y el sol. Puerto Rico es un claro ejemplo de que, a pesar de un estilo de vida más americanizado, el ritmo caribeño marca el impulso vital de los boricuas. Quien piense que 100 años de dominio USA han convertido a PR en un estado de la Unión, está muy equivocado. La música, la gastronomía y demás placeres mundanos son 100% caribeños.
De la comida destacaría la enorme variedad de pescados y mariscos, que preparan de infinitas maneras y con gran variedad de acompañamientos, como los tostones y los amarillos, rodajas de plátano frito machacado saladas o dulces, el mofongo, plátano machacado con ajo, y hechos con adobos, sofritos o salsa criolla deliciosos. Algunos moluscos y mariscos desconocidos para mí, a pesar de ser gallego y buen conocedor de los mismos, me han encantado, como el carrucho, molusco univalvo que se encuentra pegado a las rocas, y que en vaso, con mofongo, o al pilón (cuenco de madera en forma de copa), está delicioso.
De las bebidas, aquellos que me leéis habitualmente, sabéis que me he aficionado rápidamente al Ron Don Q limón, y a la cerveza Medalla, ligera y refrescante como un baño en el Caribe. Otro ron boricua más fuerte es el Cañita, y los combinados de frutas tropicales, como la piña Colada, que precisamente se inventó aquí en el Hotel Caribe Hilton, son insuperables. En Navidades se toman un combinados dulces que se llaman coquitos, hechos de ron y leches de coco y condensada. Sobre el café, después de haber probado in situ en las Blue Mountains de Jamaica el mejor café del mundo, decir que en PR hay 2 variedades extraordinarias, que son el Alto Grande, y el Yaucono.
Con respecto a la música de PR, juzgarla por lo que se conoce de Ricky Martin o Chayanne es como juzgar la música española por Julio Iglesias y su hijo Enriquito. Estos artistas, independientemente de su calidad, han tenido que vender su alma al diablo (léase compañía discográfica multinacional) cual Damian, con contratos leoninos, para poder convertirse en productos de consumo a nivel mundial. PR es la cuna de la Salsa, aunque nació en Nueva York con los latinos que allí viven, así como República Dominicana es la cuna del merengue, y Cuba de otros tantos ritmos como el Son, el Montuno, la Rumba, el Chachacha, Mambo, etcétera. Los ritmos boricuas son muy variados, e incluyen la Plena, la Bomba (nada que ver con la infausta canción del verano en España en el 2000), la música jíbara, y las múltiples variedades de Salsa. Pienso dedicar un diario exclusivo al tema musical porque realmente vale la pena.
Sobre relajarse, los boricuas han desarrollado un estilo propio, ya que aunque llegues a una oficina y todo parezca que funciona a ritmo normal, como a mí me pasó cuando fuí al Servicio Técnico Sony para reparar la cámara digital, te das cuenta de que el tiempo es elástico, porque para atender a 3 personas necesitaron 1 hora. Hay un dicho aquí que dice «Calma piojo, que el peine ya llega» que lo expresa claramente.
De las mujeres boricuas, como Vagamundos es para todos los públicos, y no pienso crear una sección X para adultos, sólo deciros que están al nivel de los otros «placeres de los sentidos» que estoy disfrutado en este maravilloso país, y que han puesto el listón muy alto para las siguientes etapas.
En el próximo diario finalmente os hablaré del paraíso dentro del paraíso.
¡¡¡Hasta Pronto!!!!
vagamundos
Desde San Juan, 12/01/2001
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